Autoridades gubernamentales y organizadores de la Copa Mundial de Fútbol 2022 mantuvieron hoy absoluta reserva sobre nuevas acusaciones de corrupción por el supuesto pago de cinco millones de dólares para conseguir la adjudicación de la sede.
Medios noticiosos comentaron reportes atribuidos al diario británico Sunday Times, según los cuales, Mohammed Bin Hammam pagó un total de cinco millones de dólares a funcionarios de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) cuando era ejecutivo de Catar ante esa entidad.
Sin embargo, ninguna publicación oficial o funcionario de la Federación de Fútbol catarí han respondido a tales alegaciones, de las cuales se han hecho eco también círculos deportivos en otros países del golfo Pérsico.
La acusación, que retomó fuerza después de un escándalo por el mismo tema desatado hace más de dos años, sostiene que Bin Hammam pagó hasta 200 mil dólares en cuentas controladas por los presidentes de asociaciones de fútbol africanas, y asegura tener «millones de documentos» probatorios.
Asimismo, otros documentos muestran al ya exfuncionario catarí, quien también fue presidente de la Confederación Asiática de esa disciplina, pagando en efectivo para lograr respaldo a la candidatura de este emirato árabe para organizar el campeonato mundial de 2022.
Bin Hammam, quien en dos ocasiones fue suspendido como directivo del fútbol de por vida, también erogó 1,6 millones de dólares al exvicepresidente de la FIFA Jack Warner y otros 446 mil 959 dólares para cubrir gastos legales del miembro de ese ente en Oceanía Reynald Temarii.
Mientras prevalece un estricto silencio en Doha, fuentes diplomáticas recordaron que las últimas alegaciones de corrupción se difunden después de polémicas declaraciones del presidente de la FIFA, Josep Blatter, y de que otro diario británico abordara evidencias de extorsión por Catar.
Blatter admitió el mes pasado que su entidad «cometió un error» al conceder a Catar la sede de la copa de fútbol en el verano de 2022, pero minimizó el hecho acotando que «uno comete muchos errores en la vida».
Explicó que el informe técnico elaborado en este país dijo claramente que la temperatura era «demasiado caliente, pero el comité ejecutivo -por amplia mayoría- decidió jugar (la Copa) en Catar».
A su vez, el también británico Daily Telegraph publicó un reporte en el cual aseveró que Bin Hammam había desembolsado la suma antes referida a Warner a través de una de sus compañías.
Junto con el asunto monetario, Catar enfrenta una serie de críticas de parte de grupos de derechos humanos y entidades defensoras de los migrantes que deploran el trato dado al personal foráneo directamente ligado a la construcción de instalaciones deportivas para el torneo de 2022.
El Gobierno anunció recientemente que eliminaría el controversial sistema de padrinazgo en la contratación de trabajadores extranjeros, básicamente asiáticos, quienes hasta ahora quedan a merced del consentimiento del patrón para poder abandonar el país o cambiar de puesto de labor.
Doha, 1 junio 2014
Crónica Digital / PL