Efectivos del Ejército iraquí, apoyados por la aviación y tribus armadas, intensificaron hoy los ataques contra milicianos del Estado Islámico (EI) en Tikrit, aunque sin conseguir recuperar la ciudad controlada por extremistas sunnitas desde junio.
Un vocero del Ejército señaló que las fuerzas armadas avanzaron desde el sur hacia el interior de la capital de la norteña provincia de Salaheddih, pero tuvieron que frenar sus operaciones en el sector oeste por la presencia de minas antipersonales, bombas y francotiradores colocados por el EI.
Los fundamentalistas respondieron con artillería pesada a la contraofensiva militar dirigida a retomar la ciudad natal del expresidente Saddam Hussein, que junto con Mosul, capital de Nínive y segunda urbe del país, son dos territorios importantes arrebatados al Gobierno central.
Oficiales de las tropas regulares subrayaron que las operaciones buscan arriar las banderas negras con las que se identifican los «takfiristas» (terroristas islámicos sunnitas) y para ello coordinan con militares kurdos Peshmerga, así como con la aviación nacional y estadounidense.
Aviones de Estados Unidos -drontes y tripuladoss- bombardean desde la semana pasada zonas aledañas a Sinjar y Erbil para proteger a sus efectivos emplazados allí, por primera vez desde la retirada formal de las tropas de ocupación en diciembre de 2011.
Entretanto, fuerzas de seguridad y miembros del clan Jabour en el distrito de Duluiyah, al norte de Bagdad, repelieron esta madrugada un ataque de extremistas del DAESH, acrónimo árabe del EI, a los que provocaron seis bajas letales y les destruyeron vehículos artillados.
Igualmente, el Comando de Operaciones de Bagdad anunció la muerte de un número elevado pero impreciso de terroristas como consecuencia de ataques de helicópteros del Ejército a cinco instalaciones en distintas zonas de la capital, donde también desactivaron un carro bomba y otros tres explosivos.
Dicha acción permitió, además, destruir una camioneta equipada con ametralladora automática, así como quemar siete vehículos que transportaban insurgentes por el sur bagdadí, detalló la fuente castrense.
La espiral de violencia en Iraq agravada por la ofensiva del DAESH prevalece en medio de un clima político todavía frágil debido a las complejas negociaciones del primer ministro designado, Haider Al-Abadi, para cumplir la encomienda de formar un gobierno de unidad nacional.
En ese sentido, una delegación del movimiento chiita Sadrista, afín al clérigo radical Muqtada Al-Sadr, discutió con el presidente del Consejo de Representantes (parlamento), el sunnita Salim Al-Jubouri, una propuesta sobre el programa del próximo gabinete.
La sugerencia de Al-Sadr, bautizada como «Programa de Gobierno», llama a «trabajar por la unidad de los iraquíes en base al amor a Iraq y a cicatrizar heridas (del pasado) para enfrentar el peligro del terrorismo y la corrupción», según informaron la agencia NINA y el canal Al-Iraqiya TV.
Bagdad, 19 de agosto 2014
Crónica Digital / PL