¿Surges tú del abismo negro o desciendes de los astros?
¿Qué importa si, tornas —hada con ojos de terciopelo,
Ritmo, perfume, fulgor ¡oh, mi única reina!—
El universo menos horrible y los instantes menos pesados?
Charles Baudelaire
¿De que mundos y estrellas vienes
qué traes resplandor y luminosidades,
qué vas iluminándolo todo a tu paso?
Llegas trayendo en ti la luz y las palabras,
vas creando mundo en todos los espacios
y dejando tus huellas por todos los caminos
en que van tus andares
el tiempo va corriendo en pos de tus pasos,
los siglos van siguiendo tus huellas
los años van cayendo uno a uno de tus días
Caminas y caminas y a veces tu andar
te lleva a espacios oscuro, y sombras
tormentosas ocultan la luz de tus días,
te aíslas y te encierras en ti misma
te apartas del mundo y quedas suspendida
en una delgada cuerda, balanceándote
al borde del abismo
Pero la luz y las palabras que son tu esencia
resurgen desde todos tus mundos, de tus lunas
y estrellas llega luz a tu alma y desde tu pecho
vuelan las palabras
Ahí estás, contemplándote en los espejos
de el tiempo y de la vida
tu alma refleja tu esencia de mujer,
eres de luz y de sombra, y yo,
al igual que el tiempo sigo tus pasos,
voy hacia ti, a tus ojos tristes a tu melancolía,
a tu soledades habitando debajo de tu almohada.
Entonces, bajo ese aire de veleta en barlovento
bajo esa semblante de playa abandonada
descubro que también eres la luz iluminando y
pintando de colores el rostro gris de los días tristes.
Ahí estás, lo sé, te percibo con todos los sentidos,
eres la musa insomne, eres presencia y ausencia
Eres la luz en los jardines del Edén
Eres la sombra bajo el árbol del manzano
Por Norton Robledo
Santiago de Chile, 5 de octubre 2014
Crónica Digital