En su paso por nuestro territorio, Albert Camus, describió a Chile como un país con un carácter inestable e impreciso, uno donde se hace «política al día» producto de nuestros constantes temblores y terremotos, lo que hacía al chileno un «eterno improvisador». Esta forma de describirnos no es más que una poética lirica para decirnos que: Ustedes son un país bananero. Idea que nuestras elites siempre han querido eliminar, buscándonos posicionarnos como los ‘ingleses de sudamérica‘, y que como bien relata Tomás Moulian en «Chile actual: anatomía de un mito» alcanzó su mayor expresión en la Expo-Sevilla 92′ cuando expusimos un trozo de hielo como símbolo del Nuevo Chile (el postdictatorial) y quería mostrar un Chile frío, blanco, y técnicamente superior a nuestros vecinos ‘calientes’, ‘mulatos’ y ‘populistas’ de los países bananeros.
Sin embargo el «temblor de tierra» (forma que Camus se refería a las protestas en Chile) nuevamente revelan nuestra identidad. La protesta estudiantil en pleno diciembre, nos revela nuestro lado más bananero, el de la improvisación de las políticas sociales. Por un lado tenemos una oposición que no logra encontrar el ‘relato’ a su defensa al lucro en la educación, y a veces aboga por la no discriminación a instituciones privadas (recurso comunicacional que hoy levanta <<¿Porqué a unas instituciones sí y otras no?>>) y otras veces por el fortalecimiento de la educación pública (discurso sacado en la primera etapa de la reforma <<primero mejoren la educación municipal y luego métanse con el mundo del emprendimiento privado>>). Y por otro lado un gobierno que no sabe lo que hace y muestra señales de improvisación para poder avanzar en sus reformas, !aún no existe claridad respecto a sus principales reformas!, como lo que pasa con la nueva constitución; ya estamos a finales de año y el «proceso» iniciado en septiembre ha tenido cero impacto real; la reforma laboral ha sido aplazada y re-estructurada según las «nuevas condiciones económicas» y por supuesto la reforma educacional (razón de la protesta de los estudiantes en diciembre a días de navidad y los resultados de la PSU) los y las estudiantes no saben qué instituciones tendrán gratuidad, ni de qué forma.
Nuestra clase dirigente no sabe cómo avanzar, solo espera que se acabe el año y de pasada su gobierno, y mientras tanto improvisaciones serán sus caminos de accionar. Quizás algo de esto tiene que ver con el sentido de crisis que hoy atraviesa el país, y que ya entre 1929 y 1932 Antonio Gramsci intentó explicar (claro está, eran otros tiempos y otros contextos) «lo viejo no muere, ni lo nuevo puede nacer, y en ese interregno nacen los más diversos moustros». Pero no nos confundamos. Aquello nuevo que pueda estar surgiendo no provendrá más que de las fuerzas sociales, movilizaciones y grupos organizados que puedan disputar el sentido común y los procesos de transformaciones que se requieren, ya que la otrora Concertación seguirá haciendo política bajo la lógica del transformismo y la improvisación, que lo único que hace es favorecer la prolongación de un modelo de mercado.
Chile país extraño, con calor en invierno, lluvias en primavera y marchas en Diciembre.
Por Cristián Cepeda, Silvio Reyes. Sociólogos
Santiago de Chile, 23 de diciembre 2015
Crónica Digital