Bajo la mística de la poesía, en semipenumbras y con la magia de los efectos especiales, Chile revivió intensas emociones con las figuras de Pablo Neruda y Salvador Allende en el umbral del Palacio de La Moneda.
La frase que adornó el hermoso espectáculo ante una abarrotada Plaza de la Constitución cobró un sentido bastante especial: quizás es que nunca me he ido, con la reaparición también de alegorías a Víctor Jara.
Allende con su banda presidencial, recordando sin palabras los discursos y acciones que lo hicieron tan popular hasta su muerte con el sangriento golpe de estado de Augusto Pinochet, autor intelectual del asesinato de Víctor Jara.
Asimismo, muy posiblemente del propio Pablo Neruda. De tal forma, el evento cultural se fundió en un pasaje político en el cual las ovaciones no se hicieron esperar para el saludo simbólico a Allende, junto con frases y poemas del vate.
«Neruda viene volando», el nombre de las dos jornadas que trajeron de vuelta al Premio Nobel de Literatura a Santiago, llegó con vibrante música y con el arribo de una figura gigante de 22 metros de largo y cuatro metros de altura.
La idea original del proyecto es del diseñador gráfico y gestor cultural Jorge Soto Veragua, inspirado en un dibujo y el sueño de preguntarse el impacto que tendría en los chilenos el recorrido de Neruda por las calles.
Realidad que superó la imaginería de bailarines, actores y voluntarios combinada con la memoria de un país todavía herido por las atrocidades de la dictadura, aún 42 años después de la asonada golpista.
El bombardeo de La Moneda y el recuerdo otra vez del barco Winnipeg a Valparaíso en 1939, que transportó a Chile a más de dos mil refugiados españoles a raíz de la Guerra Civil en el país europeo, con el concurso de Neruda.
Las comunas de Recoleta, Independencia y Santiago Centro fueron los escenario principales del trayecto del autor de Veinte Poemas de Amor y una Canción Desesperada, acompañado por una paloma gigante, un mascarón de proa, libros, caracolas y mariposas.
Por Fuasto Tirana
Santiago de Chile, 28 de diciembre 2015
Crónica Digital / PL