ASAMBLEA NACIONAL DE PERIODISTAS DE IZQUIERDA

DOCUMENTOS
Suplemento de la edición Nº 129 de PUNTO FINAL
Martes 27 de abril de 1971
Santiago – Chile

LOS días 9, 10 y 11 de abril se realizó en Santiago la Primera Asamblea Nacional de Periodistas de Izquierda. Participaron en este evento —que fue inaugurado por el Presidente Salvador Allende— periodistas de todos los sectores ideológicos que actúan en el seno de la izquierda. Estuvieron representados los partidos Comunista, Socialista, MIR, Radical, MAPU y los independientes de izquierda, que en el campo del periodismo son numerosos.

En las páginas siguientes insertamos algunos documentos de esa Primera Asamblea, incluyendo su declaración final, debido a la importancia que revistió esa reunión, reflejada en el violento ataque que suscitó de parte de la prensa reaccionaria encabezada por «El Mercurio».

Hay numerosos otros documentos —como resoluciones de las comisiones, proposiciones de delegados y una tesis del MIR sobre medios de comunicación de masas— que por su extensión no nos ha sido posible incluir en esta edición.

La declaración final de la Asamblea va en las páginas 9, 10 y 11 del cuerpo interior de la revista.

La Primera Asamblea culminó con la designación de una Comisión Nacional Relacionadora de Periodistas de Izquierda integrada, también, en forma unitaria. Está formada en la siguiente forma: Eduardo Labarca, presidente; Manuel Cabieses Donoso, vicepresidente; Luis Muñoz Orellana, secretario general; Enrique Gutiérrez, secretario de organización; Santiago del Campo, finanzas; Jorge Cabello, sindical; José Carrasco Tapia, capacitación; Dragomir Yankovic, Operación Verdad; Gladys Díaz, trabajos voluntarios; Roberto Alvarez Miravalles, propaganda, y Cora Cid, asuntos administrativos.

LA INAUGURACIÓN

La Primera Asamblea Nacional de Periodistas de Izquierda se inauguró el 9 de abril en la Sala de la Reforma de la Facultad de Ciencias y Artes Musicales de la Universidad de Chile. En primer lugar habló el presidente de la Comisión Organizadora, Manuel Cabieses Donoso, quien dijo:

COMPAÑERO Presidente de la República, compañeros y compañeras:

Al inaugurar esta Primera Asamblea Nacional de Periodistas de Izquierda, nos parece conveniente destacar, en primer lugar, un hecho que a nuestro juicio es de la mayor importancia. Se trata del signo de la unidad que ha caracterizado tanto el origen de esta asamblea como todas sus fases de organización y que estamos empeñados en que se mantenga en todo el curso del debate. En efecto, la idea de organizar esta Primera Asamblea Nacional surgió al calor de una experiencia concreta de unidad. Hace poco tiempo, los periodistas de izquierda de las provincias comprendidas entre Santiago y Maule, tuvimos que enfrentar el problema de una elección complementaria en el Colegio de Periodistas. Las distintas corrientes ideológicas de izquierda, unidas todas en la defensa y respaldo al Gobierno de la Unidad Popular, comprendimos que dar esa pelea gremial desunidos nos llevaría a la derrota frente a sectores de derecha. Tomamos pues, el ejemplo de unidad en el combate social que a diario nos entrega la clase trabajadora, y sumamos nuestras fuerzas. Designamos como nuestra candidata a la compañera Eliana Cea, que pertenece al Comité de la Unidad Popular que trabaja y que lucha en las entrañas del monstruo, en la empresa «El Mercurio», cabeza visible del dominio de la oligarquía y del imperialismo en los medios de comunicación de masas de nuestro país. Naturalmente, ganamos. Una vez más quedó demostrado que la izquierda unida, decidida a golpear en puntos precisos, en los que más duelen a la derecha, dejando a un lado transitoriamente las diferencias ideológicas y tácticas que nos separan, es capaz de triunfar sobre sus enemigos fundamentales. Fue, pues, una experiencia a nivel gremial, importante para nosotros, porque no ocurría desde hace muchos años, el fenómeno político que viene dándose a escala nacional desde septiembre del año pasado. Junto con esa victoria en lo gremial, los periodistas de izquierda decidieron proyectar todavía más su decisión combativa, y así surgió esta iniciativa que hoy se materializa en la Primera Asamblea Nacional de Periodistas. Muchos compañeros venían observando —con razón— diversas debilidades en nuestro trabajo que a veces aparece vacilante, carente de coherencia y de vigor, ante la ofensiva ideológica permanente, agresiva y bien planificada que contra el gobierno de la Unidad Popular libran los reaccionarios, dentro y fuera de Chile.

Por cierto no es un fenómeno nuevo que la burguesía y el imperialismo asuman en el plano ideológico, en la utilización de los medios de comunicación de masas, las posiciones insolentes e insidiosas que venimos observando en la prensa reaccionaria local y en la prensa internacional controlada por el imperialismo.

Esa agresividad reaccionaria tendrá que ir creciendo a medida que el gobierno que encabeza el compañero Salvador Allende vaya avanzando más en el camino de la construcción del socialismo. Mientras más duro se golpee a la burguesía y al imperialismo en sus intereses económicos, mientras más acorralados se sientan los reaccionarios en lo político, más feroz y encarnizada se hará la lucha ideológica.

Se trata, en definitiva, de la lucha de clases que ha desatado la acción de contenido y potencial revolucionario del gobierno de la Unidad Popular, y que se proyecta en el terreno ideológico con toda la violencia de una pelea a muerte. Los periodistas que quieren servir esa causa revolucionaria saben, desde luego, que no son ellos o sus palabras o sus ideas, las que van a transformar la sociedad. Esa misión corresponde a los hombres organizados en clases y cuya lucha constituye el motor de la historia. Es por eso que los periodistas de izquierda de Chile sabemos que nuestra misión fundamental es sumarnos a la voz de aquellos que no tienen expresión en los medios de comunicación, prensa, radio, televisión, cine, etc. Para cumplir ese papel en forma eficaz no hay otro camino que ligarse estrechamente a los intereses y a la lucha del pueblo que hoy marcha firme, sereno, pero decidido, hacia el socialismo.

Nuestra Primera Asamblea Nacional, organizada con todos los problemas y limitaciones de una primera experiencia de esta índole, tendrá seguramente que internarse profundamente en un análisis de estas cuestiones que hoy preocupan a nuestros compañeros de todo el país.

Estamos dispuestos a enfrentarnos a todos los mitos y a los falsos valores con los cuales la burguesía y el imperialismo han estructurado su dominio ideológico en este país. Uno de estos mitos, el más corriente en nuestras actividades, es el mito de la objetividad. Los grandes industriales de la noticia, los que manejan la información como un producto más en la cadena de sus grandes negocios, han conseguido en gran parte crear un tipo de periodistas a la medida de sus intereses capitalistas. Se ha convencido a muchos de nuestros colegas que deben limitarse a describir los hechos, sin tomar partido por ninguno de los bandos que están detrás de cada información, de cada hecho noticioso, de cada comentario político o literario. Se ha pretendido amputar en el periodista su derecho y su deber de pronunciarse en la pugna histórica que se libra entre el proletariado y la burguesía. Se ha querido convertir al periodista en un espejo que refleja pero que no se pronuncia. Esta objetividad que ha engendrado un periodista que elude reconocer su estado de alienación a los intereses de la burguesía, es la que aprovechan los industriales de la información para amasar grandes fortunas.

La objetividad que requieren esas grandes empresas monopolizadoras de la noticia es aquella que permite a cierta prensa registrar a grandes caracteres el aumento de la cesantía, pero sin explicar al lector las causas de ese fenómeno que es un típico producto del sistema capitalista. La objetividad que se nos predica es la que sirve para informar sobre el número de tomas de fundos, pero no para buscar comprender las causas por las cuales luchan los compañeros campesinos. Y mientras se pide objetividad a los periodistas, intentando convertirlos en profesionales asépticos, inmunes a las ideas que surgen de la lucha de clases, los grandes empresarios de la noticia se reservan el derecho de dirigir sus diarios y radios a su amaño, interpretando tendenciosamente todo acontecimiento y ligándolo en forma inteligente a la defensa de sus intereses de clase minoritaria. Hablan de libertad de prensa pero es de su libertad de empresa a la que en realidad se están refiriendo, a su derecho hasta aquí casi exclusivo a contar con los medios económicos que permiten comprar imprentas y plantas de radios, o pagar avisos o contratar programas, mientras el poder real de expresión de los grandes grupos sociales ha quedado sujeto por años y años al yugo del capital.

Ya la prensa derechista nos ha lanzado sus primeros ataques sólo por atrevernos a organizar esta Primera Asamblea. Y cuando «El Mercurio» y sus acólitos publicitarios nos atacan es claro que nos temen. Nos temen en cuanto comprenden que esta Asamblea que hoy iniciamos puede significar un vigoroso impulso para que muchos trabajadores de la prensa, la radio y televisión, incluso aquellos que hoy no están con nosotros, se incorporen a la construcción del socialismo. Temen que los periodistas, de entes amorfos, de «profesionales» a secas, en el sentido liberal del término, pasen a las filas de la clase trabajadora para librar la batalla contra el inmenso lastre que significa la ideología burguesa dominante, en un proceso liberador como el que dirige adelante el Gobierno del compañero Allende. Esos monopolios de la información, a través de los cuales se forman la conciencia, la concepción del mundo y los hábitos y costumbres de nuestro pueblo, temen que los periodistas, junto con el resto de los trabajadores de los medios de comunicación de masas, pasen a ocupar organizadamente el puesto que tienen reservado en el seno de la clase trabajadora. Les espanta que los periodistas volvamos la mirada hacia los ejemplos que hoy pueden servirnos de guía y estímulo, a un Camilo Henríquez ayudando desde su trinchera periodística a despuntar la aurora de la independencia política de Chile, a un maestro de periodistas revolucionarios como Luis Emilio Recabarren, sembrando el país de diarios obreros y a través de ellos la conciencia anti-oligárquica y antimperialista que ha animado las luchas de nuestros heroicos trabajadores y de sus partidos y movimientos revolucionarios; a un camarada periodista como Elmo Catalán, llevando hasta el más alto escalón su consecuencia revolucionaria, entregando su vida generosa a la revolución latinoamericana que plantearon a nuestra generación hombres héroes como el Che Guevara.

Compañeros periodistas, compañero Presidente Allende, al inaugurar esta Primera Asamblea Nacional de Periodistas de Izquierda, enviamos un saludo fraternal a nombre de la comisión organizadora y, estamos seguros, de todos los delegados, a nuestra clase trabajadora, a los obreros y campesinos chilenos con quienes queremos compartir sin privilegio ni consideraciones especiales la lucha por la construcción del socialismo.

Gracias.

DISCURSO DEL SECRETARIO DE LA COMISIÓN ORGANIZADORA

A continuación habló el secretario de la Comisión Organizadora, Felidor Contreras Muñoz, periodista del diario «El Siglo». Dijo:

Compañero Presidente de la República, compañeros dirigentes de los partidos de la U. P., compañeros ministros, compañeros parlamentarios, compañeros, compañeras, delegados e invitados:

Como parte del proceso revolucionario que vive nuestro país, a raíz del histórico triunfo de la Unidad Popular que llevó a la Presidencia de la República al compañero Salvador Allende, realizamos hoy la primera asamblea nacional de Periodistas de Izquierda.

Este evento trasciende el marco de nuestro propio gremio y creemos que constituirá un importante aporte a la lucha general de los trabajadores por crear en nuestro país la nueva sociedad.

Esta Asamblea asumirá el compromiso con el Presidente Allende y con Chile, de apoyar sin vacilaciones la Operación Verdad, combatiendo la campaña de mentiras y tergiversaciones de la realidad chilena, que hacen, de dentro y de fuera del país, los sectores reaccionarios que se oponen a la presencia del pueblo en el Gobierno.

Asimismo, la Asamblea deberá buscar los mecanismos adecuados que nos permitan una participación más activa en la difusión de las medidas y realizaciones de nuestro Gobierno en favor de los trabajadores y de las grandes mayorías nacionales.

También este diálogo de periodistas de izquierda de todo el país, de Arica a Magallanes, deberá servir para precisar mucho más lo que hasta ahora se ha hecho, las características del trabajo de los periodistas en el proceso revolucionario, partiendo de las nuevas condiciones creadas por el triunfo de la Unidad Popular.

Además, la Asamblea servirá para consolidar a través de los Comités de UP, la organización de los periodistas de izquierda.

Con esto aspiramos a llegar a ser los mejores herederos de Camilo Henríquez, que en su época, con la «Aurora de Chile», se jugó por su Patria, haciendo un aporte fundamental a la mejor causa: la lucha por la independencia política del país. Aspiramos también a ser los herederos legítimos de Luis Emilio Recabarren, quien, junto con organizar a los proletarios chilenos, creó la prensa obrera a través de todo el país, impulsando la lucha social y revolucionaria.

El pueblo chileno dijo ¡basta! el 4 de septiembre. Basta a la miseria y a la explotación capitalista. El Gobierno Popular ha iniciado la liquidación de nuestra dependencia económica del imperialismo norteamericano. La nacionalización del cobre, hierro, salitre, la intensificación de la Reforma Agraria, la estatización de la banca privada y de diversas empresas monopolistas, también empiezan a desmoronar el poder de la oligarquía. Los trabajadores, las capas populares, medias, y todos los sectores que están hoy por los cambios, están representados en nuestro Gobierno y a no mucho andar, harán que el centro del poder económico pase de las manos de una minoría privilegiada a las grandes mayorías nacionales.

La profundización de este proceso, que impulsa la UP, llevará inevitablemente a transformaciones en el sistema que impera hoy en los medios de comunicación de masas que están en manos de los sectores monopólicos. De actuales instrumentos defensores del status deberán convertirse en medios al servicio del pueblo, de sus luchas, del desarrollo de la cultura, al servicio de la verdad.

En el actual período de transición que vive el país, los grupos monopólicos luchan desesperadamente por mantener en su poder los medios de comunicación social, sosteniendo una campaña encarnizada contra el Gobierno de la UP. Sin embargo, estamos convencidos de que el problema del control de los órganos de difusión tendrá que resolverse, en definitiva, en favor del pueblo. La creación de la Editorial del Estado y otros hechos positivos que se han producido en la prensa, radio, TV y cine, en los pocos meses que lleva el Gobierno, abren a los trabajadores nuevas tribunas para su lucha patriótica y revolucionaria, para sus inquietudes y anhelos.

En este nuevo esquema ¿Qué papel debemos jugar los periodistas revolucionarios? ¿Qué rol debemos cumplir por el éxito de nuestro Gobierno? ¿Cuáles deben ser las características esenciales del nuevo profesional al servicio del pueblo y su revolución? ¿Cuál debe ser nuestra actitud frente a aquellos que se escudan en nuestra profesión para atentar contra la Patria? ¿Cuál debe ser el papel de la prensa en esta nueva realidad?

Estimamos que la situación actual destruye los seudovalores que los grandes empresarios, que la oligarquía, impusieron por años a los periodistas y a la sociedad. Los pies de barro de los dioses de la «objetividad», del «gremialismo», del «profesionalismo», del «apoliticismo» en el periodismo, comienzan a despedazarse, a caer.

En la hora presente, la responsabilidad de los periodistas revolucionarios chilenos es, en primer lugar, apoyar al Gobierno de la UP; salirle al paso a la reacción, a los complotadores, a los sediciosos. Los periodistas de izquierda estamos comprometidos y debemos comprometernos mucho más con los intereses del pueblo; nuestro quehacer revolucionario viene a fortalecer los principios éticos del periodismo que establecen que la libertad de prensa es el derecho del pueblo a estar veraz, leal y oportunamente informado.

Asimismo, debemos asumir el compromiso público y solemne de trabajar cada día más y mejor, de perfeccionarnos política y profesionalmente, de adentrarnos en el conocimiento de Chile y los chilenos; de la vida de los trabajadores, campesinos, pobladores, estudiantes, dueñas de casa.

Debemos llegar a dominar nuestro frente de trabajo, a especializarnos en profundidad. De esta forma podremos no sólo informar, sino también aportar creadoramente en la formación de conciencia para empujar los cambios que el pueblo chileno requiere. Este tiene que ser un proceso consciente, sistemático, esforzado, en suma revolucionario.

¿Cómo podríamos nosotros imitar en alguna forma, teniendo en cuenta las características propias de nuestro trabajo, lo que han hecho los obreros, empleados y técnicos de la fábrica de paños Bellavista Tomé, recientemente estatizada, entregando horas o días de trabajo voluntario al servicio de nuestra revolución? Hay que buscar la forma.

Nuestro trabajo, aparte de ser un medio de vida, debe ser enfocado en la perspectiva revolucionaria. Es nuestra responsabilidad entregar lo mejor y lo más. En ello no podemos escatimar esfuerzos ni sacrificios. Hay que romper los horarios y el cumplimiento formal de las tareas. Debemos trabajar con entusiasmo y sin pausa. Hay que estar despierto 24 horas cada día.

Creemos que por sobre el falso gremialismo, preconizado por los sectores empresariales de la prensa, deben primar los intereses superiores de clases, que se traducen en la defensa de nuestro Gobierno. En este terreno la Asamblea debe condenar en la forma más enérgica a los delincuentes del periodismo, a los traficantes de la sedición, a los vendepatria como los oteros, los chamudes, los valdés y otros. Al respecto no deben haber vacilaciones ni contemplaciones de ningún tipo.

Las complejas e importantes tareas que los periodistas de izquierda debemos cumplir en esta etapa de la vida del país, hacen más necesaria que nunca una adecuada coordinación. Hay que planificar en conjunto la acción de los que trabajamos en los órganos de izquierda. Hay que hacer lo mismo respecto de aquellos periodistas de izquierda que laboran en los diarios de la oligarquía. Sabemos y valoramos enormemente el papel que juegan en medios tan difíciles. Ellos están expuestos a las presiones más increíbles: sus informaciones son cortadas, mutiladas, tituladas mañosamente o simplemente enviadas al canasto de los papeles si no convienen a los intereses de las minorías propietarias del medio en que trabajan.

Situaciones como estas viven constantemente periodistas que trabajan en la cadena de diarios de los Edwards, «La Prensa» y otros. La organización y lucha de los colegas que laboran en esos medios ha permitido que la opinión pública conozca algunos de estos hechos.

Compañeros, siguiendo la política de la U.P., los periodistas de izquierda debemos tratar de ampliar nuestras filas, ganar mejores posiciones dentro del gremio y pasar a dirigir los organismos que rigen nuestra profesión. Existe un terreno fértil. La inmensa mayoría de los periodistas del país, especialmente los reporteros, están por los cambios y muchos se inclinan cada vez más por el socialismo. Ejemplo de ello es la resuelta adhesión a esta Asamblea, manifestada públicamente, de un grupo numeroso de periodistas democratacristianos. Estos colegas, junto con apoyar la Operación Verdad se pronuncian decididamente por la lucha antimperialista y antioligárquica.

Hay que tener presente, sin embargo, que nosotros no representamos a todo el gremio. No podemos hablar a nombre de todos los periodistas del país. Nuestra labor, por lo mismo, debe tender a convencer a quienes ahora no están con nosotros sobre la justeza de nuestras posiciones, de convencer, no de imponer: hablamos de dialogar y no de dictar normas a nuestros colegas.

Debemos actuar —como todo revolucionario— con modestia y firmeza. Con esa firmeza que da la seguridad de tener la verdad y el pueblo de nuestro lado.

¡Que no se nos suban los humos a la cabeza por el hecho de ser Gobierno ahora! ¡Cuidado con la prepotencia! ¡Cuidado con el sectarismo! Aquellos que hoy cumplimos cargos de responsabilidad en el Gobierno debemos actuar con sencillez, no desvincularnos del gremio y mantener estrecho y vivo contacto con las bases de los periodistas.

Por último, compañeros, debemos tener presente que la unidad de nuestro pueblo hizo posible el triunfo el 4 de septiembre; la unidad, que cada día se acrecienta, mantiene al Gobierno y hará posible las transformaciones que nuestro país necesita para su desarrollo; la unidad hizo posible esta Asamblea y será también la unidad de campesinos, estudiantes, pobladores, pequeños y medianos comerciantes e industriales la que nos dará la victoria final y hará realidad el viejo sueño de hacer de Chile un país socialista.

Documentos

EL DISCURSO DE ALLENDE A LOS PERIODISTAS

El siguiente es el texto del discurso pronunciado por el Presidente Salvador Allende ante la Primera Asamblea Nacional de Periodistas de Izquierda:

SALUDO en forma muy cordial y afectuosa a los compañeros que han venido de distintas provincias de Chile, y saludo a los organizadores de esta Primera Asamblea que tiene una extraordinaria importancia, y destaco que la significación de ella hace que con toda razón estén presentes aquí los compañeros y amigos, que representan a los partidos y movimientos populares que forman la base política del Gobierno. Al Ministro, compañero Carlos Cortés, y a los parlamentarios populares que vienen también a señalar la significación que ellos comprenden tiene esta extraordinaria Asamblea de ustedes.

Por cierto que no podían estar ausentes los trabajadores, y de allí los representantes de la CUT, y sobre todo, es justo señalar la presencia de representantes de los asentamientos. Saben los campesinos que ahora ellos no pueden estar ausentes de ninguna asamblea donde el pueblo, en este caso, el pueblo periodista, se reúne para discutir los problemas de la patria y del futuro nuestro.

Quiero, en primer lugar, también agradecer el esfuerzo, el espíritu de sacrificio, el empeño que pusieron muchos de ustedes, la inmensa mayoría de ustedes, en las distintas batallas que hemos dado y fundamentalmente en la lucha del pueblo de Chile que significara la victoria del 4 de septiembre.

Quiero decir que es tanto o más meritorio este esfuerzo, ya que era muy difícil que ustedes pudieran actuar frente a la prepotencia, a la intransigencia de los dueños de los medios de información y por lo tanto contribuyeron ustedes, no tanto a la victoria de un hombre, sino a la victoria del pueblo. Pienso que esta asamblea tiene extraordinaria importancia. Y a mi juicio, ella es el comienzo de lo que hemos llamado la Operación Verdad. Y además, quiero que ustedes sepan que a mi juicio esta Operación Verdad, que traerá a Chile a periodistas, a escritores, a artistas, a intelectuales de distintas latitudes del mundo, debe contar con el patrocinio fundamentalmente de ustedes. No queremos que se pretenda que es una iniciativa del Gobierno. Queremos que los que aquí lleguen, sobre todo, puedan dialogar y sepan que son periodistas, artistas y escritores los que les dirán los senderos que deben recorrer para comprender con exactitud el proceso que vive nuestra patria. Por eso yo les pido a ustedes que coloquen como una de las tareas primordiales el ser ustedes el gran pilar de esta Operación Verdad, que va a permitir deshacer la imagen turbia con que han querido presentarnos en el exterior, y señalar también cómo Chile en su lucha es y sigue siendo una democracia formal, que queremos transformar sí en una auténtica democracia económica y social.

Bueno, me parece a mí que poco hay que agregar a las intervenciones profundas, de gran contenido, y justa interpretación de la realidad del proceso que vive Chile, y del trabajo de ustedes en la sociedad burguesa, después de las palabras de mis amigos y compañeros Manuel Cabieses y Felidor Contreras. De todas maneras es justo reafirmar, como todos sabemos perfectamente bien, que los medios de comunicación de masas en esta sociedad, constituyen ventajas materiales para aquellos que son —y con razón se les ha llamado así— los industriales de la noticia.

Sabemos, entonces, cuan duro y difícil es para el periodista que tiene un pensamiento revolucionario, que tiene una ideología, el tener que trabajar y verse limitado en las posibilidades de exponer sus ideas, en empresas cuya actitud está destinada a defender los privilegios de unos pocos y a negar el derecho de los más. Y también, lamentablemente, muchas veces, a negar la necesidad imperiosa que Chile alcance los contornos de un país independiente en lo económico y soberano plenamente en lo político. Por eso es que también me parece justo señalar que el objetivismo como tal, no puede existir, si pensamos que en esta sociedad burguesa, hay y tiene que haber un enfrentamiento entre grupos y sectores, entre clases sociales. Y que han sido las clases minoritarias las que han detentado el poder, las que han comprado el poder, las que defienden sus granjerías y privilegios, las dueñas a su vez de los medios de prensa y de información. Por eso es que es necesario insistir también en que el periodista de izquierda tiene que sentirse cada vez más comprometido con la lucha del pueblo, con la lucha de los trabajadores. Más comprometido con la gran batalla de Chile. Yo lo he expresado reiteradamente, y yo creo que ustedes, por el alto nivel cultural e intelectual lo comprenden perfectamente bien y más que otros.

Esta batalla nuestra, ni es la lucha de un hombre, ni es la batalla de un grupo de partidos, es la gran contienda de un pueblo que quiere romper la dependencia económica que implica dependencia política. Es la gran batalla histórica por hacer de Chile una patria de los chilenos. Es la gran batalla histórica por transformar una sociedad, por hacer los cambios estructurales que hagan que el hombre no explote al hombre. Es la gran batalla por una nueva sociedad. He dicho que el pueblo, y sólo el pueblo organizado, disciplinado y consciente, puede lograr este éxito que implica hacer un proceso revolucionario. Y ustedes forman parte del pueblo. Ustedes son el pueblo. Un sector del pueblo que ha logrado, a pesar del régimen y el sistema, la posibilidad de prepararse más, de alcanzar niveles intelectuales y culturales, también superiores. Por lo tanto, ustedes tienen que ser la vanguardia de un pensamiento revolucionario, mantenido y acrecentado en las diarias luchas que estamos dando. El periodista de izquierda tiene que saber que tiene que estar comprometido, entonces, con este combate sin tregua y sin cuartel que nosotros damos para hacer de los chilenos un pueblo libre y dueño de su propio destino. De allí, entonces, que también sea justo señalar que en este instante los periodistas de izquierda deben aprender que es más difícil todavía su batalla, y nuestra batalla. Nuestra batalla digo, porque pienso y sostengo, lo que es verdad, que ustedes son también, porque son pueblo, parte del Gobierno. Y este es el pueblo hecho Gobierno y es Gobierno del pueblo. Sin embargo, no hay que olvidar que la vía que llamamos, y con razón, chilena, rompe los tradicionales esquemas. Y estamos dando las batallas dentro de los marcos de la democracia burguesa, y las leyes que esta democracia burguesa dictó. Y dentro de esto estamos buscando los cauces y los caminos para hacer posible las grandes y profundas transformaciones que Chile reclama y necesita, en el campo económico, en el campo social, en el campo político. Y hay que anotar, entonces, que nos hemos comprometido a respetar la libertad de información. Hay que entender que nosotros no buscamos el monopolio de la información. Y por lo tanto la lucha que da el Gobierno del pueblo dentro de los marcos que he señalado, es mucho más difícil que la que han dado otros pueblos, que por los caminos de la insurgencia, o de las armas en la mano, han alcanzado el Gobierno y el poder. Nosotros estamos limitados voluntariamente, por los compromisos contraídos y por lo tanto ustedes, compañeros periodistas de izquierda, saben perfectamente bien que otros seguirán contando con sus medios de información, que otros seguirán contando con los medios de difusión que les permitirán llevar, tergiversada, la información e interpretar torcidamente las actitudes del Gobierno. Por eso la batalla de ustedes, y nuestra batalla, es mucho más difícil. Por lo tanto, se necesita una gran conciencia política, elevar el nivel de las masas y hacer de cada periodista de izquierda, un hombre no sólo comprometido en el ejercicio de su profesión con la tarea revolucionaria del Gobierno Popular y del pueblo de Chile, sino un hombre vinculado a las masas populares para llevar, además de las horas de su tarea, el trabajo voluntario de elevar el nivel político de la inmensa mayoría de los chilenos, para que comprendan el paso histórico y la resolución histórica que hemos adoptado. De allí, entonces, que sea inútil también precisar, en esta asamblea, qué debe entenderse por el gremialismo. Y cómo detrás de esta actitud, muchos pretenderán ahora, turbia, disimulada o claramente, evitar un pronunciamiento definitorio de lo que debe ser una auténtica función gremial. Lo ha dicho aquí el compañero Felidor Contreras: «No son los periodistas de izquierda la inmensa mayoría, ni controlan los organismos gremiales, deben por lo tanto acentuar el diálogo con aquellos otros que todavía no comprenden el paso revolucionario que Chile ha dado y seguirá dando». Por ello, junto con saludarlos a ustedes como lo hiciera al comienzo de mis palabras, quiero enviar un saludo a los periodistas de la democracia cristiana, que tuvieron la valentía y el coraje de expresar su solidaridad con los periodistas de izquierda para señalar que ellos también comprenden la lucha antimperialista y revolucionaria que el pueblo y el Gobierno de Chile tienen por delante y en la cual están empeñados.

Quiero entonces señalar, que es la unidad, primero de los periodistas de auténtica izquierda, probados ya en tantos combates, y quiero que se entienda también que es en el pensamiento de los problemas gremiales, pero auténticamente definidos, en donde está la posibilidad de lograr que cientos de periodistas vengan a engrosar nuestras filas, cuando tomen conciencia de su propia situación. Porque, qué duro debe ser la frustración de tanto periodista, limitado, como lo dijéramos hace un instante, por los intereses de los industriales de la noticia. De allí entonces que hay que llevar al gremio de ustedes la batalla en que están empeñados, para conquistar sobre la base de la discusión, del respeto de las otras ideas, pero con la firmeza de las nuestras, a más y más periodistas que hoy día están en el límite vacilante de no adoptar una posición, pero con el ejemplo de la lucha de ustedes, con la posición de las ideas del programa, con la convicción de que luchamos por un interés mayor, seguramente aquellos que aún no están con nosotros, vendrán mañana a engrosar la gran acción de ustedes.

Quiero al mismo tiempo señalar que si acaso planteamos esta posición gremial, el Gobierno como tal, ha tenido, con los periodistas, y por cierto con las empresas que nos combaten, en forma diaria y con procedimientos distintos, un absoluto respeto y una excesiva tolerancia. Cuando digo excesiva tolerancia, yo sé que mañana dirán que hay una amenaza. No. Lo quiero destacar, para demostrar cómo un pueblo y un Gobierno, no tienen temor cuando saben que el pueblo comprende lo que el Gobierno está realizando.

Hay, por ejemplo, una radioemisora cuyo presidente es un extranjero. Y lo voy a decir, la radio Balmaceda. Ese canal está caducado en su concesión hace dos años. Pude como Presidente de Chile, colocar en la frontera al extranjero que paga gente para que denigre al pueblo, a Chile y a su Gobierno. Y pude cerrar ese canal, porque está caducada su concesión. No lo hice, por desprecio y porque sé que lo que allí se dice no alcanza a la recia convicción del pueblo de Chile.

He tenido una sola actitud, y aquí debo explicarla: ayer se lo expuse a los dirigentes nacionales y regionales del Colegio de Periodistas. Fui yo el que expresé al compañero Jefe de Prensa de La Moneda, que dijera que no aceptaba que en una entrevista, en una conferencia de prensa, en que iban a estar periodistas extranjeros y periodistas que cubren las informaciones de La Moneda, estuviera un representante de la revista SEPA, y quiero que se «sepa» por qué lo hice. Esa no es una revista informativa. Es un pool de revistas sediciosas que desde la primera hasta la última línea, no sólo deforman, calumnian y mienten, sino que han estado fomentando un clima destinado a resquebrajar las bases institucionales .del país. Nada ha estado ausente en cuanto a procedimientos y nadie ha escapado a la injuria y a la calumnia. Yo no puedo aceptar que en mi casa, porque es la casa que el pueblo me entregó, por lo menos durante seis años —y que lo sepan que los voy a cumplir muy bien los seis años— digo que no estoy dispuesto a tener una actitud que entrañaría falta de virilidad, y más que eso, falta de dignidad. Yo no puedo aceptar, en la casa que ocupo, que es la casa de los Presidentes de Chile, que se paseen por sus pasillos y que tengan que encontrarse con delincuentes, porque esos no son periodistas. Esta actitud ni es prepotencia ni es atropello. Allí están, y con legítimo derecho, el resto de los periodistas de todos los diarios de oposición, y tampoco he prohibido o he dicho que no se les dé acceso, inclusive al sitio donde se reúnen los periodistas de La Moneda. Lo que he dicho es que yo no tengo, y perdonen la expresión que voy a usar, las aguantaderas que podrían tener otros, para tolerar que en mi propia casa, en mis pasillos, en las piezas o en el escritorio donde yo tengo que trabajar diariamente, haya este tipo de representantes que no son periodistas ni tampoco representantes de revistas que informen. Aquí hay un proceso sedicioso en marcha. Y por eso convoqué al pueblo, y por eso lo he denunciado. Y este proceso sedicioso tiene como base fundamental, la tergiversación de los hechos en escala nacional y en escala internacional. Por eso los periodistas de izquierda deben tener conciencia de eso. Y por eso tampoco es aceptable que sobre la base de un gremialismo, se pueda permitir la impunidad para los que atentan contra el pueblo, contra Chile y contra el Gobierno que el pueblo ha elegido.

Quiero señalar que los periodistas de izquierda, y por primera vez somos Gobierno, cuentan hoy con más medios en donde actuar, en donde trabajar y en donde producir. Quiero señalar que tienen más posibilidades de acceso a la técnica. Y que esta hay que depurarla, hay que mejorarla. Anhelamos que los periodistas de izquierda tengan los mejores elementos y tengan la mejor preparación. Queremos y anhelamos que ustedes, además de su posición de izquierda, sean reconocidos por el valor profesional que tienen, por la acción que desempeñan, no sólo por la fuerza de sus convicciones, sino, reitero, por la preparación que deben tener. De allí que el periodista de izquierda tiene la obligación de estudiar más, de prepararse más, de tener más solidez para darle también más solidez a sus comentarios, al contenido de sus artículos, a la propia crónica que diariamente realizan. Pienso que es obligación también de los periodistas, trasladar a las masas la información, y buscar los medios para que esa información llegue en la forma más amplia posible. Y pienso como aquí también se señalaba, que los periodistas de izquierda, junto con cumplir la tarea que deben desempeñar en los medios informativos, están obligados a realizar un trabajo voluntario. Quiénes mejor que ustedes para poder elevar la conciencia política de los sectores populares. Quiénes mejor que ustedes para enseñarle al pueblo en la población marginal, o en la población callampa, el porqué de una información o de un comentario. Quiénes mejor que ustedes para hacerles entender los vínculos que tienen las empresas y las agencias informativas y el negocio que se hace con la noticia. Quiénes mejor que ustedes para volcarse entonces llevando en la palabra hablada lo que hicieron antes con la palabra escrita. Por eso, yo tengo derecho a decirles que si en el carbón o en las empresas estatizadas, en el salitre y también en el cobre, los trabajadores están produciendo más. Yo sé que los campesinos hoy tienen conciencia de que tienen que trabajar más la tierra, porque Chile reclama y necesita más alimentos para el pueblo y que ellos serán un factor esencial en este proceso. Y que ellos tienen que entender que el proceso de explotación y trabajo de la tierra forma parte del gran proceso del desarrollo económico nacional, de la misma manera que el trabajador del cobre debe entender que los excedentes que da la economía chilena, deben estar al servicio de Chile y los chilenos. Ustedes entonces están por su cultura, por los medios de información, en las mejores condiciones y si hay trabajo voluntario, y tendrán que realizarlo los obreros y los campesinos, los profesionales como ustedes no deben ser remisos en esta gran tarea de elevar la conciencia de las masas populares. Y yo los quiero ver fundidos con el pueblo en las poblaciones callampas, llevando el mensaje revolucionario del pueblo y del Gobierno Popular.

Ahora bien, hay otra manera, a mi juicio, de doblegar la indiferencia de algunos y la tozudez de otros e inclusive de colocar a los empresarios en situación difícil. Por qué no plantear coordinadamente grandes campañas, que tienen que ser de interés nacional. Estamos, por ejemplo, frente a un hecho, el más importante, el más trascendente de la historia de Chile, la recuperación para nosotros de la riqueza fundamental de la patria, que es el cobre. Pero no es sólo el que se dicte una ley o que se promulgue la reforma constitucional que nos va a permitir nacionalizar sin apellidos esta riqueza. Habrá todo un proceso y durante este proceso hasta ser en definitiva dueños, repito, de esta riqueza esencial, tendremos extraordinarias dificultades y tendremos que confrontar peligros, en contra del desarrollo normal de nuestra economía, y amenazas. Vamos a herir intereses, aunque no queramos, y no es nuestro propósito apropiarnos de lo ajeno. Pero siempre se encontrará que las indemnizaciones que después de estudios serios podemos pagar serán exiguas y siempre se buscará la manera de decir que nosotros hemos roto el respeto internacional al derecho de los inversionistas. Es fundamental, entonces, hacer entender que esta batalla es de Chile y es del pueblo. Y que es una batalla en que debemos estar empeñados todos nosotros, porque no hay ninguna posibilidad de romper la dependencia económica e impulsar el desarrollo económico y social de Chile, si Chile no es dueño de sus riquezas fundamentales. Cómo no hacer entender que si acaso no hay un cambio de régimen y sistema será imposible que Chile pueda disminuir la distancia extraordinaria que hay entre el desarrollo alcanzado por los países del capitalismo industrial y los países socialistas, frente al retraso que implica miseria moral y fisiológica en que se debaten los países en vías de desarrollo; en que se debate, por ejemplo, Latinoamérica. Cómo entonces no aportar ustedes la fuerza de su convicción para hacer entender que la lucha por el cobre implica además de las resistencias que tenemos que vencer y derrotar, crear la imagen auténtica en el campo internacional de que esta batalla no obedece a un revanchismo, sino a una necesidad fundamental de Chile y su destino. Cómo no hacer entender las condiciones en que nos encontramos, para que el pueblo entienda la responsabilidad que asumimos desde el momento que los técnicos que han trabajado en esas empresas se van voluntariamente de Chile, porque forman parte de empresas que tienen raigambre internacional e inversiones en otras latitudes y ellos tienen una carrera que, indiscutiblemente, a estos técnicos les permite más posibilidades materiales en otras partes. Cómo no hacer entender que por lenidad, por estulticia, por incapacidad y cobardía se ha aceptado que en Chile los técnicos chilenos sólo llegaran hasta determinados niveles del manejo de esas empresas, y hoy nos encontramos frente a dificultades técnicas que serán superadas, pero que son extraordinariamente difíciles de superar. Cómo no hacer entender a ustedes también la responsabilidad que tienen los trabajadores del cobre. Yo he visto con inquietud, compañeros periodistas de izquierda, he visto con dramática inquietud que no hay una comprensión del problema que Chile está viviendo, y la proyección histórica del paso revolucionario que hemos dado, cuando por ejemplo se han planteado los reajustes, y hemos visto la responsabilidad de la Central Unica de Trabajadores para llegar a un acuerdo con el Gobierno frente al reajuste de los sectores públicos y lo que representa una ley de reajustes que no sólo está destinada a compensar el alza que tuvo el costo de la vida, sino que la Central Única de Trabajadores proyecta su acción no sólo en función de lo justo que es este reajuste, sino en función de los cambios estructurales que Chile necesita. Pero por otra parte, hay compañeros que no entienden que si en el sector público hemos planteado, por ejemplo, un reajuste máximo de un 35 por ciento, porque pueden en función de lo que representan para el interés nacional estas empresas, lanzar demandas que rompen todas las posibilidades de control de la inflación y la no alza de precios. Cómo no hacer comprender que la etapa que está viviendo Chile en este instante, por ejemplo, es de un poder de compra extraordinario en manos de las masas populares, desde el momento que el reajuste ha significado al mismo tiempo la posibilidad de compra frente a la detención de los precios. Y cómo no hacer entender que se están agotando los stocks, y que tenemos nosotros que impulsar el proceso productivo de tal manera que no nos encontremos de aquí a dos o tres meses con que no podemos surtir la demanda que el pueblo tiene derecho a que sea respondida frente a sus necesidades esenciales. En este instante, por ejemplo, ya apunta la tentativa deshonesta de algunos industriales que están exigiendo un mayor precio para entregar materias, ¿a quiénes?, a los comerciantes que los ponen a disposición del público. Cómo no hacer entender que en ello pueden contribuir fundamentalmente ustedes. Que no podemos seguir tolerando el ausentismo que en algunas actividades fundamentales de Chile marca la ausencia de obreros y empleados una o dos veces a la semana. Y que llegan en algunas empresas a niveles increíbles. Cómo no hacer entender por ejemplo, que los obreros del cobre también deben trabajar media hora, una hora o dos gratis voluntariamente, a la semana, porque produciendo más cobre, Chile se salvará de la crisis económica a que nos quieren precipitar. Cómo no hacer entender que los trabajadores del cobre no son dueños de las minas del cobre, sino que son dueños en la parte en que ellos forman parte del pueblo, y que por lo tanto estas riquezas fundamentales son del pueblo de Chile y no podemos tolerar que las presiones impliquen privilegios fundamentales ‘para determinados sectores, mientras miles de chilenos no tienen trabajo, ni un pedazo de pan que llevarse a la boca.

Por eso es importante arrastrar, empleo deliberadamente este término, arrastrar mentalmente y no físicamente a mucha gente e inclusive poner en el disparadero a las empresas, por ejemplo, porque, ¿qué argumentos tendrían, cómo podrían impedir que ustedes plantearan la necesidad de que todos los diarios impulsaran una gran campaña en defensa de los niños, una campaña frente a las diarreas infantiles, una campaña, por ejemplo, por el Invierno? Es una manera de colocarles a ellos en la picota y obligarlos a entender que hay problemas que están más allá, inclusive, de sus bastardos intereses. Que no son intereses nuestros, sino en función del gran interés nacional. Por eso les sugiero, compañeros, que lo hagan y que busquen la manera de obligarlos a entender que aunque les duela no podrán negarse a informar sobre los hechos que tienen tanta importancia para el futuro nuestro, como son los niños de Chile y los ancianos de la patria. Cómo defender a la gente de las inclemencias del tiempo, cuando ha chapoteado siempre en el barro, y el viento y la lluvia ha azotado lo que es la feble casa, aparentemente casa, en que ha vivido. De la misma manera quiero, y para terminar mis palabras, decirles a ustedes y ya lo han expresado aquí, que la unidad, la unidad de ustedes fortalece el rendimiento de todos ustedes, con un 30 por ciento —y hoy lo tenemos y más— en los medios de información. Si acaso hay un pensamiento uniforme, si hay una actitud de vigilancia, si acaso hay una comprensión de la gran tarea histórica, y si cada periodista de izquierda comprende que la designación que reciba es un frente de batalla y de lucha, nosotros podremos lograr efectivamente una influencia cada vez más fuerte, más creciente, más profunda, en la conciencia nacional y esto tiene que estar afianzado, primero en la voluntad unitaria, en la férrea voluntad unitaria de los periodistas de izquierda. Que no haya sectarismo, que no haya desconfianza, que no haya la lucha fratricida entre nosotros. La Unidad Popular permitió la victoria del pueblo. La Unidad Popular es la defensa del Gobierno Popular, la Unidad será la barrera granítica con que se estrellarán las tentativas sediciosas, vengan desde fuera o desde dentro. La Unidad Popular, permitirá denunciar la opresión económica y la tentativa subversiva extralegal. La Unidad Popular es y será el arma definitiva con que nosotros podremos tener la certeza de aplastar ideológicamente a nuestros enemigos. Por eso, también he señalado antes de la batalla electoral municipal y después de ella, que si tienen importancia los. votos, tiene mucho y mucho más importancia el hacer de cada votante una conciencia revolucionaria. Cuando sacamos un millón, 50 – 60 mil votos era una tarea. Ahora que hemos sacado un millón 400 mil votos es una tarea mucho más dura, es una tarea mucho más profunda y es una tarea mucho más necesaria. No podemos permitir nosotros que sólo un entusiasmo transitorio, sólo la motivación de ir a votar para demostrar que somos los más, se mantenga, necesitamos que ese millón 400 mil votos se conviertan en un millón 400 mil conciencias revolucionarias, que comprendan perfectamente bien el significado de la lucha del pueblo y de Chile y en ello tienen ustedes también una gran tarea que cumplir y reclamo esta tarea porque es fundamental, compañeros. La historia nos enseña cómo los movimientos popularistas, grupos, partidos o corrientes de opinión han crecido como espuma para desaparecer con el tiempo. A mí me interesa la conciencia, la columna vertebral, la base granítica de obreros que no sólo tengan su conciencia de clase, sino la firmeza de las convicciones emanadas en el diálogo y sobre todo en la discusión ideológica. Por eso, lo que nosotros tenemos por delante es hacer que ese millón 400 mil votos, que para los derrotados son votos, sean para nosotros un millón 400 mil conciencias graníticas que van a defender el presente y el futuro de nuestra patria.

Aunque personalmente no me compete plantearlo, me parece útil y necesario decirles que yo creo que ustedes deben luchar por modificar la ley del Colegio de Periodistas y además y por qué no decirlo, de estudiar la manera de cómo pueden estar más presentes en esta etapa de transición en las propias empresas. Ustedes pueden luchar por el derecho a que los periodistas escriban una vez a la semana, ojalá una vez al día, parte de una página o una página en que expongan ustedes lo que efectivamente piensan. Y también creo que no es conveniente que se olviden que también pueden llevar al periodismo la posibilidad del cooperativismo, de tal manera que no sólo sean los empresarios los dueños de los medios de difusión, sino todos los trabajadores que trabajan en esas empresas.

Pienso que es fundamental modificar la ley del Colegio de Periodistas para darles mayores atribuciones, para que defiendan mejor las posibilidades de tipo material, y es justo que se defiendan como una reivindicación, pero más que eso las expectativas del respeto a la dignidad de la profesión y al futuro de la profesión. Pienso también que un Colegio de Periodistas, en donde el pensamiento de ustedes alcance la profundidad que debe alcanzar, tendrá un nuevo sentido y una nueva concepción de la ética periodística y tendrá la autoridad para separar a los mercaderes de la noticia y a los periodistas que escriban a tanto el centímetro, siempre que sea bien pagado para injuriar, y aquellos otros que defienden ideas y principios. Por eso sostuve hace poco tiempo atrás en Valparaíso que yo era respetuoso no del periodismo objetivo, que no existe, sino del periodismo con ideas y con principios, pero que sean ideas y principios, que tengan la firmeza de defenderlos dentro de los marcos de una honrada ética profesional.

Por eso, para terminar mis palabras, nada mejor para ustedes, periodistas de izquierda, que recordar el pasado, mirar hacia el comienzo de nuestra patria, cuando el fraile de la buena muerte empezara a abrir una conciencia para fortalecer el espíritu de la independencia nacional; nada mejor que recordar a Luis Emilio Recabarren, el que sembrara de pequeños periódicos obreros y en la conciencia de los trabajadores la grande y fecunda semilla, también, de la rebelión y la dignidad de la clase. Nada mejor que recordar a un periodista que cayera acribillado, porque denunciaba delitos: Meza Bell y nada mejor que recordar a aquel otro que combativo en su patria, muchas veces no pudo ejercer como periodista, que trabajó de vendedor de libros, que tuvo actividades distintas y comprendió que en la lucha de los pueblos no hay fronteras y que regó con su sangre generosa la tierra de otro país para señalar hasta dónde puede el hombre ser consecuente con sus ideas, Elmo Catalán.

LOS PERIODISTAS DESNUDAN A «EL MERCURIO

Los trabajadores periodistas de la empresa «El Mercurio» presentaron un informe a la Primera Asamblea Nacional de Periodistas de Izquierda describiendo las características de ese monopolio editorial que está estrechamente ligado a una vasta gama de negocios Industriales y financieros. Dentro de «El Mercurio» funciona un Comité de Unidad Popular en el que participan periodistas, obreros y empleados administrativos. Ese CUP viene desarrollando una activa y valiente tarea de esclarecimiento en el seno de la poderosa empresa periodística. Esa labor fue reconocida en la Primera Asamblea Nacional, que por unanimidad eligió presidente a Eliana Cea de Figueroa. consejera del Colegio Regional de Periodistas de Santiago y dirigente del CUP de «El Mercurio».

El Informe presentado a la Asamblea por los periodistas de «El Mercurio» es el siguiente:

EN una economía de libre empresa el común de los diarios no pertenecientes a algún partido político consideran que noticia es «todo aquello que vende», siempre que no lesione los intereses de los grupos económicos que defienden. Más importante es entrevistar a un futbolista que a un Nobel de la Paz. Con el primero se venden más ejemplares.

Para «El Mercurio», con otra estructura organizativa y un sinnúmero de conexiones internacionales, la venta en sí de más o menos ejemplares no es lo primordial, razón por la que no busca este tipo de noticias, apareciendo ante la opinión pública como un diario serio, ecuánime, objetivo. «El Mercurio», ligado a los monopolios económicos más poderosos del país, la mayoría de ellos enlazados con imperios mundiales de la producción, distribución, finanzas y especulación, defiende con sus editoriales y noticias en general a todos esos intereses, que siempre, inexorablemente, reflejan sólo la conveniencia de grupúsculos económicos.

Pero, ¿qué es «El Mercurio»?, ¿cómo se mueve?, ¿cómo actúa en defensa de sus intereses? ¿qué papel juega en la concentración del poder económico en nuestro país? A rasgos generales, sin que esto sea un estudio acabado por la premura con que se ha elaborado, trataremos de aclarar algunas de estas interrogantes, con datos oficiales recogidos en Impuestos Internos y la Superintendencia de Sociedades Anónimas y Bolsas de Comercio, además de documentos existentes sobre la materia.

La Empresa «El Mercurio» S. A. P. está formada por los siguientes principales accionistas: Agustín Edwards, Sonia Edwards, Roberto Edwards, María Isabel Eastman vda. de Edwards, la Sucesión Agustín Edwards Budge y la Cía. Inversiones Mobiliarias e Inmobiliaria Tierra Amarilla, que también pertenece a los Edwards.

Presidente del consejo de «El Mercurio» es Fernando Léniz, quien a mediados del año pasado era Director de la Sociedad Chilena de Publicaciones y Comercio, de la Cía. Industrial, de Forestal Mininco, de Aprestos Sandrico, de la Empresa Nacional de Construcción, de Aserradero San Pedro, de la Sociedad Interamericana de Comercio, de la Cía. de Seguros Philadelfia. de Agrícola Chilena, de Bosques e Industrias Madereras y de «El Mercurio», desde luego. Vicepresidente del Consejo es Sonia Edwards; directores: Benjamín Saavedra, Santiago Lyon y Hernán Cubillos; asesor del directorio: Carlos Eastman; consejero: Heriberto Goetz y gerente; Benjamín Saavedra.

La Empresa «El Mercurio» es dueña de tres diarios en Santiago; «El Mercurio», «La Segunda» y «Las Ultimas Noticias» y de dos en Valparaíso; «La Estrella» y «El Mercurio», de Valparaíso.

Además, es dueña, al 30 de junio de 1969 (situación que es muy difícil que hubiera cambiado), del 99,10 por ciento de las acciones de la Sociedad Chilena de Publicaciones y Comercio S. A. y del 49 por ciento de las acciones de la Editorial Lord Cochrane. Los porcentajes que faltan pertenecen en su totalidad a socios de la Empresa «El Mercurio» S. A. P., a integrantes de la familia Edwards, a sociedades anónimas que son controladas por Agustín Edwards y a algunos empleados que por su incondicionalidad ocupan altísimos cargos dentro del imperio periodístico que ha logrado formar el clan Edwards.

La Sociedad Chilena de Publicaciones y Comercio S. A. edita y es dueña de los siguientes diarios: «El Mercurio» de Antofagasta; «La Estrella del Norte»; «El Mercurio» de Calama; «La Estrella» de Iquique y «La Prensa» de Tocopilla.

La constitución de las acciones de esta sociedad, es la siguiente; Empresa «El Mercurio» S.A.P., 99,10%; Agustín Edwards, 0,15%; Roberto Edwards, 0.15%; Fernando Léniz, 0,15%; Heriberto Goetz, 0,15%; Benjamín Saavedra, 0,15% y Carlos Urenda. 0,15%.

Al 16 de noviembre de 1970, el directorio era presidido por Fernando Léniz Cerda, actuando como vicepresidente Benjamín Saavedra. En el directorio figuraban, entre otros. Mario Carachioli, Enrique Schroeder y Eduardo Silva. Schroeder fue un alto funcionario de la compañía inglesa que explotaba el salitre, la ANGLOLAUTARO, mientras que Léniz, Saavedra, Carachioli y Silva son ejecutivos de «El Mercurio» de Santiago, razón por la cual deben permanecer continuamente en la capital.

Al 30 de junio de 1970, la Sociedad Chilena de Publicaciones y Comercio S. A. presentó un balance con utilidades ascendentes a Eº 539.000, superando los Eº 94.000 que declaró haber ganado en el período anterior. En sí las ganancias fueron pocas, pero la gran cantidad de empresas pertenecientes al clan Edwards que operan en la Zona Norte tienen que ser promovidas y defendidas de continuo, papel que cumplen los diarios y radios de la sociedad.

Ya veremos cuáles son esas conexiones con empresas no periodísticas que tienen los dueños de «El Mercurio».

La situación de la Sociedad Chilena de Publicaciones se repite en forma semejante en Editorial Lord Cochrane S. A., cuya distribución de acciones es la siguiente: Empresa «El Mercurio» S. A. P., 49%; Sucesión Agustín Edwards Budge, 11%; Tierra Amarilla, 38,7%; María Isabel Eastman viuda de Edwards, 1,3% y Roberto, Agustín y Sonia Edwards. Santiago Lyon Edwards y Santiago Lyon Gyralt con el saldo restante de acciones.

Al 31 de diciembre de 1969 el directorio era presidido por Roberto Edwards; actuando Agustín Edwards como vicepresidente y Fernando Léniz, entre otros, como director.

Editorial Lord Cochrane no sólo juega un destacado rol en defender los intereses del clan Edwards —los ajenos al periodismo—, sino que además constituye un excelente negocio, sus utilidades, en 1968, fueron Eº 3.800.000, mientras que en 1969 alcanzaron a Eº 4.700.000.

A principio del año pasado, editaba y distribuía dos revistas femeninas quincenales: Paula y Vanidades Continental; dos revistas hebdomadarias seudo amorosas: Cine Amor y Corín Tellado; tres semanarios juveniles de tipo Fan Magazines: Ritmo, El Musiquero, Nuestro Mundo; una revista Pornográfica; Pingüino; un elenco de comics, como Félix, Henry, El Recluta, etc., y una revista semicómica para niños. Mampato.

La Editorial también imprime diversos suplementos que acompañan a «El Mercurio», como Topsi, la Revista del Domingo, el cuerpo deportivo, el femenino y otros. Imprime, asimismo, las Selecciones del Reader’s Digest.

Además de las radios pertenecientes a la Sociedad Chilena de Publicaciones y Comercio S. A., el clan de los Edwards es propietario de la Radio Recreo, de Viña del Mar, y desde 1963 controla la radio Corporación, con estaciones en Arica, La Serena, Santiago y Concepción.

La finalidad de todos los diarios, revistas y radios mencionadas anteriormente es una sola; defender los intereses del clan Edwards, su situación privilegiada dentro de la sociedad. Por esto, el mismo editorial que aparece en la página de redacción de «El Mercurio» de Santiago, es el que publican «El Mercurio» de Antofagasta y «El Mercurio» de Valparaíso casi siempre.

La libertad de prensa que tanto anhelamos los periodistas profesionales constituye en Chile un feudo, un monopolio que lucha contra cualquier cambio que afecte el interés de sus propietarios. Cito la frase de un periodista norteamericano: Lowell Mallet.

«¿Quién detiene la libertad de prensa?: los propietarios de los diarios y nadie más. La libertad de prensa es una propiedad».

Y esta falsa, capitalista y libre empresarial libertad de prensa que tratan de presentar, es bien utilizada por «El Mercurio», como lo trataremos de dar a conocer a continuación:

La sucesión Agustín Edwards Budge cuenta con 22 millones de escudos en bienes, distribuidos en bienes raíces, acciones e inversiones, por ello, ¿qué de extraño tiene que defienda toda política gubernamental cuyo norte sea favorecer la rentabilidad de los valores bursátiles? ¡Inmoral!: sí; ¡Extraño!: no. Más aún, si el clan Edwards controla además mayoritariamente cerca de medio centenar de sociedades anónimas, excluyendo sus vinculaciones en un mismo directorio con ejecutivos o palos blancos de todos los otros grandes clanes económicos que operan en el país.

En su editorial del 27 de enero de 1969, refiriéndose al alza del 25,2% que durante 1968 registró la rentabilidad de los valores bursátiles, «El Mercurio» señala:

«El interés por las acciones traduciría un movimiento general de defensa contra la desvalorización monetaria. Dicho de otra manera, las personas que disponen de un margen de ahorro han procurado evitar parte de la pérdida de riqueza que la inflación trae consigo adquiriendo otros bienes que tienden, por lo menos, a mantener su poder adquisitivo».

Luego de calificar este hecho «de positivo», indica:

«De allí que es aconsejable que los poderes públicos se preocupen por crear las condiciones propicias para que este desplazamiento —cualquiera que sea su origen— se mantenga y afiance. Para ello será menester descartar los proyectos legislativos destinados a alterar el ambiente de estabilidad y confianza que requieren las inversiones en empresas de producción industrial o agrícolas industrializadas».

Así como en este editorial, periódicamente a través de sus páginas se exaltan las bondades «de las sociedades anónimas», de este sistema que permite a los más poderosos unirse entre sí, formando clanes que en la práctica son verdaderos imperios financieros. Grupos que presionan por el alza de los precios y por cercenar las remuneraciones de los asalariados. Y ¡ay! de quien se cruce en su camino, de quien intente defender los intereses mayoritarios. De inmediato es tildado de enemigo de la democracia, de comunista.

Pruebas al canto. Hay que defender las alzas. Y el mejor camino es decir que tienen que ocurrir porque se han reajustado los miserables sueldos y salarios de la clase trabajadora. Reproducimos párrafos de algunos editoriales, recopilados sólo durante la primera quincena de enero de 1969:

4 de enero: «La verdad es que esas alzas son fruto inevitable de hechos económicos ya producidos y que la meditación sobre su alcance debió tener lugar en el momento de las huelgas, de los pliegos de peticiones y de los recargos tributarios y no en los días en que se anuncian o se decretan los aumentos de precios consecuenciales».

8 de enero: editorial encaminado a demostrar que el sector privado es más conveniente que el estatal para canalizar los ahorros: «La acción de los creadores de empleos y captadores de la tecnología, que son los empresarios, es el verdadero vehículo para aumentar los ingresos internas, sin lo cual los chilenos podrían ahorrar muy exiguamente». Agrega que «se precisan canales apropiados para captar y orientar el ahorro, así como políticas estables que protejan a largo plazo el sacrificio de los ahorrantes».

11 de enero: El Ministro de Economía de ese entonces, Enrique Krauss, ha pasado a ser su aliado, al decretar un paquete de alzas. Por eso hay que defenderlo. Y nada mejor que un editorial:

«No es verosímil que ese Ministerio tenga una generosidad excesiva con los productores, pues, además de razones éticas, lo cierto es que cada alza decretada influye negativamente en el índice de Precios y en la Política del Gobierno. Debe presumirse entonces que los Ministros del ramo sólo acuerdan aumentos en los precios cuando ya no tiene razón alguna para contrarrestar las evidencias acumuladas durante meses sobre la situación del rubro respectivo».

12 de enero: Vuelve a defender al Ministro y al Gobierno, debido a que por cadena nacional de radioemisoras y televisión trató de justificar el alza de precios que se acordó para el trigo, harina, pan, fideos, leche, mantequilla, cerveza, bebidas analcohólicas, papeles, cemento, pizarreño, fósforos, detergentes y cigarrillos, en promedios que fluctuaron entre un 20 y un 50 por ciento.

Dice el editorial: «El Ministro de Economía, en su última exposición, desvirtuando el cargo de que el actual Gobierno ha descargado el peso de la lucha antinflacionaria sobre las clases trabajadoras, expresó: «Los empresarios han soportado exigencias como en ningún gobierno anterior y han aportado su cuota a la lucha contra la inflación pagando mayores tasas en el impuesto a la renta, pagando el impuesto patrimonial, enfrentando controles efectivos de precios y otras medidas».

14 de enero: dos días después, bajo el inocente título de «Llamado a la Sensatez Económica», se pronuncia a favor de «el juego de las leyes de mercado dentro de un ambiente de sana competencia industrial y comercial», y atacando a los controles que desea poner en práctica el Gobierno en el sector empresarial, dice: «El intervencionismo casi permanente durante varias décadas y las fijaciones oficiales de precios han hecho de nuestros consumidores una masa pasiva, cuya suerte está entregada a la eficacia de los controles oficiales».

Mucho se ha hablado y escrito acerca del clan Edwards. No está de más que volvamos a recordar lo que es, lo que representa. Quizá podemos aportar algún antecedente nuevo.

A la cabeza de este grupo aparece Agustín Edwards Eastman, cuyo imperio económico es tan grande, que sólo por concepto de Global Complementario le correspondió pagar el año pasado Eº 1.211.654,94. El clan que maneja es tan poderoso, que en diciembre de 1969 en sólo diez del medio centenar de sociedades anónimas que controlaba, existía un capital pagado de Eº 194.051.000. Y en ellas no se incluían las empresas periodísticas ni las compañías de seguros, que es donde realmente concentra la mayor parte de su poderío económico.

Los porcentajes de acciones pertenecientes al clan Edwards en las diez sociedades mencionadas, son los siguientes: Compañía Nacional de Fuerza Eléctrica, 95,54%; Bosavez e industrias Madereras BIMA 20%; Cristalería Chile, 17%; Forestal S. A., 100%; Compañía Cervecerías Unidas, 22,1%; Compañía Industrial, 43,9%; Indus Lever, 50%; Compañía Mobiliaria e Inmobiliaria Tierra Amarilla, 100%; Compañía Inversiones Tierra Amarilla, 100%, Industone, 75%.

En las Compañías de Seguros, a la misma fecha, los porcentajes de acciones del clan eran los siguientes: Chilena Consolidada, 60.83%; Provincias del Norte, 47,74%; Philadelpia Consolidada, 39,33%; La Victoria, 41,94%; La Financiera, 24,30%; La Lautaro. 75,61% y la Zona Central 21,50%.

Cabe consignar que la Chilena Consolidada —compañía de la cual nos referiremos más adelante en detalle— ocupa el 40 por ciento de la producción de seguros del país. Veamos ahora algunos aspectos de cómo opera el clan en las diversas sociedades que controla, la forma cómo traslada sus capitales a las actividades más disímiles y las estrechas conexiones que se han establecido en los diversos grupos financieros monopólicos.

COMPAÑÍA INDUSTRIAL: Produce aceite comestible. Su capital pagado, al 31 de diciembre de 1969, alcanzó a Eº 16.500.000. Entre sus accionistas, a esa fecha, figuraban la Universidad Técnica Federico Santa María, con el 9.93% de los títulos; Compañía Productora Industrial de Aceites, 7.77%; la Cooperativa Vitalicia. 6.39%; Banco Edwards, 6.11%; Compañía de Inversiones la Chilena Consolidada. 6.06%; Sociedad Ganadera de Aisén, 2.07%; María Isabel Eastman vda. de Edwards, 1.83%; Capitalizadora Fondo Común. 1.81%; Guillermo Marín Larraín, 1.76%; Compañía de Inversiones La Naviera, 1.58%, y otros.

Con fecha 31 de diciembre del año pasado renunciaron al directorio el presidente, Agustín Edwards y el vicepresidente, Carlos Urenda, además del director Roberto Edwards. En la actualidad, la sociedad es presidida por David Stitchkin, actuando Carlos Fuenzalida como vicepresidente y, entre otros, Hernán Cubillos y Fernando Léniz como directores.

Agustín Edwards se encuentra desde hace meses en Estados Unidos (arrancó luego del triunfo de Allende). El motivo de su renuncia, al igual que la de los otros, no se debe a que hubiera vendido acciones, sino que la Ley sobre Reformas a las Sociedades Anónimas, de mediados del año pasado, prohíbe ser director de más de tres sociedades anónimas. Fija un plazo que ya está próximo a vencer para cumplir con esta obligación.

La Compañía Industrial ha tenido utilidades netas que van de tres millones y medio de escudos en 1966, a diez millones en 1968 y 17 millones 400 mil escudos en 1970.

COMPAÑÍA CERVECERÍAS UNIDAS: Al 30 de junio de 1970 su directorio era presidido por Agustín Edwards, actuando como vicepresidente Jorge Ross Ossa y como director Manuel Vinagre, alto ejecutivo del Banco de Chile.

A esa fecha, las utilidades llegaron a Eº 14.500.000, superando los Eº 10.300.000 del año anterior, 1969.

Sus principales accionistas son: Sociedad Financiera IBEC Chilena (administra los Fondos Mutuos Crecinco), 30.7%; Banco Edwards, 6.3%; Fondo Mutuo la Cooperativa Vitalicia, 4.8%; Compañía de Seguros La Chilena Consolidada, 4%; Caja de Retiros de la Compañía de Cervecerías Unidas 3.5%; Banco de Londres, 3.3%; Banco Sud Americano, 2.1%; Universidad Técnica Federico Santa María, 2.1%; Banco de Chile, 1.8%, y Bolsa de Comercio, 1.4%.

SOCIEDAD AGRÍCOLA LA ROSA SOFRUCO: Se dedica a la exportación de frutas. Posee 776 hectáreas plantadas con frutales (naranjos, limoneros y viñedos, especialmente), además de ganado y planteles avícolas. La rentabilidad de su capital (porcentaje de utilidades respecto al Capital y reservas) llegó a un 13%. Sus utilidades, entre 1966 y 1970, han Sido Eº 1.800.000, Eº 2.200.000, Eº 3.300.000, Eº 5.100.000 y Eº 7.200.000.

Al 30 de junio figuraba en el directorio Agustín Edwards y Rene Silva Espejo, uno de sus más incondicionales servidores.

Una de las formas de premiar que tiene Agustín Edwards a sus mas altos e incondicionales ejecutivos —que siempre están dispuestos para un barrido o un fregado— es nominándolos en las sociedades, permitiéndoles que se conviertan en accionistas. Por eso, en sinnúmeros de directorios o nóminas de accionistas aparecen los Rene Silva, Arturo Fontaine, Fernando Léniz, Hernán Cubillos, Benjamín Saavedra, Eduardo Silva, etc. Mención especial merece Carlos Urenda, a quien su incondicionalidad por los Edwards ha llegado a convertir en un magnate.

Entre los tenedores de acciones de la Rosa Sofruco, figuran Recaredo Ossa Undurraga, 9.17% de los títulos; Recaredo Ossa Errázuriz, 8.69%; Agrícola y Comercial O’Higgins, 6.89%; Ismael Ossa Errázuriz, 6.54%; Compañía de Distribución y comercio S. A., 5.97%; Trini Errázuriz de Ossa, 5.20%; Preparadora de Frutas S. A. C, 4.41%; Fernando Lira Ossa, 3.72%; y Agustín Edwards, Sucesión Agustín Edwards Budge, Chilena Consolidada y Banco Edwards, entre otros.

COMPAÑÍA AGRÍCOLA CHILENA: Exporta frutas y también fabrica cajones para embalarla. El directorio, al 30 de junio de 1970, era presidido por Vicente Valdés Freire, figurando Fernando Léniz como director. Sus utilidades en 1970 fueron Eº 133.000. Subieron a Eº 390.000 en 1969 y bajaron a Eº 68.000 el año pasado.

El accionista mayoritario es la Compañía de Inversiones la Chilena Consolidada, con el 90.96%. Figuran, además, el Banco Edwards, 1.54%; Sucesión Agustín. Edwards Budge, 0.74%, y la Empresa «El Mercurio», 0.59%.

AGUAS MINERALES CACHANTUN S. A.:

La Compañía de Cervecerías Unidas y la Compañía de Rentas La Porteña son los mayores accionistas, con el 48.28% y 45.96% de los títulos. El Banco Edwards tiene un 1% de las acciones.

A junio de 1970, Agustín Edwards presidía el directorio figurando en el mismo Gustavo Ross. Las utilidades declaradas en 1969 fueron de Eº 900.000, subiendo al año siguiente a Eº 1.800.000.

COMPAÑÍA DE RENTAS LA PORTEÑA S.A.: La Compañía de Cervecerías Unidas, al 31 de diciembre de 1969, es dueña del 98 por ciento de las acciones. En marzo de 1970, Agustín Edwards es su Presidente, figurando Jorge Ross como director, además de Héctor Braun Guevara y otros.

Las utilidades de 1969 llegaron a Eº 135.000, subiendo a Eº 711.000 al año siguiente.

compañía de inversiones mobiliaria e inmobiliaria tierra amarilla:

Esta compañía, cuyas utilidades fueron de Eº 1.700.000 en 1969 y Eº 1.000.000 en 1970, era presidida, al 31 de diciembre de 1969, por Agustín Edwards. En su directorio, y en calidad de titulares, figuraban sus hermanos Roberto y Sonia, mientras que Jorge Ross, Santiago Lyon y Carlos Urenda actuaban en calidad de suplentes. El cargo de gerente lo desempeñaba Hernán Cubillos.

Esta compañía se dedica a comprar y vender acciones. Pertenece casi en su totalidad a los Edwards (la familia) y es fuerte accionista de la Empresa «El Mercurio» S. A. P., que también es de los Edwards.

COMPAÑÍA de inversiones la chilena CONSOLIDADA: Su objetivo es la compra de bienes raíces urbanos y rurales, con la finalidad de explotarlos en arrendamiento u otras formas. También construye edificios comerciales o para habitación, los que arrienda, y compra toda clase de bienes muebles, además de realizar diversas operaciones de inversión. A principio del año pasado contrató un empréstito por medio millón de dólares con el Marine Midland Bank, de EE.UU., para ponerlo a disposición de la Compañía Agrícola Chilena S. A., donde es dueña del 90.96% de las acciones. El dinero fue destinado a mejorar las siembras en dos fundos.

La Compañía de Seguros La Chilena Consolidada posee el 70.75% de las acciones, mientras que el Banco Edwards cuenta con el 5.25%; la Empresa «El Mercurio» con el 2.37%; Jorge Bande con el 2.24%; la Fundación Oscar y Elsa Braun, 1.99%; Compañía de Inversiones Tierra Amarilla, 1.18% y la Universidad Federico Santa María, 0.90%.

Su directorio es presidido por Fernando Bravo, figurando Hernán Briceño como director.

En 1970, las utilidades fueron de Eº 4.000.000, mientras que el año anterior totalizaron Eº 1.600.000.

INDUSTONE S. A.: Los únicos accionistas de esta sociedad son la Compañía industrial y la Ovenstone South West Investment Ltda., con un 75 y 25%, respectivamente. Su rubro específico es la explotación de la industria pesquera y de una serie de subproductos. Agustín Edwards preside el directorio al 31 de diciembre de 1969, figurando en el mismo Carlos Urenda.

SOCIEDAD PESQUERA COLOSO S. A.:

Trabaja la harina de pescado, aceites y conservas del mar. Su directorio, en el cual nuevamente figura Carlos Urenda, es presidido por Agustín Edwards, al 18 de enero de 1970. CORFO es el accionista mayoritario con «1 40 por ciento de los títulos, mientras que Ir Compañía Industrial e Industone poseen el 37 y el 20% de las acciones.

FINANCIERA Y ADMINISTRADORA IBERO CHILENA (IBEC Chilena), que es la que administra el Fondo Crecinco: La International Basic Economy Corporation S. A. es la accionista mayoritaria de Ibec Chilena, con el 66,6% de los títulos. Luego vienen, Banco Edwards, 7%; Empresa «El Mercurio», 7%; Germán Picó Cañas, 1,9%; Jorge Ross Ossa, 1.4%; Compañía de Inversiones Montealegre (Chile), 5,6%; Inmuebles y Bosques, 5,2%; Jorge Gamio Gutiérrez, 1.9% Forestal S. A., 1.8% y Guillermo Ginesta Boudat, 0,6%.

Al 31 de diciembre de 1969, el directorio era presidido por Agustín Edwards y, entre otros, estaba compuesto por Jorge Ross, Donald Meads, Guillermo Correa Fuenzalida, Arturo Claro Matte, Guillermo Ginesta Boudet, Jorge Gamio Gutiérrez, Germán Picó Cañas y Aquiles Portalupis Sánchez.

Las personas que poseen este tipo de acciones pasan de hecho a ser accionistas de una serie de entidades industriales y comerciales que son controladas por los Fondos Mutuos Crecinco.

«Es merced a este fondo —señala Armand Mattelart— que numerosas empresas nacionales fueron nucleadas por inversiones norteamericanas procedentes, en su mayoría, del grupo Rockefeller».

Y añade;

«En 1969, la IBEC cubría un conjunto de sociedades relacionadas con los principales sectores de la actividad económica. Enumeremos algunas: Agropecuarias y Ferias: Laguna Blanca, Tattersall y Tierra del Fuego (relacionadas las tres con el grupo Punta Arenas); Alimentos y Bebidas: Compañía Cervecerías Unidas (Grupo Edwards); Cemento y Construcción: Industria el Melón y Pizarreño (esta última es controlada por el grupo Edwards y Matte Alessandri); Metalúrgicas: Electro Metalúrgica creada por CORFO en asociación con la empresa privada y Debentures CAP (en relación con el grupo Edwards, Banco Sudamericano, Kopper Co., First National City Bank, Anglo Lautaro); Neumáticos: INSA (empresa norteamericana); Textiles: Yarur; Bancadas: Banco Sud Americano; Varios: Compañía Industrial (Edwards, Banco Español y Universidad Técnica Federico Santa María); Pacífico Sur, Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones (Matte-Alessandri). IBEC posee, además, capitales en las principales empresas de la industria de transformación, en vías de desnacionalización creciente; en Madeco (Manufacturas de Cobre) que pertenece a la General Cable, EE.UU., influido por el grupo financiero del Banco de Chile y Banco Edwards; en Mademsa (Manufacturas de Metales S. A.) que está en estrecha relación con el grupo económico controlado por el Banco Sud Americano y Matte Alessandri y en COMPAC (Compañía de Productos de Acero); en su directorio figuran propietarios del diario «La Tercera» y personeros del grupo Matte Alessandri y sus accionistas principales son Butler Manufacturing co. (Consorcio norteamericano), Fides Unión Fiduciaria (Consorcio francés, Fisk Importas. A. (Consorcio norteamericano); COMPAC es un caso típico de sociedad financiada por la empresa de inversiones multinacional ADELA».

INDUS LEVER: Produce una serie de detergentes, como jabones, Omo, Rinso, Rasen, Bío Luvil, etc., y produce la margarina Dorina. Sus utilidades, en 1969 y 1970 fueron de 23.300.000 y 17.400.000 escudos, respectivamente.

En su directorio figuran Hernán Cubillos, Carlos Fuenzalida y David Stickin, entre otros, perteneciendo las acciones en un 50 por ciento a la Compañía Industrial; en un 25.25 por ciento a Unilever N. V. y en un 24.75 por ciento a J. & E. Atkinson S. A.

SOCIEDAD INTERAMERICANA DE COMERCIO S. A.: Las más diversas representaciones son su actividad, figurando entre ellas las de programas envasados de televisión procedentes de EE.UU., determinada línea de aves ponedoras, máquinas de fotocomposición; reparadoras de ropas; máquinas textiles, alfombras con fibras sintéticas, etc.

Sus utilidades en 1970 fueron de Eº 723.000. El directorio es presidido por Fernando Léniz, figurando también Hernán Cubillos. Los principales accionistas son: Agustín Edwards, 51%; Hernán Cubillos, 10% y Fernando Léniz, 10%, al 31 de diciembre de 1969.

COMPAÑÍA DE SEGUROS CHILENA CONSOLIDADA: La siguiente es la nómina de accionistas de esta compañía que data de 1853 y que tiene inversiones en más de veinte instituciones bancarias, industriales y comerciales: Compañía de Inversiones, Amolana Ltda., 18.09%; Empresa «El Mercurio», 17.7%; Tierra Amarilla, 10.12%; Banco Edwards, 9.92%; Jorge Bande, 6.65%; Banco Londres, 4.42%; Isabel Eastman viuda de Edwards, 3.83%; Fundación Osear y Elsa Braun, 1.12%; Fundación A. Irarrázaval, 1.01% y Recaredo Ossa Undurraga, 1.02%.

El directorio, a junio de 1970, lo preside Agustín Edwards, y lo integran, entre otros, Roberto Edwards, Jorge Bande, Héctor Braun Guevara, Jorge Fontaine Aldunate y Patricio García Vela.

Esta compañía, que en los años 1969 y 1970 obtuvo utilidades de Eº 2.400.000 y Eº 2.800.000, controla una serie de otras compañías de seguros.

IMPERIO ECONÓMICO

Las sociedades anteriormente mencionadas constituyen sólo parte del gran imperio económico que se mueve tras los intereses de Agustín Edwards y su clan, los que día a día son defendidos por todos los periódicos de las Empresas «El Mercurio», Sociedad Chilena de Publicaciones y Editorial Lord Cochrane.

En el programa de la Unidad Popular figura como tarea fundamental terminar con todos los monopolios particulares. Y el clan Edwards es uno de los más poderosos. En la medida en que estos grupos tan ligados al imperialismo vayan desapareciendo, «El Mercurio» y toda su cadena de diarios perderá razón de ser, pues ya no tendrá intereses económicos extraños a la función periodística que defender. Para subsistir tendría que transformarse en un órgano eminentemente informativo.

En sí, como negocio es bueno, pero nunca como para obtener utilidades semejantes a las que por diversos conductos le representaba su condición de vocero oficial del clan Edwards.

Grupos de trabajadores de «El Mercurio», «Las Ultimas Noticias» y «La Segunda», comprendiendo el proceso histórico que vive el país, están luchando en el Comité de la Unidad Popular de los trabajadores de la Empresa «El Mercurio», teniendo como meta final obtener el control total de estos medios de difusión. Es necesario, y así lo han reiterado en diversas declaraciones, que toda la prensa nacional se ponga al servicio de los intereses mayoritarios de la nación y no continúe, en la mayoría de los casos, defendiendo a privilegiados grupúsculos económicos.


Edición digital del Centro Documental Blest el 07feb02

Santiago de Chile, 13 de enero 2016
Crónica Digital / http://www.blest.eu/

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