Están ocurriendo muchos hechos a nuestro alrededor: la vergonzosa votación de los parlamentarios brasileños, muchos de ellos acusados de corrupción, incluyendo al propio presidente de La Cámara de Diputados, con el fin de destituir a la presidenta en ejercicio, eso nos trae a colación una vieja novela, hecha película ¿Por quién doblan las campanas?. El terremoto que golpeó duramente al hermano país del Ecuador, ¿cómo no sentirnos conmovidos por una tragedia de esas proporciones? La muerte hace pocos minutos de Patricio Aylwin, un personaje controversial. Así es el día a día de un medio de comunicación (así han transcurrido nuestros días) desde que se tuvo la peregrina idea de echar a rodar en la red de redes Crónica Digital: Un 19 de abril, hace once años atrás.
Los once años para un niño o niña es un periodo tormentoso, la pubertad con todas sus conjugaciones, para el grupo de amigos y compañeros que componen este medio, once años es un tiempo largo.
Para un aprendiz de escritor que no se precia de ser, ni le interesa posar de periodista, se trata de una experiencia imborrable, participar como colaborador, entrevistador, cubrir las movilizaciones estudiantiles del 2006 y 2011, hasta desempeñar por un tiempo la función de director, eso entre tortas, café y por supuesto porotos, cazuelas, sin olvidar la carne al horno acompañada de un vino tinto: como parte de un anecdotario difícil de evocar en palabras.
Crónica para mí, ha sido y es una fuente de aprendizaje, de exigencia cotidiana, incluso desde el silencio y la página en blanco; no puedo pensar el mundo y el espacio cotidiano sin hacerme cargo día a día de lo que ocurre a mi alrededor, ya sea por escrito o en comunicación constante con otros contertulios del proyecto periodístico. Quise hablar a título personal, no se trata de un mero capricho, lo hago con el respeto que tengo por quienes han querido seguir la huella de Augusto Olivares, José Carrasco y allende Los Andes Rodolfo Walsh.
Son tiempos difíciles para las democracias, son momentos de incertidumbre para la prensa, en especial la independiente, la que no tiene compromisos políticos y económicos.
Desde la diferencia, desde nuestra precariedad, decidí y decidimos seguir adelante con este bello proyecto, un abrazo a todos los que hacen posible su existencia y no puedo dejar pasar la ocasión de invitarlos a disfrutar de un buen café, porque “once años no es nada”.
Omar Cid
Crónica Digital
Santiago 19 de abril de 2016