Marcia Tambutti desea cambiar la costumbre familiar de no hablar de su trágico pasado. Han transcurrido 35 años del golpe de Estado en Chile que derrocó a su abuelo Salvador Allende, y cree que ha llegado el momento de recuperar las imágenes de la vida cotidiana, perdidas con el golpe y descubrir el pasado íntimo, que ha estado sumergido bajo la trascendencia política de Allende, el exilio y el dolor de su familia.
Con una mirada cálida y aguda, Marcia dibuja un retrato familiar que aborda las complejidades de las pérdidas irreparables y el papel de la memoria en tres generaciones de una familia icónica. Esa mirada traslúcida apela a la propia intimidad del espectador, haciéndolo sentir testigo presente de la historia.
Santiago de Chile, 29 de mayo 2016
Crónica Digital
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Lun May 30 , 2016
Como Izquierda Autónoma convocamos hace algo más de un año a un proceso de convergencia, con el objetivo de construir un movimiento político que fuese una superación de nuestra historia estudiantil y de los trabajos parciales que estuvimos desarrollando en diversos ámbitos. El proceso de convergencia en general fue dificultoso. Rápidamente se fue haciendo visible que la voluntad de convergencia se iba traduciendo en voluntad de compartir un nombre, pero no un quehacer. Pese a los ingentes y permanentes esfuerzos que llevamos a cabo para que la discusión se diera en términos políticos, se fueron instalando dinámicas propias de la política hegemónica que secuestraron el valor de la práctica deliberativa y democrática. Más allá de las intenciones, en los hechos se fue promoviendo un partido compuesto por una sumatoria de partes basada en una lógica federativa sin intención de constituir un todo coherente. Un partido-marca, con mucha flexibilidad para la participación electoral, caudillizada, y sin unidad en la táctica o en los planes inmediatos. Mientras duró la Mesa de Convergencia, permanentemente se instaló una política por la vía de los hechos consumados. Esta situación alcanzó su máxima cristalización cuando nos enteramos de la existencia de alianzas electorales con la Concertación en Ñuñoa y con el PRO en Temuco, iniciativas totalmente contrarias a nuestra historia y a nuestra vocación autonomista. Esto fue demostrando una divergencia relevante respecto a qué se entiende por constituir un movimiento político. Pese a lo que estaba ocurriendo, en ese momento seguimos trabajando para que este esfuerzo alcanzara la unidad. Asistimos a la Asamblea Nacional de la Convergencia Autonomista en enero y, a pesar de las diferencias, aprobamos el documento político y orgánico nacional. Posteriormente tuvimos elecciones internas. En ellas promovimos un debate público entre las dos tesis en disputa, exponiendo de nuestra parte la visión que históricamente ha guiado nuestra acción política en Izquierda Autónoma: la organización se construye al calor de las luchas sociales vivas, con el objetivo de proyectar sus intereses y reivindicaciones hacia la política. La emergencia política es un desafío histórico, que supone procesos de organización social que se han venido dando y en los que hemos, humildemente, buscado contribuir. Afrontamos el proceso de elecciones internas, en el que obtuvimos mayorías en todos los frentes sectoriales y en la elección universal, con la convicción de que permitiría dotarnos de una orgánica capaz de tomar decisiones y zanjar así cómo enfrentar unitariamente los pasos que vienen. Una organización política no debe ser homogénea, pero sí requiere la capacidad de tomar acuerdos y la disposición a defender una postura reconociendo la posibilidad de que la militancia decida democráticamente otra opción. A poco andar, nuestra nueva orgánica terminó desahuciada. Las reuniones de la Dirección Ejecutiva no encontraban consensos, por la prensa nos enteramos que supuestamente como Izquierda Autónoma habíamos inscrito una candidatura municipal en Valparaíso y armado un primer comunal en Ñuñoa, así como también que para algunos militantes la participación en los cabildos del gobierno sería independiente de lo que definieramos colectivamente. En definitiva, […]