La movilización nacional de cientos de miles de personas en demanda de una reforma sustancial al actual sistema de pensiones interpela al Gobierno de la presidenta Michelle Bachelet, al poder legislativo en su conjunto, a la clase política, al empresariado y a toda la sociedad chilena.
La ciudadanía ha hecho presente de manera masiva y elocuente su malestar, tanto por el llamado “sistema de capitalización individual” (AFP,) que le entrega en el momento presente y augura a futuro una pensión miserable a causa de la indolencia e insensibilidad, incapacidad y se puede hablar de complicidad, de las estructuras políticas y del Estado, frente a una de los peores y miserables legados de la dictadura militar derechista de Augusto Pinochet.
Se trata de un robo sistemático, virtualmente un salto a mano armada a los fondos previsionales de los chilenos convertidos en botín para enriquecer aún más a los clanes económicos vinculados al pinochetismo y a la derecha económica y política chilena.
Según datos entregados por estadísticas actualizadas los afiliados al sistema de las Administradores de Fondos de Pensiones, AFP, reciben pensiones mensuales de entre 173 mil a 187 mil pesos.
La magnitud del negocio de las AFP, se constata con el número de chilenos forzados a afiliarse al sistema: 10.109.250 personas al 30 de junio de 2016. En tanto los cotizantes registrados eran a la misma fecha 5.177.277. y los pensionados más de un millón de personas.
El “No más AFP”, que resonó, y seguirá resonando e través de todo el país, con nuevas manifestaciones, sintetizó en una consigna movilizadora la voluntad de una ciudadanía que se empodera al autoconvocarse para oponerse, rechazar, y demandar un cambio radical del instrumento fundamentado en el lucro en beneficio del poder económico en su versión del capital financiero y bancario.
El promedio de las pensiones es de 173 mil pesos a 187 mil pesos, según diversas fuentes estadísticas, lo que resulta un escándalo moral y social, si se compara con el promedio de las pensiones ( “de sistema de reparto”), que reciben los militares (Capredena), 730 mil pesos, y las de carabineros y gendarmería (Dipreca), 733 mil pesos mensuales.
Todo ello mientras 321 ejecutivos de las AFP, reciben 18 millones de pesos mensuales, cada uno.
Objetivamente la discusión nacional desatada por el impacto de la movilización muestra el despertar social, sobre un tema que afecta millones de chilenos ya jubilados o que deberán jubilar en el futuro.
Un tema que habla de un negociado con fondos de la gente, que parte de un robo bajo dictadura y la imposición de un negocio en beneficio de empresarios de la época, impuesto a sangre y fuego, sin consulta democrática, ni discusión legislativa, pero mantenido bajo la democracia, por falta de voluntad política o de sensibilidad.
La resonancia nacional de la demanda de reforma del sistema ha impactado en el Gobierno, el Legislativo, los partidos, y en las propias organizaciones sociales convocantes instalándose como un tema principal de la agenda política inmediata y próxima.
El principal significado de las manifestaciones es que nuevamente los movimientos sociales entran en acción. Se trata de una expresión de la indignación ciudadana, de un rechazo multitudinario a un sistema que ha sumido en la miseria a los chilenos, a los jubilados.
Se trata de un movimiento social en acción, que debe profundizar en sus objetivos, buscar alianzas con quienes participen objetivamente de sus propósitos, teniendo claro que se podrá avanzar en conjunto con los partidos políticos, en iniciativas legales, en el logro de las mayorías necesarias que deben atender a esos objetivos y los intereses de sus protagonistas.
No se debe caer en la tentación, alentada por la Derecha como por los sectores ultras de todos los signos, que el movimiento en marcha se puede, o se debería, separar del conjunto de las demandas políticas, de la lucha por la democracia, salarios dignos, sindicalización, derechos humanos, educación gratuita y de calidad, derecho a una atención de salud digna, salud y otras demandas.
El pensamiento neoliberal, y la herencia de la propaganda de la dictadura, quisieran dividir a los chilenos que proclaman “No a las AFP”, y al conjunto de la población con sus monsergas contra “los señores políticos”, que es en realidad contra la democracia.
Lo evidente y objetivo es que está en desarrollo un camino de resistencia al modelo neoliberal, implantado a sangre y fuego por Pinochet y defendido por los clanes beneficiados por sus ganancias.
Esta indignación y lucha seguirá expresándose en la calle, y ello es garantía de su fuerza y significación, pero debe pasar a una etapa superior: el escenario de la democracia, el área de la política, de la acción legislativa y gubernamental.
La experiencia es aleccionadora.
Los estudiantes movilizados en 2011, pusieron bulliciosamente, pero de manera contundente, en la agenda el tema de la educación, exigiendo calidad, gratuidad, en fin reforma y hoy es un tema presente, irrenunciable, e imprescindible de la política.
Los medioambientalistas, también han pasado a ser protagonistas sociales, y han colocado a los agentes políticos ante la obligatoriedad de y la necesidad de asumir sus reclamos y demandas, frente a las y objetivos y consecuencias del modelo neoliberal, respecto de los bienes naturales, el modelo productivo extrativista, y el presente pero sobre todo futuro ecológico y medioambiental de la humanidad, de las futuras generaciones.
Los movimientos regionalistas han logrado movilizar a sus comunidades en rechazo al centralismo administrativo, político y económico, en defensa de los intereses propios y obligando a los poderes centrales ( gobierno, la institucionalidad administrativa, de justicia del Estado a atender a sus demandas, viajar a las regiones, y ahora plantean las elecciones de las autoridades regionales y en la discusión de la nueva Constitución, se pone en evidencia las exigencias de mayor poder y de resolución de las regiones.
Este es el camino que se ha consolidado a partir de la masiva manifestación contra las AFP, y todos los actores deben tenerlo en cuenta, tanto el gobierno , las diversas autoridades, los partidos, los poderes , los medios de comunicación, y los propios dirigentes y colectivos que están protagonizando el movimiento.
No es casual, además que ante el enunciado regreso a
Chile de José Piñera, considerado el padre de las AFP, y haber servido a Pinochet como Ministro, a encabezar “la contraofensiva” en defensa del engendro, incluso dirigentes de la Derecha hayan expresado su dudas acerca de lo inoportuno de su presencia preocupados por el daño que podría causarle a sus expresiones de reconocimiento del desastre que ha significado para los chilenos el sistema y el daño a sus objetivos electoralistas.
Por Marcel Garcés Muñoz
Director de Crónica Digital
Santiago de Chile, 2 de agosto 2016
Crónica Digital
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Interesante y riguroso. Cúal es la fuente de info de los sueldos de los gerentes?