Mié Sep 21 , 2016
La economía de América Latina y el Caribe sigue estancada por segundo año consecutivo y en 2016 entrará probablemente en recesión ante el flojo desempeño de Sudamérica, evaluó hoy la Unctad. A juicio de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad), el Producto Interno Bruto (PIB) de la región registrará este año un retroceso de menos 0,2 por ciento, con declives significativos en territorios como Argentina, Brasil y Venezuela. Mientras el crecimiento promedio de México y las economías centroamericanas y caribeñas se mantendrá en los niveles de 2015, con índices en el entorno de 2,2 y cuatro por ciento, respectivamente, señaló el informe. Al decir de la Unctad, estas economías se vieron menos afectadas por la caída de los precios de los productos básicos e incluso muchas fueron beneficiadas, sin embargo, son vulnerables a la desaceleración económica de los Estados Unidos. Otro elemento fundamental es el declive de la tasa de inversión en América Latina, que osciló de 19 a 21 por ciento del PIB en los últimos 30 años, frente a 25-26 por ciento del PIB hacia 1980, contrastó el análisis. En opinión de los expertos de la entidad, ‘la apertura comercial unilateral, la desregulación financiera, la redistribución regresiva de los ingresos y el retiro del Estado desarrollista afectaron fuertemente al sector manufacturero’ a escala regional. Frente al menor dinamismo del comercio mundial y de la demanda de los estados desarrollados, ‘los países latinoamericanos deben reforzar sus mercados internos y regionales’, aconseja la Unctad. Hasta el momento, las exportaciones dentro de la zona consisten principalmente en manufacturas y materias primas procesadas, y el 60 por ciento de las exportaciones sudamericanas de manufacturas con contenido tecnológico medio y alto van a otros países de América Latina y el Caribe. ‘Por consiguiente, reforzar la integración comercial regional es una herramienta potencial importante de la política industrial’, opina el estudio. Para la Unctad también resulta vital fortalecer la relación ganancias-inversión, para que las corporaciones reinviertan sus beneficios a fin de expandir la capacidad productiva y el empleo. ‘Deben también recuperar la inversión pública y orientar el crédito de largo plazo para incrementar la tasa de inversión’, precisó. A fin de lograr eficacia, la política industrial requiere de ‘una política macroeconómica que sostenga la demanda agregada, apoye la inversión y mantenga un tipo de cambio real competitivo y estable’, expuso el examen. La política industrial ‘debe desarrollar los eslabonamientos productivos y de conocimiento y promover la substitución de insumos importados en las cadenas globales de valor, de manera de impulsar la capacidad productiva interna’, juzgó la entidad. Ginebra, 21 de septiembre 2016 Crónica Digital / PL