La primera fue la cordialidad mostrada por el presidente del Comité Olímpico Italiano (CONI), Giovanni Malagó, al saludar a Raggi en la ceremonia de presentación del logo de la Eurocopa 2020, con un beso en la mano, como si nada hubiera sucedido.
La segunda, la cautela mostrada por el gobierno nacional encabezado por el primer ministro Matteo Renzi, quien, a pesar de ser uno de los principales impulsores de la candidatura, evitó intervenir para tratar de modificar la decisión.
La confrontación con una alcaldesa elegida hace menos de tres meses con el 67,2 por ciento de los votos fue descartada como opción en un asunto de fuertes tintes políticos.
Todo lo contrario de la primera reacción del presidente del CONI quien amenazó a Raggi con una demanda ante los tribunales por los daños y perjuicios causados al anular el acuerdo de la anterior Junta Municipal a favor de la celebración de la Olimpiada.
En declaraciones a la prensa tras la presentación del logo de la Eurocopa 2020, Malagó admitió que aunque teóricamente se puede continuar adelante con los trámites para la realización de la magna cita deportiva en esta capital, ese ‘no es el camino correcto’ y añadió: ‘con mucho respeto nos adecuaremos a una decisión que consideramos profundamente injusta’.
El primer ministro, por su parte, emitió su parecer en un programa de televisión, en la cual reiteró sus críticas a la decisión de la alcaldesa y su partido el Movimiento 5 Estrellas, aunque dejó claro que ‘no intentaremos realizar la Olimpiada enfrentados a la administración (de la ciudad) que debe servir de sede’.
En opinión de Renzi, compartida por analistas y expertos sobre el tema, aunque resta esperar por la aprobación de los órganos colegiados del gobierno municipal para validar legalmente la negativa de la alcaldesa, ese será un trámite formal que no debe alterar el curso actual de los acontecimientos y por tanto, se trata de un hecho consumado.
Roma, 23 de septiembre 2016
Crónica Digital / PL