Fue difícil pero finalmente logramos el objetivo -concluir la guerra con ese grupo rebelde, el mayor del país- comentó la víspera el presidente Juan Manuel Santos luego de admitir que construir la paz presupone una gran alegría y a la vez un reto enorme.
La rúbrica formal del trascendental consenso, divulgado en la capital cubana el pasado 24 de agosto, estuvo antecedida también por la X Conferencia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) cuando sus integrantes ratificaron dicho pacto, aplaudido por la comunidad internacional.
Tras casi cuatro años de espinosas pláticas en La Habana, los delegados gubernamentales y de esa agrupación guerrillera conciliaron posiciones en los temas de reforma rural integral, participación política, combate contra el tráfico ilícito de drogas, víctimas -abarca un acápite sobre justicia transicional-, cese el fuego bilateral, refrendación e implementación.
En opinión de Santos, la perseverancia fue una de las claves para garantizar el éxito de las conversaciones, que transcurrieron la mayor parte del tiempo en paralelo a los enfrentamientos entre la guerrilla y las fuerzas castrenses.
Pero la firma de la paz ocurrirá en medio del silenciamiento de los fusiles decretado por el Ejecutivo y las FARC-EP desde el mes anterior.
Al acto en Cartagena de Indias le seguirá el plebiscito (2 de octubre), concebido para que la ciudadanía refrende en las urnas todo lo concertado en la capital cubana, paso previo y obligatorio para aplicar lo convenido.
Esa será tal vez la decisión más importante en nuestras vidas, insistió el jefe de Estado en sucesivas alocuciones.
cerca de dos mil invitados, entre ellos el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, y más de mil periodistas, serán testigos este lunes del acontecimiento, jornada que incluirá una ceremonia litúrgica para orar por la reconciliación nacional.
Por Adalys Pilar Mireles
Cartagena de Indias, Colombia, 26 septiembre 2016
Crónica Digital / PL
