El bombardeo, en el marco de la mayor festividad religiosa de la Iglesia Católica, de territorio de Afganistán con la llamada “madre de todas las bombas”, no nucleares, constituye un acto de provocación internacional que no puede ser eludida por los gobiernos, por los políticos y la opinión pública mundial.
Y en el caso de nuestro gobierno, de los partidos y sus líderes, de sus organizaciones sociales, de sus ciudadanos no pueden callar frente a acciones de indesmentible conducta belicista, cuyas consecuencias pueden poner en riesgo nuestra seguridad nacional, la paz mundial, nuestra soberanía e independencia.
No se trata de un mero acto demencial, de un gobernante enloquecido, sino de una deliberada y meticulosa planificación que nos retrae a la época de los imperios que aspiraban al dominio global político y sobre todo económico y militar.
La conocida “diplomacia de las cañoneras”, se convierte hoy en la diplomacia del ”botón nuclear”.
Por lo mismo no se trata de un tema que afecte a países lejanos, a una población ajena, cuya muerte o genocidio no nos toca ni nos incumbe, sino de un problema “local”, que nos afecta directa y dolorosamente y que nos puede involucrar, además, en una vorágine de sangre, dolor y muerte.
La utilización, esta vez como polígono de pruebasi, del territorio de un país como Afganistán, escenario de crueles guerra tribales y entre potencias mundiales en busca de cabezas de puente o muros de contención para una prevista Tercera Guerra Mundial en el escenario de la confrontación Este-Oeste y para desangrar bélica y moralmente a la Unión Soviética, aprovechando también la carta de la insurgencia islámica.
El hecho es más que un gesto para mantener contentos a su complejo militar industrial y sus senadores belicistas, sino que presenta una compleja maraña de intereses y objetivos geopolíticos.
La presentación en sociedad en un escenario bélico real de una de las armas más destructivas de las no nucleares, tiene varias objetivos y lecturas dentro de una estrategia de confrontación mundial inspirada en los objetivos imperiales de siempre, que responden a intereses geopolíticos y económicos de los empresarios y “señores de la guerra” que hoy imperan en la Casa Blanca.
Entre ellos, y Donald Trump lo representa: el dominio económico, político y militar global de Estados Unidos, devolver el orgullo a los “alicaídos norteamericanos”, (según Trump, por supuesto),convertir a los países “civilizados”, en subordinados y marionetas de sus políticas o locuras, y para que proporcionen mano de obra barata y mercenarios para sus guerras o servir de “fuerzas de ocupación” de sus propios países.
Se trata de una versión siglo 21 de contrainsurgencia, doctrina de la Seguridad Nacional, convertir a las Fuerzas Armadas de los países “aliados”, en carne de cañón, entrega de sus riquezas estratégicas, un modelo aplicado ya en América Latina, y en particular en Chile, en la década de los 70.
Pero las esquirlas de la bomba lanzada en Afganistán, también son una amenaza nada velada a otros países del mundo: a China, a Rusia, reviviendo la Guerra Fría y la confrontación Este-Oste, además de recordar a sus aliados, subordinados de “quién es el dueño de la pelota”.
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Trump desnuda así sus verdaderas intenciones imperiales. Lo que dijo respecto de Corea del Norte, va para cualquiera otro que se aparte del “camino correcto” (esto es de asumir y subordinarse a la estrategia imperial):” Corea del Norte es un problema y un problema que será atendido”.
Luego el martes 11 escribió en su cuenta de twitter: ”Corea del Norte busca problemas, Si China decide ayudar, eso sería genial. Si no ¡resolveremos el problema sin ellos!”. Y a reglón seguido envió una fuerza de ataque naval y aéreo de enorme magnitud a la península de Corea, encabezado por el portaviones Carl Vinson, e integrado por dos destructores, un crucero de ataque y decenas de aviones.
Esto, “para resolver el problema”.
En cuando a Rusia también ha sido explícito: ”Ahora mismo no nos estamos llevando bien con Rusia, para nada. Podemos estar en uno de los puntos más bajos de todos los tiempos”.
Trump no necesita dar mayores explicaciones, ni siquiera al Congreso de su país. Y mucho menos a la opinión pública internacional o a la institucionalidad de Naciones Unidas.
¿Y por qué sostenemos entonces que este es un problema que nos atañe, nos incumbe y frente al cual debemos tomar posición?
En primer lugar se trata de hechos bélicos concretos, agresiones que forman parte de una estrategia imperial puesta en práctica a nivel global.
¿Cuando pasaremos a la categoría de país “no civilizado”, de “país problema”, según el lenguaje de Trump y seamos objeto de medidas “correctivas” por parte de los marines y rangers de Estados Unidos” o de alguna “fuerza de tarea aeronaval?. ¿Será necesario recordar las intervenciones militares y políticas de Estados Unidos en América Latina, y en Chile?.
Los senadores y diputados, los Partidos, los candidatos presidenciales que hoy se disputan en Chile, el futuro político inmediato, tienen el deber de entregar su opinión al respecto. No pueden callar frente el ataque a la libertad de pueblos y países, amenazados, chantajeados, por la prepotencia imperial.
Los gobernantes de Europa y de todo el mundo no deben callar, a riesgo de aparecer en complicidad con las invasiones, las violaciones a la soberanía, los actos de agresión, el genocidio, la conspiración de una potencia imperial contra la democracia, esta amenaza a la paz, la independencia, la integridad de países soberanos.
Defender la paz internacional, condenar toda agresión y el uso de las armas para imponer el dominio imperial, pasa a ser hoy un deber humanitario central y las fuerzas progresistas y democráticas deben asumirlo con determinación.
No se puede dejar el campo libre a los que amenazan la paz y la vida humana, a los que buscan arrastrar al mundo a un holocausto, o asucumbir en el infierno nuclear.
Dijimos en ocasión del alevoso ataque de Estados Unidos a Siria el pasado miércoles 5 de abril:”Lo grave no es que el presidente de Estados Unidos, sea tosco o grosero, sino que tiene en sus manos el botón de una guerra nuclear. ¡No vaya a ser cosa que se le ocurra “darle una lección” catastrófica a algún otro país!.
“Con esta política Trump no solo pone en peligro a cualquier país o pueblo del mundo, sino que pone en riesgo además a sus propios ciudadanos y a sus intereses en todo el mundo. Habrá quienes busquen que actos de agresión brutal como el perpetrado contra Siria no queden impunes, y de esta manera seguiremos en una espiral de violencia y muerte, que puede ser suicida.
“Y por lo tanto se impone una condena con fuerza, sin reticencias por los gobiernos democráticos y progresistas del mundo, por nuestro gobierno, por las organizaciones sociales, por los políticos, por las iglesias, por todos para los que sea caro el valor de la vida humana y los destinos del mundo.
“No se puede vivir, ni construir ningún futuro bajo la amenaza nuclear. O de la invasión y de la intervención contra nuestra soberanía e integridad”.
Por Marcel Garcés Muñoz
Director
Crónica Digital
Santiago de Chile, 13 de abril 2017
Crónica Digital
Bullshit. Hay que acabar con el terrorismo, y está es la manera corta. Así como haces artículos y largos acerca de trump, deberías hacer de cómo la población civil de syria y otros es masacrado, como las niñas son violadas.
Excelente comentario. Si bien es cierto al señor Trump le falta en letrero de loco peligroso, no es menos cierto que lo dicho en este comentario apunta directamente a las amenazas de Norcorea desde hace mucho más tiempo que la aparición de Trump. Periodismo objetivo requiere de mayor auto escrutinio y acercamiento a la verdad.
(lamento que no lo vayan a publicar)
En Siria, una vez más, decenas de civiles resultaron masacrados producto de un bombardeo «aliado» Esto se repite constantemente. Así también se repiten, a través de toda la historia, las invasiones, los golpes de estado o guerras injustas y prefabricadas de parte de los gringos.
Felicito y comparto la visión del periodista, su coraje en la denuncia y en el llamado de alerta a los paises de la región. Parafraseando a Bertolt Brecht podríamos decir: vinieron por Irak y no me conmoví, luego por Libia y Siria y tampoco me conmoví; hasta que llegaron a Brasil y han continuado con toda la regiôn.
Se impone como se expresa, una respuesta y un rechazo unitario, con decisión, con dignidad