No cabe la menor duda, que la partida de Fidel abrió la discusión de las expectativas para el futuro de Cuba. Su imagen ya ha trascendido y su figura supera las propias expectativas de su existencia, su palabra y sus actos definitivamente lo absuelven y no porque pongamos el empeño de elevar al máximo el culto a la personalidad que tanto nos fascina, sino porque su misma historia le ha puesto como protagonista de un modelo que trasciende a su existencia.
Podrán criticarlo pero no se han ido con él los esfuerzos de un país pobre que ha trabajado sin pausas para vivir con dignidad y poder constituirse en más de 50 años como un Estado de Derechos Sociales.
Quien observa desde afuera, puede cometer el pecado de no entender la particularidades de las necesidades profundas de esta sociedad, mas aún cuando el cubano tiene por derecho aquellas cosas que en Chile carecen la mayoría de la población por estar entregadas a las variables del mercado Educación, Salud, Trabajo, aquí son derechos conquistados por el proceso revolucionario y son parte del acervo cultural del cubano y en eso ellos no se equivocan.
A cada quien según sus necesidades a cada quien según sus capacidades se repite a diario en estas calles, por eso todos son iguales pero diferentes me decía un compañero hace unos años cuando le pedía que me recomendara un lugar. Encomiable es el trabajo de todos aquellos sujetos que realizan sus labores en sus distintos lugares, sin esa disciplina y compromiso Cuba no existiría cómo es.
Esas personas son reales, tienen rostro, nombres y apellidos y un compromiso consciente con el proceso revolucionario, ellos son los que sustentan al sistema y eso es lo que cuesta entender a la derecha chilena vociferante de la libertad según les convenga, esa derecha que tiene una mirada desde la elite y que está acostumbrada desde la temprana republica a pensar y decidir que es lo que sería bueno para el país, pero que no valoran o más bien desprecian, cuando esa libertad se traduce en un pueblo que decide participar y ser protagonista. Ese pueblo es el que he visto en la Plaza de la revolución este 1º de mayo.
Los pueblos no son una cuestión etérea, indeterminada. Están constituidos por personas y es ahí donde uno encuentra al cubano formado como un sujeto distinto, esa persona culta que tiene un compromiso transcendental con su país, con la vida y el genero humano pues así ha sido formado ya que ha recibido ese bien social tan determinante como lo es la Educación, que le permite ser critico, pensar en el otro y también conversar, cuestionar y asumir compromisos más allá de sus propios intereses particulares. Incluso esto vale para aquellos que disienten pues claramente nada se los impide o alguien desde Chile puede imaginar a una persona que viva de ser bloguero y dedicarse a eso.
Que faltan cosas, pero claro que sí, o más bien vale la pena preguntarse dónde no faltan. La economía, los derechos civiles, el desarrollo son preocupación permanente del Estado Cubano y sus autoridades, un claro ejemplo de ellos son las leyes de inversión extranjera, la habilitación del complejo portuario de Mariel y los emprendimientos particulares que se expanden por La Habana.
Las necesidades son múltiples e ilimitadas y en la medida que podamos producir bienes y servicios para satisfacerlas estaremos cumpliendo con la función social del trabajo, esa es la tarea diaria que nos impone vivir en sociedad y hoy todos los estamentos de este país en sus distintas áreas están muy preocupados por mejorar y lograr que ese trabajo se transforme en un mejoramiento de los salarios de los trabajadores, el desafío al igual que antes y siempre es mejorar las condiciones de vida del pueblo cubano.
No basta caminar La Habana y conversar con los personajes de toda la vida para creer que sabemos de Cuba, menos cuando nos encontramos que no observamos lo que ocultan y necesitan esos caminantes de Calle Obispo.
Este 1º de mayo es el primero sin Fidel, ya no está, sabemos que su voluntad fue que no se le levantaran monumentos, pero aquí se quedan las escuelas y la obligación de educarse, permanece la medicina al alcance de todos y su sentido social que pone a las personas al centro de sus preocupaciones, se quedan esas aulas universitarias que reciben a muchachos que en sus países de origen jamás podrían ver una educación profesional.
Solidaridad, compromiso, hermandad de los pueblos pueden ser conceptos manoseados por los discursos, pero cuando estos se practican como políticas publicas adquieren otro sentido y en eso este pueblo y su dirigentes no cejan.
Por mas que Raúl ya lleve un tiempo consolidado como líder de esta nueva etapa de la revolución la ausencia de Fidel es tema tanto para aquellos que sueñan con que “la revolución se venga abajo”, como para aquellos que vemos con esperanza que Cuba se vuelve a inventar una y otra vez incorporando al mundo un excelente capital humano formado profesionalmente para los desafíos que requiere el mundo de hoy, para así asegurar una ya antigua revolución que tiene vigente esos principios inspiradores de hace más de 50 años y que son tan necesarios para el mundo de hoy, por eso la revolución cubana aún es joven y aparece como más necesaria que nunca por el sentido ético que la contiene.
Hoy 1º de mayo he visto como marchan los trabajadores, profesionales, civiles y estudiantes, todos juntos en lo que denominan una fiesta nacional, los militares con sus uniformes desteñidos por el implacable sol, se ubican entre la multitud como cualquier trabajador, al lado va un medico, no se pierden ni confunden pues aquí sí están al servicio de la patria, eso es producto de esta joven revolución.
Por Cristián Ruiz
La Habana, 11 de mayo 2017
Crónica Digital