La Dirección de la Media Luna Roja Arabe Siria informó hoy que presta servicios de asistencia y de medicina en general a 350 mil personas en las ciudades de Deraá y Ezra, a unos 100 kilómetros al sur de Damasco.
En la prestación de servicios médicos y de emergencia en respuesta a las crecientes necesidades de la población por la guerra terrorista, la organización compensa de esta forma la destrucción de hospitales y policlínicos en la provincia.
Desde mediados del 2013, la Media Luna Roja Árabe Siria puso en funcionamiento dos centros de emergencia médica en las ciudades mencionadas y que trabajan hasta la fecha de manera exitosa y como garantía de servicios de salud.
El jefe de equipos de ambulancias de la Media Luna Roja en Deraa, Mohammed Rami Al-Ahmad, señaló que los equipos de ambulancias se iniciaron con ocho voluntarios, dos ambulancias y cuatro médicos que trabajan las 24 horas del día.
Con el paso del tiempo y la adquisición de experiencias de trabajo en condiciones difíciles, el cuadro de los equipos de ambulancia aumentó a 42 paramédicos, cuatro médicos, siete auxiliares generales y cinco vehículos.
Damasco, 14 agosto 2017
Crónica Digital /PL
Lun Ago 14 , 2017
La expresión puede aparecer como impertinente o muy despectiva, sin embargo casi en todo el mundo entiende muy bien lo que es ser un parásito o un “cafiche”, como se les conoce más vulgarmente. Esto es, una persona que vive de los recursos ajenos, que no los obtiene como retribución a su esfuerzo o talento. Por esto que en el desprestigio, prácticamente universal, de la clase política se dice que son sus integrantes los primeros parias del estado, cuando éstos debieran estar dispuestos a ser los servidores públicos por excelencia. Los grandes benefactores del pueblo y celadores de la administración pública. En la feliz ausencia de guerras entre nuestras naciones, como en algunas otras áreas del Planeta, las Fuerzas Armadas, antes veneradas por sus pueblos, hoy suelen ser motejadas de vivir abusiva y holgadamente a expensas de los estados, toda vez que su mantenimiento representan un enorme y cada vez más inútil desangramiento presupuestario. La industria y el mercado mundial de las armas significan distraer recursos que podrían destinarse a la producción y el intercambio de bienes que sirvan efectivamente al bienestar humano, como a su seguridad. Al financiamiento de la educación, la salud, la vivienda y tantos otros objetivos sociales. Se sabe que un tanque cuesta más caro que una biblioteca regional, y que con el dinero de aquellos letales aviones y barcos de guerra podrían financiarse miles de kilómetros de caminos, puentes, puertos y mucha infraestructura en beneficio de todos. Hasta aquellos ferrocarriles, por ejemplo, que nuevamente nos prometen varios candidatos presidenciales, oferta tan antigua como incumplida que incluso causa hilaridad en sus adversarios. Pero existen poderosos parias, también, que alimentan los conflictos mundiales y regionales para lucrar desde sus escritorios con el tráfico de armas. Sin disparar un solo tiro, ni arriesgar su vida en un campo de batalla. En un país como el nuestro, que carece se visión estratégica, nuestras fuerzas armadas aún no se reciclan a fin de que sean más útiles al país y disminuyan su personal. Sus efectivos (como suelen llamárseles) son los que tienen una carrera profesional más corta, aunque las pensiones más abultadas una vez que se retiran. Deliberadamente, Pinochet no quiso asimilar sus cajas de previsión al sistema de AFPs, lo que hoy se entiende como el principal obsequio heredado del Dictador a sus camaradas de armas y cómplices.. Leo en el diario La Tercera un artículo que da cuenta que a las altas pensiones que reciben los militares jubilados, donde se destaca que hay más de 300 militares en retiro que reciben hasta cuatro jubilaciones, por lo que sus estipendios pueden alcanzar los seis o siete millones de pesos mensuales. Es decir, fácilmente hasta diez o más veces lo que reciben los pensionados del mundo civil. Con el agravante que un buen número de éstos es recontratado por las instituciones castrenses, mientras otros gozan de pensiones por invalidez, sin las adecuadas certificaciones médicas que lo acrediten. He aquí entonces quiénes son en Chile los principales o más onerosos parásitos […]