Desde ya advertir que los ataques a la presidenta Bachelet son para detener las transformaciones sociales que se llevan a cabo, y al mismo tiempo, para torpedear la consolidación que concretará Alejandro Guillier en su gobierno.
Un grupo de religiosos ha atacado a la presidenta en su terreno sagrado retirando todo tiempo y espacio de tregua y de crecimiento en la crítica política. No han permitido que los cánticos finalmente reflexionaran sobre la construcción conjunta de soluciones a los problemas globales, y que la individualidad estuviera al servicio del colectivo.
Han desgarrado con un ¡Señor, Señor! invocado desde condición de la indiferencia, la presencia tranquila de todos quienes estuvimos allí, representado por la dignataria.
Septiembre se acerca y se aleja con toda su carga de imágenes, de respiros y exhalaciones profundas que no parecen terminar nunca, y que permiten esos aires de recuerdos, de vivencias, de presencia, de no olvidar jamás el cómo entregar la vida para que ésta no se pierda nunca en los abismos de los ataques cómplices.
Por eso sabemos que estuvimos allá, sabemos de esas transformaciones de Allende, y al reconocer los actuales avances, y la fundación democrática que se ha concretado hasta hoy, podemos volver a respirar profundos espacios, y saber que se retoman los caminos de la justicia, del trabajo, y de lo que debe ser por la fuerza de la lucha y la entrega.
Sí, se recurre a experiencias pasadas para ver cuánto se ha avanzado hoy, tal vez observar los espacios grandiosos de conversaciones, y reconocer que ésta transformación de cada uno se completará y consolidará con la fuerza de todos.
Allá estuvimos juntos hace 47 años construyendo los momentos donde toda la música era respirable para que hoy puedan darse incluso desgarros de democracia de quienes violaron los derechos humanos, y destruyeron esa misma democracia palpable, y querida.
Siniestros vuelven hoy los ataques de ex militares y se permiten llamarse “viejos” para tener nuevamente la libertad entregada y mal usada. Quejas respaldadas por militares que tratan de hacer entender a los otros los contextos de aquellas acciones repudiables.
Sepan que el contexto de la democracia se determina y sustenta sólo con el contexto de la democracia. El que ha hierro mata…
Lo que han hecho ayer y pretender volver hacer hoy es reanudar e intercambiar favores por bienes. Buscan tras sus crímenes negociación política que finalmente terminará en sus propios negocios, muchas veces comerciales.
Y estos no son datos o rumores, como los que hoy tratan de derrotar la campaña de Alejandro Guillier, y que terminan transformándose en contenidos de discusión de la prensa y de la población.
Aquellos rumores buscan propiciar la incertidumbre, el desconcierto con tamaña cantidad de información, de datos, provocando la opacidad, no por falta de transparencia o comunicación de Alejandro Guillier, sino por el conjunto simultáneo de noticas a medias, de rumores a medias, que conducen a la población a interpretaciones erróneas y falsas.
El rumor que está fuera del discurso de Alejandro Guillier, es la principal figura de esta nueva conspiración, ejecutada por esa misma prensa que trae esos aires profundos de quienes en aquella ocasión lejana, construyeron esa democracia que respira en el recuerdo, y que no muere jamás a manos de traidores.
Por Sergio Reyes
Periodista
Santiago de Chile, 22 de septiembre 2017
Crónica Digital