Al respecto, el jefe de Estado Mayor de la Fuerza Aérea, general David Goldfein negó que la medida esté relacionada con un evento específico, sino con la necesidad de prever con suficiente antelación ‘ante la realidad de la situación global’.
El mando militar estadounidense aún no dio la orden a los bombarderos de permanecer en guardia ininterrumpida, pero según Goldfein ante el actual clima político en la arena internacional, es necesario estar preparados por si los jefes con derecho a hacerlo finalmente lo deciden así.
Nuestro trabajo es proporcionar las opciones factibles para el Presidente y el secretario de Defensa y si tenemos que elevar de esa forma el nivel de alerta lo haremos, añadió Goldfein.
La posible reactivación de este sistema de guardia ininterrumpida provocó rechazo de algunos expertos como Steven Pifer, exembajador de Estados Unidos en Ucrania, para quien resulta muy difícil de explicar el retorno de estas decisiones excesivamente costosas.
Por su parte, Adam Blickstein, exfuncionario de asuntos públicos del Departamento de Defensa, dijo a Newsweek que resulta sospechosa la reactivación de esta medida, en particular después de que el pasado viernes Trump firmara una orden ejecutiva para que unos mil pilotos en situación de retiro se reincorporaran al servicio activo.
Hasta hace 25 años, unos 40 bombarderos estratégicos estadounidenses equipados con armas nucleares, se mantenían listos para despegar en breves plazos desde 11 bases norteamericanas en todo el mundo, una medida que fue levantada en 1991 por el entonces presidente George H.W. Bush, tras la desaparición de la Unión Soviética.
Washington, 23 octubre 2017
Crónica Digital /PL
