Uno. Detrás de la maraña de cifras, ecuaciones, descuentos, porcentajes, etc., etc., etc., el tema de las Pensiones debe ser comprendido dentro de un problema mayor: la muy desequilibrada distribución de los ingresos entre los factores Capital y Trabajo en nuestra economía nacional.
Dos. Esencialmente, el producto se distribuye socialmente mediante tres grandes instrumentos:
a) La Negociación Colectiva en la empresa, b) Los Impuestos para corregir la distribución anterior (por eso se le llama “redistributiva”) y c) La Seguridad Social, que debe asistir mediante la solidaridad a cubrir las “contingencias de la vida real” (Accidentes, Enfermedades, Embarazos, Vejez, Invalidez, Sobrevivencia del grupo familiar, Desempleo, Gastos familiares, Sindicalización, etc.).
Tres. El primer mecanismo ha sido casi inexistente hasta la actualidad, toda vez que la cobertura de la Negociación Colectiva ha rondado el 10% y la tasa de conflictividad es menor incluso a ese promedio, lo que se traduce en los, relativamente, bajos sueldos del Mercado de Trabajo chileno, que se traducen al final de los días laborales en una baja capitalización individual para efectos pensionarios.
Cuatro. El segundo mecanismo es como, diría un profesor portorriqueño, el “Carménère de Colchagua” o los infinitos usos de la palabra “huevón”, porque sólo en Chile opera un sistema impositivo derechamente regresivo, basado en el IVA y que trata al producto del trabajo como renta, más encima con invariabilidades tributarias para la inversión extranjera, que permiten a transnacionales mineras llevarse un cerro de Santiago completo, sin pagar mayores tributos.
Cinco. Con un contexto tan devaluador del trabajo, viene a operar el tercer mecanismo, pero también con lógica invertida: el trabajador tiene que soportar infinitos descuentos a su salario: 10% para la Administradora (gran ironía!) de Fondos de Pensiones; 2,6% por eventual Invalidez y Sobrevivencia y costos de administración para la misma AFP; 7% para la Institución de Salud; 0,6% por eventual Cesantía; a lo que se agregan descuentos por préstamos sociales, sistemas internos de Bienestar, Cuota sindical (porque no hay participación colectiva en la utilidades), pensiones alimenticias judicialmente decretadas, dividendos hipotecarios, etc.
Seis. ¿Resultados?… como todo es perfectible, “su” AFP participa en el directorio de un retail que le vende el “bluyín”, no sólo varias veces por sobre sus costos de producción, importación, logística, publicidad, etc., sino que además a crédito.
Por Leonardo Holgado V., abogado laboralista.
Santiago de Chile, 16 de noviembre 2016
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