Los pronósticos quedaron de patas arriba en las elecciones presidenciales y parlamentarias de Chile, si bien los favoritos Sebastián Piñera y Alejandro Guillier pasaron a segunda vuelta.
La segunda ronda de los comicios tendrá lugar el 17 de diciembre y se impondrá quien logre mayoría simple. Al llamado a las urnas, con participación por primera vez en la historia de chilenos en el exterior, acudió el 50% de los convocados.
No fue tanta la brecha señalada por las encuestadoras, en una tendencia que sigue a los casos del Brexit en el Reino Unido y la victoria de Donald Trump en Estados Unidos, con la sorpresa además del emergente Frente Amplio (FA).
El senador Alejandro Guillier, la carta de la mayor parte de la centroizquierdista Nueva Mayoría, fue tal vez quien mejor cumplió los vaticinios, sin salirse de guarismos sobre el 22%, pero permitió el acecho de Beatriz Sánchez (FA).
«Triunfó el futuro y no el pasado. Gracias por confiar y permitirme representar al amplio mundo del cambio y del progresismo en la segunda vuelta de esta elección presidencial», comentó Guillier.
Hoy ha quedado claro ante el país que los chilenos quieren transformaciones. Quieren derecho a la educación y a la salud, un sistema de previsión decente y seguridad basadas en las propias organizaciones de base, apostilló.
«Somos más y por lo tanto ganaremos en diciembre. Chile quiere otro camino y lo ha expresado en el voto», al tiempo que agradeció llamadas telefónicas de las candidatas Sánchez y la democristiana Carolina Goic.
Sin embargo, ni el FA y los democristianos expresaron hasta ahora si darán apoyo a Guillier en el balotaje, algo que un influyente «outsider», el ex presidente Ricardo Lagos, le manifestó claramente.
Guillier le hizo un guiño a Goic, «con especial cariño y emotividad por los vínculos que hemos tenido laborales durante mucho tiempo», mientras que aplaudió a Sánchez, «que con hidalguía de mujer fue capaz de enfrentar una gran tarea».
Por su parte, Piñera hacía sus deberes con casi el 37% de respaldo aunque no llenó las expectativas de sus adherentes que le concedían más del 40%. No perdió tiempo, envió un mensaje al ultraderechista José Antonio Kast y consiguió su apoyo.
Con Kast, que obtuvo el 7,9% de los sufragios, el ex mandatario suma un importante aliado, y desde ya apuesta a que la fragmentación de la centroderecha termine por devolverlo al Palacio de La Moneda.
Chile no resiste otro Gobierno de izquierda, comentó Kast, otro furibundo critico de la administración de la socialista Michelle Bachelet.
Piñera resaltó que el resultado es muy parecido al del 2009 «y ustedes recordarán que el 2009 ganamos la elección, al recordar su ascenso para el periodo gubernamental 2010-2014.
«Necesitamos rescatar el liderazgo, el dinamismo y el progreso que nos han arrebatado», dijo el político conservador quien rescató el espaldarazo de cuatro partidos en todas las regiones de Chile y en 300 de los 365 municipios.
Bachelet, en una breve intervención desde La Moneda prometió que seguirá trabajando hasta el último día de su mandato (11 de marzo de 2018) y al mismo tiempo reflexionó sobre el abstencionismo.
«Hoy cerca de 5 de cada 10 compatriotas no fueron a votar. Puede haber diferencias, pero los caminos estarán cortados si la democracia se debilita por baja votación. Como Presidenta de todos los chilenos, quiero invitarlos a que reivindiquemos el valor del voto», enfatizó.
Para la Democracia Cristiana fue una jornada aciaga. Además del bajo resultado de Goic en las presidenciales (5,91%), el partido perdió por lo menos cuatro escaños de diputados o senadores.
Por Fausto Triana
Santiago de Chile, 20 de noviembre 2017
Crónica Digital /PL