¡Y vivimos la pasión del flamenco! Ya que los asistentes al teatro CorpArtes, quedaron sencillamente fascinados con la brillante presentación de María Pagés, la extraordinaria bailarina y coreógrafa sevillana, que ha hecho de este estilo de danza -como lo es el flamenco- su vida, y que con su compañía creada en 1990, se han presentado con gran éxito en todo el mundo con “Yo Carmen” montaje que está basado en la novela “Carmen” del escritor e historiador francés, Próspero Merimée, publicada en 1847. Aquí se resalta la voz y alma femenina sin temor a lo que dirán los hombres, pese a que no hay varones en escena, como lo es en la “Carmen” original, María Pagés se expresa en forma más moderna y da a entender que las mujeres han cambiado, pueden ser más libres, como ese juego con el abanico que hacen todas las bailarinas, al comienzo de la obra, con una delicadeza, ternura y perfección que cautiva y envuelve a los espectadores, mientras las luces crean la atmosfera perfecta.
Sorprenden los cantantes en vivo, donde la mujer toma la palabra y la acción a través de la poesía, mientras que las guitarras y el violonchelo, no hacen más que realzar las notas del flamenco, conjugándose con la música popular y clásica – lo que se agradece para el disfrute de nuestros oídos-, donde el sonido no podía ser mejor, seguido de variados elementos en escena, como libros, delantares, bastones, escobas y bolsos, los que van apareciendo de los costados, del cielo y de entre las manos de la bailarinas. Sin dudas que estamos ante un espectáculo de primer nivel, lleno de fuerza, de destreza y coordinación.
Andalucía es la cuna del flamenco que data del siglo XVIII y sólo ciento veinte kilómetros la separan de Sevilla donde nace en 1963 María Pagés, considerada una de la bailaoras y coreógrafas más importantes del flamenco y que hoy nos deslumbra y nos deleita con “Yo, Carmen”, generando una emoción desde su entrada al escenario y hasta su salida. Ella sabe ocupar los espacios, sus movimientos de brazos que se extienden por todo su cuerpo y pareciera que sus capas, vestidos y accesorios son parte de ella y su danza zapateada que no para de sorprenderte, cuadro tras cuadro, destacándose el momento que ella delante de un espejo transforma sus vestimentas con una elegancia y naturalidad, que solo lo da, esa madurez artística que ha logrado tras tantos años arriba de un escenario. En “Yo, Carmen” todos los elementos en escena funcionan perfectamente, pero los pies de esta artista hablan y transmiten algo que va más allá que el placer de la danza y que solo los grandes exponente pueden proyectar desde un escenario: alegría y libertad.
“Ni el aire ni la tierra son iguales después de que María Pagés haya bailado”, ha dicho el Premio Novel de Literatura, Jesé Saramago. Y razón tiene, ya que el gran número de eventos coreográficos que ha realizado en notable: Sol y Sombra (1990), De la luna al viento (1994), El Perro andaluz. Burlerías (1996), La Tirana (1998), Flamenco Republic (2001), Canciones antes de una guerra (2004), Sevilla (2006), Autorretrato (2008), Flamenco y Poesía (2008), Dunas (2009), Mirada (2010), Utopía (2011) y a estos hay que agregarles sus colaboraciones cinematográficas destacándose su participación en: Carmen, El Amor Brujo y Flamenco de Carlos Saura, así como en La Bella Otero y Hemingway, Fiesta y Muerte de José María SánchezDivina (2012), La alegría de los niños (2013), Siete golpes y un camino (2014) y ahora “Yo, Carmen” .
Por Miguel Alvarado Natali
Crónica Digital, 21 de Noviembre 2017