La mandataria chilena, Michelle Bachelet, dialogó ayer durante una hora y 45 minutos con el senador independiente y candidato presidencial de centroizquierda, Alejandro Guillier.
Tiempo suficiente para alborotar el avispero político en Chile, a 26 días del balotaje que colocará en las urnas los nombres de Guillier y del multimillonario conservador Sebastián Piñera, en pugna por el sillón del Palacio de La Moneda.
La ministra de Gobierno y portavoz oficial, Paula Narváez, defendió la acción de Bachelet al subrayar que está en su derecho de conversar con un senador de la República y aspirante a la Presidencia.
Algo que eventualmente haría también con Piñera, pero que no sucederá por las enormes distancias ideológicas entre ambos. Bachelet, socialista, ha sido blanco permanente de duras críticas a su gestión por parte del magnate.
«El gobierno escucha las propuestas, sobre todo porque nos va a tocar continuar esas reformas en el Congreso. Es difícil que se aprueben ya con el tiempo que nos va quedando (…)», comentó Guillier a periodistas al término del encuentro.
Segundo en la primera vuelta de las elecciones del pasado domingo (22,7%), el legislador es la carta de Fuerza de Nueva Mayoría, la coalición en el poder que necesitará del apoyo del ascendente Frente Amplio si aspira a vencer a Piñera (36,7).
Hemos conversado sobre el interés que ella tiene de gobernar hasta el último día y yo también he pedido que así sea. No se debe distraer el esfuerzo en sacar adelante la agenda de transformaciones que todavía están pendientes, apuntó Guillier.
De cara al balotaje el 17 de diciembre, el aspirante de centroizquierda manifestó su aprecio por el espaldarazo de ministros y figuras de la actual administración, pero descartó sumarlos a su campaña.
«Conversamos de los cambios que ocurren en Chile, la renovación favorable en la política, la cantidad de gente joven llegando al Congreso, síntomas de una democracia que salió favorecida», apostilló.
Guillier cuenta ahora con el respaldo además de la Democracia Cristiana y del Partido Progresista de Marco Enríquez-Ominami, junto con el apoyo del ex gobernante Ricardo Lagos.
Mientras, Piñera consiguió el alineamiento del candidato de ultraderecha José Antonio Kast.
Sin embargo, Guillier requerirá de algo más que un reconocimiento simbólico del irreverente Frente Amplio, y Piñera del sector descontento de centristas (democristianos y otras corrientes) para imponerse el 17 de diciembre.
Santiago de Chile, 22 de noviembre 2017
Crónica Digital /PL