Claramente hoy se plantea ante los ciudadanos una definición histórica, estratégica. Este 17 de diciembre se elegirá no solo al presidente de Chile, por el próximo periodo (2018-2022), sino se definirá una estrategia de institucionalidad política, de desarrollo social , un proyecto de país.
En definitiva se elegirá un camino de democracia participativa, progresista, una ampliación de los derechos de los ciudadanos, una respuesta a sus crecientes demandas de progreso, de derechos, y expectativas de participación y protagonismo social, o se retrocederá ante el poder totalitario de los grandes empresarios y los intereses del mercado, la lógica brutal del lucro o el ansia de ve4nganza del neofacismo y de los nostálgicos del negro periodo de la dictadura de Pinochet, hoy alineados tras la condescendencia de Piñera.
Claramente no da lo mismo quien sea elegido Presidente de Chile este 17 de diciembre.
Y no caben en este disyuntiva vacilaciones, ambigüedades, o lo que viene ser lo mismo, irresponsabilidad política, cálculos mezquinos, o franca traición a principios que pudieron haber motivado su quehacer en el escenario político.
Mantener el rumbo del país hacia el fortalecimiento de las reformas, en definitiva de la democracia, o frustrar el progreso, es la gran disyuntiva que la historia ha puesto ante la conciencia y la decisión electoral presente.
No cabe dudas que es el momento de buscar las coincidencias, que son muchas, de iniciar un camino de convergencia entre la Nueva Mayoría, el Frente Amplio y sus diversas sensibilidades, la Democracia Cristiana, el PRO, y otras fuerzas y liderazgos , no solo como un acuerdo electoral presidencial, sino como un proyecto político estratégico, un programa presidencial, que permita cumplir con las demandas sociales y las tareas que el desarrollo y el progreso pone ante los chilenos (Recomiendo leer la entrevista del Alcalde de Recoleta, Daniel Jadue , en La Tercera, del 4 de diciembre, además de la entrevista de la dirigente de Nueva Democracia ( Frente Amplio), Carla Amtmann)
Mañana, deberemos discutir, con toda seguridad y en un ambiente de transparencia y respeto mutuo, y sobre todo de perspectiva histórica, el ritmo de los cambios necesarios para avanzar, lograr los consensos indispensables, sacar la discusión del mundo estrecho de las elites o oligarquías partidistas y llevarla al pueblo, a los ciudadanos, a la sociedad, a los que son y deben seguir siendo los protagonistas del proceso, hacer de la transparencia, la ética pública, el respeto a las diferencias un horizonte permanente, pero también el logro de las necesarias mayorías, tanto en al ámbito de la sociedad como en el de la tarea de gobierno y en el Parlamento.
Hoy la urgencia es llevar la palabra del progreso, en este caso buscar y lograr el apoyo a la candidatura de Alejandro Guillier, y cerrar el camino al revanchismo derechista, que no logra ocultar su alma pinochetista y dictatorial, que Piñera trata de enmascarar bajo una retórica populista, intentando hacer creer la farsa de que ha ”descubierto” las demandas sociales, asumiendo incluso consignas como la gratuidad en la educación, la defensa de los pobres, pero arriscando la nariz junto a Ossandón (Manuel José) en sus escenificadas “bajadas” a las poblaciones para unas hipócritas “casa por casa”.
Con razón “La Semana Política” de El Mercurio de este domingo 2 de diciembre, fuera de su plañidera defensa de la Democracia Cristiana por una supuesta “poca consideración” por parte del comando de Guillier, reprende a Piñera por no haberse “reiventado” tras la decepcionante primera vuelta presidencial. El Mercurio insta a l candidato derechista a “instalar un eje social” en su discurso”, para “conectar emocionalmente con los votantes”, en lugar de , afirma, “priorizar el acercamiento hacia sectores de un centro tan teórico como de escasa representatividad, en desmedro de su principal fuente de crecimiento electoral: aquellos votos que siendo proclives a sus ideas y habiéndolo ya apoyado en la elección de 2009, esta vez no se movilizaron por él”.
EL Mercurio pautea la hoja de ruta que, según del medio, debería seguir Piñera, en estos últimos días de campaña, acusando además “fallas de su equipo comunicacional”, y pontifica además sobre la política de alianzas electorales que deberías seguir: acudir al apoyo de los grandes clanes económicos, los inspiradores de la “campaña del terror” que Piñera no ha condenado además, y de los neofacistas y nostálgicos de Pinochet alineados tras su nuevo socio, José Antonio Kast.
Evidentemente la situación electoral es compleja. Es mucho lo que está en juego.
Por ello el comando piñerista y la derecha en general, se han lanzado en una guerra sucia, una campaña del terror, como la que se montó para las elecciones de Allende en 1970.
Los grandes empresarios, han intentado dibujar un escenario tenebroso si pierde su candidato, como el presidente de la Bolsa de Comercio de Santiago, Iuan Andrés Camus, que pronosticó un “colapso accionario” de perder Piñera, y el equipo propagandístico “oculto” de Piñera ha inundado las redes sociales hasta con una campaña del terror, tan miserable como burda, para lo cual no ha dudado en utilizar a la tarotista uribista colombiana, Deseret Tavares, que anunció “traición y pérdida”, y “problemas en la economía y restricciones”, y al ex sicario de del narcotraficante Pablo Escobar, para alertar sobre “la llegada del comunismo a Chil”, si gana Guillier.
La “Multigremial” de ex militares pinochetistas y otras agrupaciones de su especie, junto a generales y almirantes en retiro acuerdan con Kast, una estrategia de “ contención” del comunismo, que evocan operaciones de guerra sicológica que ambientaron el Golpe de Estado de Pinochet en 1073 y justificaron los crímenes y violaciones de los Derechos Humanos de los chilenos.
Y Piñera, sus portavoces y propagandistas dejan hacer, miran para el techo, convirtiéndose en los nuevos “cómplices pasivos” de la sedición.
Y además, El Mercurio, en una planificación artera de su campaña contra la Democracia Cristiana y pro Piñera da cobertura prioritaria a las declaraciones de la señora Mariana Aylwin y sus adláteres, que a través de su grupo Progresistas con Progreso, han mantenido una pertinaz campaña divisoria de la colectividad, siendo los responsables principales de su debacle electoral del 19 de noviembre pasado.
De manera que estamos ante un momento decisivo, ante lo cual no cabe otra respuesta que unir a todos los sectores progresistas del ámbito social y político. Cualquier otra tentación mesiánica, personalista, purista o sectaria, no solo es inconducente sino que abrirá camino a la Derecha y a su determinación de frustrar las reformas avanzadas, a vengarse de los trabajadores, de los jubilados, de los estudiantes, de los regionalistas, y a sus demandas y perspectivas de caminos de progreso.
No da lo mismo quién gobierne el país. Y en este dilema no caben las ambigüedades, los cálculos pequeños o el quedarse impávidos ante un escenario incierto v dudoso. Tenemos una responsabilidad ineludible sobre el futuro de Chile y su pueblo.
Por Marcel Garcés Muñoz
Periodista
Director de Crónica Digital
Santiago de Chile, 4 de diciembre 2017
Crónica Digital