En febrero de 2011 fueron abiertas –por primera vez, después de haber dejado de ser usadas, en 1977, como el mayor centro de detención, tortura y exterminio de la vil dictadura civil-militar (a partir de 1974), estando a cargo de la DINA y de Carabineros–, a sobrevivientes, familiares, compañeras(os) y amigas(os), las instalaciones de Canadá 5359, Comuna de San Joaquín, recinto donde actualmente son recluidos niños y adolescentes condenados por delitos, siendo administrado por el SENAME-Servicio Nacional de Menores y la Gendarmería.
Esa anhelada conquista –en la cual, obvio, dada mi activa militancia en Derechos Humanos, participé– constituyó uno de los eventos más emocionante que he conocido, humanísimo y hermoso: ex prisioneras(os) se conmovían recordando tanto sus terribles experiencias como la valerosa fraternidad construida para entreayudares y seguir resistiendo.
Todavía más impactantes fueron los rencuentros –después de casi cuatro décadas– entre compañeras(os) de luchas que habían compartido celdas, maltratos y torturas, siendo después separadas(os) por largos exilios.
Aunque la cobarde represión no logró capturarme, también tuve numerosos muy emotivos reencuentros, especialmente con quienes nos habíamos formado en la UTE-Universidad Técnica del Estado, comprometiéndonos definitivamente con nuestros pueblos.
Habiéndose organizado, como parte de la lucha para tornar el lugar en un sitio de memoria y dignidad, similar encuentro cada año, a ninguno de los cinco anteriores falté. Realizándose el de 2018 el próximo sábado, 20 de enero, inmenso agradeceré a la Corporación la pertinente autorización para tampoco a este dejar de ir.
Santiago de Chile, 15 de enero 2018
Crónica Digital