Aunque el escenario es en la lejana ciudad de La Haya, sede del gobierno de Holanda y de numerosas entidades internacionales, para Chile el foco noticioso de la semana está desde hoy allí.
Como también debe serlo para Bolivia, dentro del contencioso que libran ambos países ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) por una exigencia de la nación del altiplano de contar con una salida soberana al mar.
La delegación de Chile está encabezada por el canciller, Roberto Ampuero, y compuesta por parlamentarios y otras personalidades en el deseo de mostrar cohesión de Estado ante el litigio.
Bolivia cuenta con una comitiva de alto nivel que lidera su presidente, Evo Morales, y tiene la convicción de que obtendrá un falló positivo de los jueces de La Haya, todo lo contrario de lo que piensa Chile.
Este lunes y mañana serán los alegatos de Bolivia, que contará con la presencia de Morales al menos en esos dos días. Entre muchas acciones, en territorio del vecino país se desplegó una bandera de casi 200 kilómetros de largo para apuntalar la demanda.
En la CIJ los días 22 y 23 de marzo serán las exposiciones chilenas, con una pausa hasta el día 26 cuando la comitiva del altiplano retomará sus exposiciones. El país austral volverá al estrado el 28 del mismo mes.
Los alegatos orales forman parte de un proceso que tiene ya casi cinco años radicado en CIJ y responden a una exigencia de La Paz de obligar al país austral a una negociación que le permita un acceso soberano al mar.
A pesar del optimismo boliviano en recibir el espaldarazo explícito de La Haya, Chile ha advertido que no cederá un centímetro de su espacio territorial y marítimo.
Bolivia perdió su acceso al mar tras el fin de la llamada Guerra del Pacífico (1879-1883), un conflicto desatado por problemas relacionados con la economía y de territorios. Perú estuvo involucrado como aliado de los bolivianos.
De ahí que algunos políticos chilenos señalen que para lograr un acuerdo de largo alcance y satisfactorio para todas las partes, sería necesario invitar a los peruanos a las negociaciones.
Según Bolivia, se trató de una invasión de los chilenos, con un saldo de miles de muertos.
Los del altiplano perdieron su entrada soberana al océano Pacífico, junto con unos 400 kilómetros de playa y miles de kilómetros de territorios ricos en minerales.
Pese a los intentos de conversar y establecer mecanismos de integración en sucesivos gobiernos después de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), Chile arguye que ya facilita el comercio y acceso al mar a través de sus puertos en el norte.
Asimismo, se apoya en la existencia del tratado de 1904, un acuerdo suscrito por ambos países que fijó a perpetuidad los límites fronterizos, un arreglo que Bolivia califica de haber sido impuesto a la fuerza.
Por Fausto Triana
Santiago de Chile, 19 de marzo 2018
Crónica Digital /PL