En Vancouver, Canadá, falleció este lunes 16,de abril, a los 73 años, el sociólogo Alejandro Rojas, uno de los más destacados exponentes de la juventud universitaria chilena de los años 70 .. Fue militante de las Juventudes Comunistas de Chile desde 1964 y seguidamente del Partido Comunista, del que fue miembro de su Comité Central -elegido en 1973-, colectividad a la cual renunció en 1982, al entrar en una contradicción vital respecto de temas doctrinarios, filosóficos y políticos, en torno a conceptos centrales como la democracia, la libertad, la violencia y el “socialismo real”.
Al día del Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, Rojas, junto a otros de sus compañeros intentan organizar la resistencia a los sediciosos en la Facultad de Pedagogía de la Universidad de Chile, pero finalmente deben abandonar sus posiciones, mientras la dictadura entronizada en el poder lo califica, en el Bando Militar Numero 10, como enemigo y lo insta a entregarse prisionero so pena de “atenerse a las consecuencias”.
El líder estudiantil, “Pipo”. para su círculo más cercano, se ve forzado a la clandestinidad y luego se decide su asilo en la Embajada de Finlandia, que representaba los intereses de la entonces República Democrática Alemana en Chile, donde permanece hasta 1974, cuando sale al exilio.
Tras su salida del país, Alejandro Rojas desplegó una febril actividad en la solidaridad con Chile y de denuncia de las violaciones a los Derechos Humanos bajo Pinochet- Como lo recordó de visita en Chile en 2016, en declaraciones a Prensa de la Universidad de Chile: ” Estuve tres años en Praga durante los que me encargaron de la campaña de derechos humanos en América Latina, visité 60 países, organizamos una manifestación continental de todos los estudiantes europeos en solidaridad con Chile, y bueno, a todas partes había que ir y contar qué estaba pasando. Fueron años muy políticos. Luego entré en un agotamiento absoluto y pedí a las organizaciones que coordinaban la solidaridad con Chile, en ese tiempo a Chile Democrático que estaba en Roma y al propio Partido Comunista en el que yo militaba, que quería recuperar la vida de una persona normal. Así que volví a estudiar y entonces me pidieron que fuera a Ginebra a hacerme cargo del trabajo de presentación de casos a la Comisión de Derechos Humanos de la ONU”.
En Ginebra se licenció en Sociología y Estudios del Desarrollo. Trabajaba como vendedor en el tren, llevaba un carrito ofreciendo té, café, agua, cigarrillos y sándwich.” Me recorrí todos los Alpes y me gustó. Ahí volví a ser una persona desconocida.”. señaló.
De acuerdo a su testimonio su experiencia en Checoslovaquia y la RDA, sobre todo por el hecho de que al tiempo de luchar por los Derechos Humanos en Chile, nada “decíamos” de los derechos humanos en Europa del Este, se incrementaron las tensiones en el Comité Central del PC, que lo llevaron finalmente a renunciar a su militancia, en una carta dirigida al líder histórico del PC chileno, Luis Corvalán, donde le señalaba que “me quiero dedicar a la investigación, a la vida académica. Me van a seguir interesando los grandes problemas sociales., pero me interesa más la pregunta académica”.
Frente a las insidias y calumnias de quienes consideraron la “disidencia”, como un pecado político, subrayó en la entrevista de 2017::”Yo nunca hice un ataque público al partido y siempre manifesté que mi experiencia en la FECh y en el Partido Comunista me llenaba de orgullo, todavía lo digo. Lo que pasa es que la vida me fue llevando a ver otras cosas “.
Así fue que este estudiante de odontologìa en la Universidad de Chile y figura política destacada en el movimiento estudiantil nacional y en la solidaridad internacional llegó a Vancouver, Canada para desarrollar su aporte en la academia, denunciar el desastre ambiental, desarrollar los temas de la ecología, vinculándolos a la acción, quizás la lucha y el rol social, y entender quizás el sentido pleno de su concepción del socialismo como tarea critica ineludible, permanente y forjadora de futuro, de los ciudadanos.
Rojas entendió que tanto el capitalismo cuya versión mas brutal conoció en Chile y el socialismo real, que conoció en su exilio, no daban respuestas y así investigó que la conexión capitalismo, socialismo, democracia, iba mas allá del régimen de propiedad sobre los medios de producción..
Alejandro explicó que su tesis doctorado en la York University. (Canadá)= “ terminó siendo sobre la democracia, el socialismo y la ecología. Me di cuenta después de vivir en países socialistas, que había un problema que iba más allá del régimen de propiedades sobre los medios de producción, con ideas de vida industrialista, que eran parecida en los dos lados. El desastre ambiental del capitalismo era peor todavía o igual en los países socialistas. Cuando me di cuenta que el socialismo y el capitalismo por igual estaban destruyendo la naturaleza, quise entender más profundamente eso y por ello mi postdoctorado sobre antropología ecológica”.
Quizás este pensamiento y este compromiso, su alegría de vivir, el rigor académico de su quehacer y su responsabilidad social y compromiso político con el futuro de la sociedad y del hombre, la humanidad , sea el mejor legado que deja Alejandro Rojas a Chile y su pueblo.
Por Marcel Garcés Muñoz
Periodista
Director de Crónica Digital
Santiago de Chile, 17 de abril 2018
Crónica Digital
Como algunos viejos camaradas- que aún sentimos la pasión de luchar- tuvimos la oportunidad de tocarnos levemente en el quehacer comunista. Eran los años de la Reforma Universitaria. Alejandro Rojas era uno de nuestros vocales de minoría del Consejo Universitario. Conformaba una esplendida camada de dirigentes jóvenes y brillantes de la Juventud Comunista y de la Unidad Popular. Podríamos señalar que a esa pléyade de extraordinarios dirigentes; Nixon y Kissinger, en nombre del imperio y de la oligarquía chilena, le robaron en forma bestial el futuro.
Alejandro llegó por algunos días a la zona, para activar- al lado de los estudiantes y profesores que dirigían la SEDE- la lucha por la Reforma. Tomamos la iniciativa, además, de invitarlo a participar e incluirlo en el quehacer del Partido. Tuvimos buenas reuniones con la CUT Provincial, con los sindicatos de clase y sus dirigentes, con los pobladores, con el equipo municipal y los viejos «regidores» Recorrimos la «pampa del tamarugal y la pampa salitrera. Creo, a la distancia, que fue una buena jornada de aprendizaje y de conocimiento en la práctica de un partido con militancia e ideología obrera. Nos encontramos en el XIV Congreso en noviembre de 1969. La Juventud saludó el Congreso con el resonante triunfo de la JOTA y Alejandro Yañez en la Universidad Técnica del Estado. Estaba feliz junto con Gladys y Viciani. Allí me manifestó su satisfacción por la experiencia vivida con la Jota en Iquique.
Lo posterior, algún día el Partido del futuro lo analizará en su profundidad. Por de pronto, señalo, que cada día se comprueba más y más que las clases dominantes jamás abandonan pacíficamente el poder. Ahogan en violencia y sangre todo proceso alternativo. Arrinconan y provocan, usando los métodos mas brutales y deleznables con tal de desestabilizar y justificar toda arremetida. Los eventos que se vienen desarrollando apuntan en esa dirección. Hay que ser muy críticos con los errores y denunciar con firmeza los atropellos o desvíaciones. Pero a su vez, no confundirnos ni vacilar. El Partido de la Revolución y los revolucionarios debe tener siempre muy presente esa frase de Lenín que nos señala que la revolución no es un paseo en coche ni es recta como la avenida Neski.
“El Partido de la Revolución y los revolucionarios debe tener siempre muy presente esa frase de Lenín que nos señala que la revolución no es un paseo en coche ni es recta como la avenida Neski”.
1. No, la conducción de las fuerzas democrático-populares, decisivamente de los asalariados, al interior de una cualquiera formación social capitalista no debe proponerse sólo “la revolución”, sino generar y transitar el camino hacia la superación del modo de producción capitalista.
2. Lo cual demanda, la propia experiencia chilena lo enseña, cerrar todos los espacios al retroceso del camino avanzado y, para qué decir, a la dictadura de la oligarquía financiera, inevitablemente internacional.