La verdad, si no tuviera a mis hermanos de vida, mis compañeros de eterna lucha y su férrea y lúcida esencia solidaria… y también si no existieran esas señales desde la llamada “otra vereda”, que me hacen seguir apostando a que la humanidad no está irremediablemente perdida, en episodios como los recientes me iría derechito a la concha de la madre de Eva.
Lección: como sociedad civilizada en Chile estamos aún en pañales. Cuando este tipo de cosas siguen sucediendo, y leo en RRSS las imbecilidades que leo, pa mí es una prueba jodida e insistente más de que falta muuuuucho por aprender, evolucionar, civilizar.
Hay una especie de pavoroso sentido común que ha echado raíces en muuuucha gente, que sigue creyendo desde sus sesgos atrofiados que haber sido víctima de la dictadura, de la forma que haya sido, es una especie de premio del cual se pueden estrujar prebendas. He leído tantos comentarios respecto al “lucro” que “la izquierda” ha hecho con el tema, y que los falsos exonerados, y que el “exilio dorado”, y que “no eran blancas palomas”, que no sé por dónde agarrar el asunto. Por dónde uno racionaliza tal nivel de inhumanidad? Basta con decirse a uno mismo “es que no los afectó en lo personal”?
A mí no, al menos. Intento resistirme para no catalogarlo de simple maldad, pero es jodido. Y ojo, he vivido situaciones donde desde la misma gente de izquierda te echan en cara haber estado exiliado, como si los viejos se hubiesen ido de vacas a Europa, como si fuese un acto de cobardía, de traición, haberle salvado el pellejo a tu familia después de prisiones infernales… lo que me da más pena en esto, es que las víctimas tienen que hacer cadenas para defenderse y poner las cosas en su lugar. No siento que haya una sociedad que te blinde frente a estos ataques, siento más bien que se tiende a relativizar todo… señoras alegando porque tuvieron que hacer colas, exigiendo “reparaciones” por lo mal que lo pasaron cuando “los comunistas marchaban por las calles”, la eterna cantinela de “yo no justifico lo que hizo la dictadura, PERO de otra manera los comunistas nos hubieran matado a todos”… después de todo lo que ya se sabe, es difícil no meter esas así llamadas “opiniones” en el cajón de la maldad pura y cruda. Pero no, eso es un síntoma de una enfermedad social, la que con que considera que la Anita, que quiere saber dónde está su hijo, su nuera, su marido, es una terrorista que quiere lucrar con sus pérdidas a manos del estado por mero afán de yates y viajes a París.
Qué hemos hecho mal? Cuál parte del terrorismo de estado aún hay que explicar, pa que todos estemos mínimamente de acuerdo? De qué lucro me hablan, si los torturadores de mi padre y de decenas de miles ganan 3 palos al mes y se atienden de lujo en el hospital militar, y mi viejo con su pensión simbólica tiene que seguir trabajando a sus 76 años y andar de consulta en consulta, pagando exámenes, pa que se mame una semana en el Barros Luco y poder meterse un marcapasos? De qué sustancia humana está hecho el Chile de hoy, pa que tengamos que volver, una y otra vez, a dar explicaciones de lo que aquí sucedió? Pena loco, más que la rabia, la impotencia frente a los Urrutia, los Kast, los fucking Melnick, los van Rysselberge que desde sus tronos (porque la tragedia es que hay gente que los elige) provida siguen restregando el odio en las caras de las victimas?
No sé… la verdad, no sé.
Por Camilo Pereda