Hemos venido a pedir perdón en nombre del papa Francisco, fue la primera frase de los enviados del Vaticano a Chile, pero horas más tarde salieron a relucir otras escandalosas revelaciones.
Abusos de poder, conductas abiertamente homosexuales con seminaristas y actos de violaciones fueron descarnadamente descritos por algunos testigos, con los cañones enfilados en el hasta ayer obispo de Valparaíso, Gonzalo Duarte.
Los testimonios, minuciosamente detallados en un reportaje de BBC Mundo, subrayaron en especial que la salida de Duarte, por razones de edad como él mismo expresara, se relaciona con su contubernio y posturas dudosas en la ciudad portuaria.
Antes salieron a relucir otros episodios grises del mismo corte en la diócesis de Rancagua, en Santiago y hasta un pasaje tenebroso de una ex monja que acusó a una superiora de haberla violado sistemáticamente en varios conventos.
Indignado, el papa Francisco reaccionó ante el expediente de Chile después de mostrarse escéptico frente a diversas acusaciones y parece decidido a adoptar medidas para una purga general de los jerarcas del clero en el país austral.
Prestar ayuda técnica jurídica y limar asperezas con los feligreses se presenta como la parte esencial de la misión que desarrollan aquí los dos enviados especiales del Vaticano. El arzobispo de Malta, Charles Scicluna, y el cura español Jordi Bertomeu, llegaron a Chile en calidad de enviados del papa Francisco para una segunda ronda sobre sus pesquisas en torno a abusos sexuales de la Iglesia.
Esperamos prestar ayuda técnica jurídica a las curias diocesanas chilenas involucradas en casos perentorios, ‘para que puedan dar respuestas adecuadas a cada caso de abuso sexual de menores cometidos por clérigos o religiosos’.
Scicluna, miembro de la Congregación para la Doctrina de la Fe, considerado una especie de fiscal del Vaticano, ya lideró una misión similar en febrero, igualmente acompañado por Bertomeu.
Los expertos en estos temas de la Santa Sede permanecerán en Santiago hasta mañana jueves, para luego completar su estancia con cuatro días en la sureña ciudad de Osorno, donde acaba de ser removido el obispo Juan Barros.
Barros fue reiteradamente acusado de encubrimiento y complicidad en casos de abusos sexuales, con el defenestrado sacerdote Fernando Karadima, quien fue suspendido de por vida por el Vaticano.
Tanto en Santiago como en Osorno, los dos enviados del Sumo Pontífico se reunirán con víctimas de trasgresiones sexuales y actos deleznables cometidos por ministros de la Iglesia católica.
En su anterior viaje en febrero, Scicluna y Bertomeu elaboraron un informe de más de dos mil páginas entregado al papa Francisco. A partir de ese texto, del cual no trascendieron detalles, el obispo de Roma adoptó diversas medidas.
Santiago de Chile, 13 de junio 2018
Crónica Digital /PL
