Por Marcel Garcés Muñoz: LA DERECHA PRETENDE ASALTAR LA MEMORIA


El 45 aniversario del Golpe de Estado  militar-derechista  no solo ha revivido una de las páginas mas sangrientas de la historia política contemporánea del país. Ha constatado que los principales actores del  genocidio iniciado el 11 de septiembre de 1973- los ejecutores militares y los resaponsables políticos, y quienes  fueron más que “cómplices pasivos”, sino que también ejecutores y  beneficiados de los crímenes contra los Derechos Humanos de millares de chilenos, no terminan de hacerse responsables de sus actos.

Con total impudicia pretenden ahora asaltar la Memoria.

La fecha , ha recordado  las violaciones de los Derechos Humanos,  el asesinato alevoso de miles de chilenos, la tortura, violaciones,  la desaparición de miles, el lanzamiento  a volcanes, al mar, de personas desde helicópteros militares, por el solo hecho de ser partidarios del gobierno legitimo  del presidente Salvador Allende,  del  envilecimiento, en fin, de las instituciones militares y policiales, judiciales , de los medios de comunicación , de los partidos derechistas, de los principales gremios empresariales de la época, y ha  constatado que las heridas siguen sangrando, que no se ha hecho debida justicia, que se mantiene el pacto de silencio de los hechores y cómplices de los crímenes  más horrendos que recuerda la historia del país,

Pero junto a la consabida  y descarada  justificación de los crímenes, al estilo de los principales responsables de la dictadura y sus crímenes,  se ha desarrollado una deliberada actitud de tender un manto de silencio, una operación política y mediática a todo nivel,  incluido un  acto “ecuménico “ de escasos  minutos,  que sirvió de escenario para que el presidente Sebastián Piñera  marcara una orientación  para una interpretación antojadiza  de los hechos para consagrar como “doctrina oficial ” la  justificación  del Golpe.

Lo cierto es que con su habitual descaro los cavernarios remanentes  de los nostálgicos de Pinochet, parapetados en El Mercurio y otros medios de comunicación, o la derecha gobernante,  han sacado la voz en este aniversario.

Uno de los principales colabores del dictador Augusto Pinochet, Carlos Cáceres Contreras,   que junto a algunos almirantes y economistas  de la derecha  conspiradora fue autor del llamado “Ladrillo”, el manual  económico de los golpistas de la Armada,  que  implantó el modelo  económico neoliberal a ultranza en el régimen dictatorial,  entrevistado por La Tercera este domingo 9 de septiembre,  se atreve a declarar que “el bombardeo de La Moneda fue necesario”.

Este sujeto confesó que, estando en España a la fecha,   “se alegró” del Golpe y responsabiliza al presidente constitucional de Chile, Salvador Allende,  por haberse mantenido en La Moneda, cumpliendo un deber histórico y político,  de ser responsable de que “el acto de toma del poder (por los gopistas) tomara un cariz de violencia, y por ende, la decisión de atacarla en la forma que efectivamente se hizo”.

Se trata de una afirmación desvergonzada y cómplice , del que luego fuera designado  rápidamente a su vuelta al país, como miembro del  Consejo de Estado, presidente del Banco Central,  ministro de Haciendo, en 1983  y ministro del  Interior (1988-1989), posteriormente premiado con participación en varios Directorios de empresas del país,  y que fue uno de los fundadores y presidente del  Instituto Libertad y Desarrollo (ILD), de la UDI, junto a  Cristián Larroulet, el principal asesor actual  del Presidente Sebastián Piñera.

Es decir Cáceres no es ningún “cómplice” pasivo” de la dictadura.

En El Mercurio,  uno de sus columnistas predilectos, el profesor de Derecho  de la Universidad Católica,  Gonzalo Rojas  , defensor de Pinochet, sostiene la peregrina  tesis  que éste ejerció el “derecho de rebelión”, para evitar ”la violación sistemática y generalizada de los derechos humanos con que los marxistas habían atormentado a muchos millones de personas desde 1917”-(la Revolución Bolchevique). Ello debía ser evitado, sigue el argumento de este “profesor “  (acusado hoy, por la FEUC y una alumna de Derecho de abuso de poder y hostigamiento)   “aún sabiendo que en la represión quizás se cometerían abusos inaceptables”-

Pero es el propio Presidente de la República, el que. aunque encubre  su pensamiento con invocaciones a los Derechos Humanos, y declara inaceptables,, “los graves, sistemáticos y condenables atropellos a los Derechos Humanos que ocurrieron durante el periodo militar”, el  que entra a justificar el Golpe y la  violencia represiva.

Cuidadosamente el Mandatario en su “reflexión” de 12 minutos, en el Palacio de La Moneda, el  11 de septiembre,  habla no de dictadura, sino de ”período militar”,  no de crímenes,  sino de  una “democracia enferma”, “de  odio, de violencia, de descalificaciones, de sectarismo”, sin hacer referencia a los hechores de las violaciones de Derechos Humanos, ni  tan siquiera a  los “cómplices pasivos” de que hablara en el pasado.

Ni siquiera  la actualidad noticiosa internacional  que habla de un Donad  Trump,  conspirando con  militares venezolanos  para preparar un golpe de estado contra el presidente Nicolás Maduro (antes habló de una salida militar a la situación en ese país soberano) hizo reflexionar al presidente chileno sobre la participación norteamericana en el financiamiento, preparación,  y realización del Golpe de Pinochet y los gerentes de entonces.

Junto con ello, Piñera marcó la futura estrategia  de justificación  de los crímenes de la dictadura y de defensa de los torturadores y asesinos y de sus mandantes, afirmando que:  ”Los países tienen que recordar su historia, pero nunca deben  quedarse atrapados en la historia”.

 En resumidas cuentas:  borrón y cuenta nueva, dar vuelta la página, diluir las responsabilidades criminales, no hacer justicia, ni verdad.

Esto es lo que ha caracterizado la actitud oficial en este 45 aniversario del Golpe militar-derechista del  11 de septiembre de 1973. Se ha renovado en los espacios políticos, castrenses y fácticos,  la prensa que  fue cómplice y encubridora  y sectores empresariales que fueron favorecidos  por el genocidio, el  intento de  esconder en un manto de olvido, de justificación , a criminales y sus hechos, ofendiendo no solo a la familia de las víctimas, sino que la verdad histórica, para eludir la debida condena judicial,, pero sobre todo para escapar de  la repulsa social y política.

Todavía a 45 años del Golpe, pero más años de sedición, conspiración y planificación hay quienes  aun se enorgullecen del “ cumplimiento del deber”,  o argumentan sobre   “la acción voluntaria y predisposición positiva para cumplir las obligaciones inheretes al servicio como consecuencia de un mandato o imposición de un superior jerárquico”,  o que se parapetan , como arengó a las tropas y al país, el Comandante en Jefe del Ejército, general  Humberto Oviedo, el 9 de julio de 2017,  ante 14 mil 219 conscriptos y  el personal  del cuadro permanente institucional, y sus familiares, tras  “las circunstancias”, “la situación concreta”,  y “el contexto histórico y  político”.

Ya ni siquiera  se apela a dar vuelta la página de la historia o reclamar plañideramente, aunque fuese como una  mueca  hipócrita, el perdón nacional o la “comprensión” de las víctimas, “superar los rencores”, de liberar de culpas a los violadores de Derechos Humanos, Pinochet y su Alto Mando, en primer lugar, y los  determinantes actores políticos, “los generales civiles” de lo que se ufanaba haber sido el entonces presidente de la empresarial Sociedad de fomento Fabril, SOFOFA, Orlando Sáez, sino de francamente tergiversar la historia ,o más bien ocultar y ojalá olvidar los hechos.

 Lo que se pretende  es borrar la historia, asaltar la memoria, blanquear a los criminales, a los ejecutores y a sus mandantes, justificar los “excesos”, en realidad reivindicar los crímenes.

Será por todo esto,  como  se testimonia en “La Tercera” (8 de septiembre, 2018),  que en la Escuela Naval y la Escuela de Grumetes, y en los institutos formadores  de la Fuerza aérea  no se habla de Derechos Humanos, de Democracia, y mucho menos de Derechos Humanos y se ignora el 11 de septiembre en sus estudios de historia , y en el Ejército  se hace una  referencia descafeinada de estos temas , haciendo referencia al “contexto nuclear y de Guerra Fría” y a “la situación histórica nacional, marcada por los hechos que desembocaron en el 11 de septiembre de 1973”.

 EL  general Oviedo lo  explicó  todo con una supuesta lógica  que apunta dar los argumentos de esta nueva etapa de la propaganda castrense,  argumentando que “a lo largo de nuestra historia no exenta de guerras, crisis, conflictos y desencuentros, los actores militares de menor graduación, dentro de los que están subtenientes, cabos, soldados conscriptos hayan tenido que obedecer y cumplir órdenes de sus superiores”.

¿Lo del 11 de septiembre de 1973, la conspiración sediciosa previa y el golpe, la participación protagónica de la CIA,  del Pentágono, de Richard Nixon, de Henry Kissinger,  de  Agustín Edwards (como establecieron oficialmente los documentos correspondientes desclasificados  en Estados Unidos’) los dólares que a manos llenas alimentaron las huelgas patronales,  el desabastecimiento, y la acción subversiva de Patria y Libertad, en contacto con el servicio de inteligencia naval  y el funcionamiento de líderes políticos y partidos y medios de comunicación,  el asesinato el 25 de  octubre de 1970, del Comandante en Jefe del Ejército, René Schneider Chereau, y el 27 de julio de 1973, del Comandante Arturo Araya Peeters,  fueron parte de un “desencuentro”?.

En el fondo, en el aniversario del Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, la derecha  y el pinochetismo  no buscaron tan solo justificar el Golpe de Estado y los crímenes de los cuales son cómplices, y hasta financistas, y que en pago por el favor concedido, abrieron los directorios a generales cuando estos pasaron  al retiro, sino que, intentaron  avanzar en su batalla política, mediática y hasta académica, por apoderarse de la interpretación histórica, asaltar la memoria  y avasallar a quienes demandan verdad, justicia y reparación.

Al persistir en la tergiversación  y negación  de los hechos que condujeron a la que ha sido , en realidad una tragedia nacional,  no solo  profundizan el dolor de las víctimas,  sino que además  pretenden  escapar del  inevitable juicio histórico  por sus crímenes  y sus omisiones también culpables.

Así  la Derecha y el Pinochetismo recalcitrante, no solo expresan su odio por el pueblo, sino que  atacan  la libertad, la institucionalidad democrática, los Derechos Humanos y la convivencia nacional.

Esto es inaceptable.

Por Marcel Garcés Muñoz
Periodista
Director de Crónica Digital

Santiago de Chile, 13 de septiembre 2018
Crónica Digital

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