El parlamentario socialista explicó que la reacción histérica de algunos democratacristianos a la declaración de admisibilidad del proyecto de aborto terapéutico y del Decreto presidencial que busca distribuir la píldora del día después nos demuestra que en la Concertación no todos coincidimos en ciertos conceptos ancla o básicos de una coalición que debiera ser pluralista y diversa.
El pluralismo debiera ser uno de los principios básicos de la democracia. Una sociedad pluralista es la que permite el encuentro respetuoso en la diversidad legítima de todos los seres humanos por igual. En este tipo de sociedades, se entiende que el Estado debe ser neutral ante las diferencias de los distintos grupos que la conforman y debe respetar las formas legítimas en que estos manifiestan sus valores y creencias.
Asimismo recalcó que algunos DC creen tener el monopolio de la verdad y niegan la capacidad de discernimiento moral a quienes no sigan sus encíclicas. Eso es grave, pero más grave aún es el hecho de imponer sus convicciones a toda una sociedad que no necesariamente entiende que debe vivir sus vidas a la manera democratacristiana. Hay un sector de la DC que hace todos los esfuerzos posibles por retroceder al país a la época de la inquisición.
Asimismo, aclaró que cuando entramos en el delicado terreno de lo que criollamente se ha denominado temas valóricos nos topamos una y otra vez con una de las más evidentes contradicciones de algunos de estos DC, la cual es su falta de compromiso con el respeto a la diversidad y su soberbia moral. A quienes no concordamos con sus convicciones moralistas y conservadoras se nos acusa de rupturistas, de enemigos de la Concertación, de separatistas; todo por tratar de dar forma a un proyecto que tiene sus raíces más profundas en los principios que inspiraron el nacimiento de la coalición: la lucha por recuperar la libertad y devolverle la diversidad al país.
El Diputado del Distrito 10 detalló que una parte de la DC ha dejado que la iglesia católica determine la forma en que todos los chilenos debemos vivir la vida, al imponer qué es lo que debemos considerar moralmente valioso y qué debemos considerar moralmente reprochable.
Los temas valóricos nos demuestran serias diferencias dentro de la Concertación ante el significado de pluralismo y nos llevan a sospechar que algunos DC no tienen interés en vivir en una sociedad diversa y prefieren la imposición de sus verdades morales a cualquier costo. Es así como la intolerancia, que fuera el vicio madre de la inquisición, asume nuevas formas en el Chile del Siglo XXI, ahora bajo un velo de cuestionable bondad, concluyó.
Valaparaíso, 2 de febrero 2007
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