Medios de prensa locales difundieron informaciones que reflejan el malestar cuidadano en Rinconada de Maipú, Cerro Navia y Pudahuel, donde los vecinos han protestado contra la medida gubernamental, cortando las arterias de las poblaciones con barricadas.
En la mayoría de las poblaciones (barrios populares) del gran Santiago, los recorridos que circulaban a su interior fueron cancelados y llevados a las avenidas principales.
El reclamo de los vecinos es que, en la mayoría de los casos, tienen que caminar hasta dos kilómetros para alcanzar alguna locomoción que los pueda llevar a sus trabajos.
Faviola Barra, quien vive en la populosa comuna de San Bernardo, al sur de esta capital, señaló a Crónica Digital que «antes, con los buses amarillos, éstos me dejaban a dos cuadras de mi casa. Hoy debo caminar más de 15 para llegar a Gran Avenida y poder ir a mi trabajo».
«Por suerte es verano y podemos sortear el calor, ¿pero en invierno? Qué nos pasará. Las calles están malas y se inundan. El barro nos llega a las rodillas. Pero, lo peor es que llegamos de noche a nuestras casas y estaremos expuestos a los delincuentes y drogadictos», denunció Barra.
La realidad de la vecina de la población El Olivo en San Bernardo no es distinta a los habitantes de la Rinconada de Maipú.
Maritza González, una de las manifestantes que detuvo el tráfico en Maipú, señaló a la prensa que «para nosotros es indignante. No tenemos servicio ni de ida ni de vuelta, porque a nosotros no nos han llevado ni de ida ni de vuelta».
En la villa Estrella Polar, en la comuna de Pudahuel, los vecinos señalaron que el Transantiago los perjudicó, porque «antes teníamos 10 recorridos y hoy sólo tenemos uno».
El problema de fondo
El nuevo diseño urbanístico de Santiago se ha tornado cada día más hostil para la población, sobre todo para los grupos más modestos. Gran parte de éstos viven en la periferia de la capital y, para ir a sus trabajos o lugares de estudio, deben pasar varias horas arriba de un bus.
Una de las promesas del Transantiago era la disminución de los tiempos de traslado en la capital gracias al sistema de transbordos, la que hasta ahora se ha visto incumplida pues, incluso, se ha duplicado la duración de algunos viajes.
Entre las criticas que plantean distintos sectores políticos al plan Transantiago figura que este ha incurrido en errores a la hora de diseñar el sistema de zonas y servicios locales (alimentadores), puesto que en muchos casos no se ha seguido una lógica de acomodar los recorridos a las dinámicas de socialización y a las necesidades propias de las comunidades, generando descontento y confusión entre los pasajeros.
Las protestas de los vecinos en estas comunas y que podrían acrecentarse a partir de marzo, cuando ingresen los escolares y universitarios a clases- tienen un claro objetivo: rediseñar lo antes posible los servicios locales que sean necesarios, emulando quizá parte de los recorridos que hacían en cada zona las antiguas micros amarillas.
Para ello, la autoridad debe realizar -en conjunto con los municipios y las juntas de vecinos- estudios para avanzar hacia un servicio de transporte local más cómodo para la población.
En tanto, el diputado Carlos Olivares, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), responsabilizó ayer al gobierno de Ricardo Lagos, ya que este planificó mal el Transantiago.
Dijo que de la anterior administración que esta «no se escuchó a la gente, no se hizo con el debido diálogo, pero además, no se tomó en cuenta al Congreso y muchos parlamentarios tampoco se preocuparon del tema».
Las denuncias de Olivares, confirman lo ocurrido en estos seis días que lleva el Transantiago funcionando «los recorridos las diseñaron personas en un escritorio, trabajando con algunos señores que fueron a terreno, pero que no usaban micros».
Olivares concluyó que «muchos se dejaron llevar por esta fiebre neoliberal de muchos que estaban ahí planificando y llevando adelante el Transantiago».
El gobierno no debe reaccionar con querellas contra las legítimas protestas de los ciudadanos. Lo que debe hacer es escuchar a la gente y trabajar con ella para solucionar sus problemas. No deben olvidar que esta administración se propuso ser un gobierno ciudadano y, hasta el momento, a días de cumplir un año en La Moneda, ha demostrado que le falta mucho para ser un gobierno de los ciudadanos.
Por Iván Gutiérrez Lozano. Director de Crónica Digital.
Santiago de Chile, 15 de Febrero 2007
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