Murieron abrasadas 146 mujeres trabajadoras de la fábrica textil Cotton de Nueva York en un incendio provocado por las bombas incendiarías que les lanzaron ante la negativa de abandonar el encierro que las tenía sus empleadores.
Pero esto empezó antes, el 8 de marzo de 1857 quince mil obreras textiles marcharon por las calles de Nueva York para demandar sus derechos y denunciar la explotación de que eran víctimas.
También, un 23 de febrero de 1917 del calendario juliano que equivale a un 8 de marzo de nuestro calendario gregoriano, miles de mujeres rusas levantaron la exigencia de Pan y Paz en protesta por los 20 millones de rusos caídos en la Primera Guerra Mundial. En octubre de ese mismo año se produjo la caída del imperio zarista dando paso a la Primera Revolución Socialista en el Mundo.
En la Conferencia de la Segunda Internacional realizada en 1910 en Copenhague, Dinamarca, Clara Zetkin, destacada luchadora socialista alemana propuso el 8 de marzo, para que fuera oficializado mundialmente como el Día Internacional de la Mujer Trabajadora bajo el lema Pan y Rosas.
77 años después de la Segunda Internacional de Mujeres, Naciones Unidas declaró el 8 de Marzo Día Internacional de la Mujer. Posteriormente se acordó por los Estados miembros establecer el decenio de la mujer por la igualdad y contra toda forma de discriminación de género.
Hoy transitamos el siglo XXI y las cosas no han cambiado mucho.
Hay estadísticas pavorosas y demostrativas que revelan la realidad de las mujeres en el mundo: 130 millones de mujeres y niñas han sufrido mutilaciones genitales; 60 millones de niñas mueren por aborto al año; 4 millones de mujeres padecen del tráfico sexual cada año; Una de cada tres mujeres es maltratada físicamente por su pareja.
Debemos reconocer que se han producido avances, principalmente en el plano legislativo, pero también debemos reconocer que ha sido la acción persistente y tenaz de las mujeres que ha ido conquistando, a través de los años, sus derechos.
En nuestro país fue, en 1938 bajo el Gobierno de Pedro Aguirre Cerda y siendo Ministro de Salubridad Salvador Allende, quienes firmaron por primera vez en nuestra historia la Ley que concede permiso Pre y post natal a las mujeres embarazadas.
La protección a la maternidad es un Derecho Humano inalienable. Las mujeres sindicalistas de la Central Única de Trabajadores nos movilizamos por la ampliación de este permiso Pre y Post Natal en la década del 60 y por establecer la ampliación del fuero maternal a un año e impedir así el despido por los patrones de las mujeres embarazas.
Cómo las cosas no han cambiado mucho, ahora bajo el lema Chile crece contigo se pretende vulnerar esta conquista de las mujeres trabajadoras a través de un proyecto de Ley presentado por el Gobierno, que traslada tres semanas del permiso pre natal al post natal por decisión de la madre y supervisado por la Dirección del Trabajo.
Gladys Correa, presidenta del Colegio de Enfermeras sostiene frente a este hecho El proyecto de ley que flexibiliza el permiso maternal pone en riesgo los derechos de las mujeres, puesto que se quiere engañar a la opinión pública trasladando las semanas previas al parto, para no aumentar una sentida petición ciudadana de aumentar el permiso post natal a seis meses( )Este proyecto de ley pretende compatibilizar el trabajo con la maternidad, quitándole a ese hijo la presencia de su madre, ya que si las mujeres aceptamos este pacto, nuestros hijos recién nacidos tendrán sólo tres semanas con su madre, en vez de 3 meses, eliminando además el derecho al amamantamiento de los hijos
Esta tentativa de mercantilizar la maternidad se opone al derecho que tiene la mujer y el niño que se prepara para nacer en el periodo pre natal. Existe el vínculo de feto placentario con la madre que se desarrolla durante las seis semanas antes de parir. Esto no puede entrar a negociación alguna ni ser transado solamente con la opinión de la madre y menos cuando este proyecto de Ley no ha sido consultado ni discutido con el Colegio Médico, con el Colegio de Enfermeras, con el Colegio de Matronas ni con las organizaciones sindicales.
Nosotras votamos por Michelle Bachelet para que nuestros derechos sean respetados y ampliados no para que estos sean cercenados ni menos a lo que se refiere a la protección de la maternidad y a la salud reproductiva de la mujer.
Este 8 de marzo del 2007 debe ser el punto de partida de una movilización sostenida de las mujeres en el resguardo y en las conquistas de nuevos derechos
Por Mireya Baltra. La autora fue ex ministra del gobierno de Salvador Allende. Miembro del Consejo Editorial de Crónica Digital.
Santiago de Chile, 8 de marzo 2007
Crónica Digital
, 0, 371, 8