En los últimos 12 meses, el gobierno mantuvo su popularidad -de acuerdo con todas las encuestas- pese a persistentes problemas puntuales, como la accidentada puesta en marcha del nuevo sistema de transporte capitalino, y constantes críticas de la oposición.
Ese fue el tono de su más reciente discurso, en vísperas de la celebración hoy del primer aniversario de su mandato, al llamar a los dirigentes de la gobernante Concertación a mantener la unidad y perseverar en el respaldo a su gobierno.
En una reunión del Partido Socialista (PS), al que pertenece, planteó la necesidad de «trabajar todos juntos, sin personalismos, como lo hemos hecho siempre, en equipo, de cara a los ciudadanos, de cara a los nuestros, a nuestra gente, a nuestro pueblo».
«Vamos a vencer los obstáculos y los desafíos que tenemos. Hay que hacerlo y lo haremos. Llegamos al gobierno para hacernos cargo de los temas y para intentar solucionar los problemas, no para escabullirlos», dijo.
El líder del PS, Camilo Escalona, también exigió la cohesión del bloque de gobierno y alertó que «sin unidad, no hay futuro».
En su defensa de la gestión de la mandataria, Escalona planteó que el gobierno ha encontrado «una oposición que ha tenido una política sistemática de confrontación, porque piensa que por la vía de un enfrentamiento permanente podrá ganar las elecciones del 2009».
A su vez, la presidenta de la Democracia Cristiana, Soledad Alvear, coincidió en que lo más negativo ha sido la oposición que el gobierno ha tenido desde el primer día, la que -dijo- «está permanentemente criticando».
Desde la derecha, el presidente de la Unión Demócrata Independiente, Hernán Larraín, calificó al gobierno de «incapaz, con resultados muy lamentables y menos que mediocres».
Asimismo, el presidente de Renovación Nacional, Carlos Larraín, sostuvo -sin dar mayores detalles- que «tendría que venir un cambio en 180 grados».
En el frente de las organizaciones sociales y partidos políticos de izquierda, las acusaciones se concentran en el incumplimiento de promesas formuladas por Bachelet a las fuerzas populares durante su campaña electoral.
El presidente del la Izquierda Cristiana, Manuel Jacques, planteó que esas promesas «deben ser logradas durante este año, no sólo con buena voluntad, sino también con la movilización de los trabajadores».
Precisó la necesidad de movilizarse para poner fin al excluyente sistema electoral binominal; por una reforma laboral y por cambios en los sistemas previsional, salud y educación, entre otras medidas que coloquen el interés público en el centro de las prioridades.
Para el presidente del Partido Comunista de Chile, Guillermo Teillier, el gobierno Bachelet «perdió la iniciativa política a pocos meses de asumir el mando».
Pese a describirlo como «un gobierno neoliberal», planteó que aún así «se veía con alguna perspectiva la inclusión de organizaciones sindicales y sociales representativas de sectores populares, en la discusión de temas importantes para el país. Pero eso no se dio».
Ha llegado a la disyuntiva de, o cumplir con los compromisos políticos y sociales importantes, contando con la participación de amplios sectores sociales, o quedarse como un gobierno continuista, que mantiene el neoliberalismo a ultranza, comentó Teillier.
Porque, el descontento -concluyó- se está volcando ya contra el sistema neoliberal, contra la institucionalidad y la derecha es fundadora de ese sistema. La gente está cansada de ser excluida.
Por Jorge luna, el autor es corresponsal de Prensa Latina en Chile.
Santiago de Chile, 11 de marzo 2007
Crónica Digital
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