En la conversación Guzmán se refiere sobre el pueblo mapuche, la ley de amnistía, analiza el primer año del gobierno de Michelle Bachelet, los derechos ciudadanos y el sistema judicial chileno.
No se lo pierda, en la edición de mañana jueves 5 de abril y el viernes 6, la entrevista al Juez Guzmán, Werkwen del pueblo Mapuche.
Santiago de Chile, 4 de abril 2007
Crónica Digital , 0, 34, 3
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Mié Abr 4 , 2007
Aquí parece ser lo contrario: a costa de los de la propia casa que tienen hambre, vendemos lo que producimos y acumulamos. Me cuesta entender que al programa agrícola del gobierno se lo haya llamado: Chile, potencia agroalimentaria. Y esto por varias razones. La primera, porque suena un poco a soberbia. Chile, por su tamaño, su ubicación geográfica, su superficie cultivable, es pequeño. Por donde se lo mire, no puede competir ni con México, ni con Brasil ni con Argentina. Con dificultad con Colombia y Venezuela en este aspecto. Un slogan tan grandilocuente puede llamar al autoengaño. En segundo lugar, Chile quiere ser potencia agroalimentaria para exportar. Es decir, para vender su producción al mundo desarrollado: U.S.A., Europa, Japón. En fin para sobrealimentar a los que ya tienen en exceso. El año pasado, ya exportó 9 mil 600 millones de dólares, una cifra récord. Alguien dirá que son divisas que entonan la economía nacional y logran mantener el equilibrio macroeconómico y la balanza comercial. Está bien. Pero, ¿quién recibe las utilidades de este negocio? Las grandes empresas que concentran y acumulan. Los trabajadores ven poco o casi nada. Si no, Chile no estaría entre los diez países de peor redistribución de la riqueza en el mundo. ¿Sabía usted que el salario promedio del 65 por ciento de los chilenos alcanza sólo a los 150 mil pesos, unos 300 dólares? Pareciera que Chile está bien, pero los chilenos, no. Otros señalarán que el trabajo agrícola, como otros, genera nuevos empleos. ¿Le han contado que mientras la producción en Chile crece tres veces, el empleo crece una, con la consiguiente inestabilidad laboral, exclusión de muchos del sistema y remuneraciones estancadas? En fin, por último, ¿ha leído que en la agricultura familiar campesina existen 400 mil personas que al decir del INDAP, hace algunos años, son no viables económicamente, porque no pueden aportar al proceso exportador? Hace un par de días planteé esta inquietud a algunos actuales jefes regionales del INDAP. Textualmente esta fue la consulta: en el mundo rural, existe un número aproximado a las 400 mil personas que no tienen acceso a muchas de las ofertas de INDAP: no agregan valor a su producción; poseen terrenos muy pequeños o minifundios. Es obvio que tampoco exportan ni solos ni asociados. ¿Existen políticas de INDAP hoy que ataquen esta realidad? Me refiero a la pobreza o extrema pobreza en el campo (desempleo, desnutrición, falta de escolaridad, temporeros). Sus respuestas, en síntesis, fueron las siguientes: el enfoque del INDAP es de fomento productivo con posibilidades de desarrollo real. En consecuencia, no está destinado a todos ni alcanza para todos los que pertenecen a la agricultura familiar campesina, menos para los más pobres. En buen castellano, INDAP no tiene programas para los 400 mil campesinos más pobres, tampoco otras instituciones que yo conozca. Mi última reflexión entonces es la siguiente: uno podría aspirar a ser potencia agroalimentaria cuando primero ha dado de comer a los de la propia casa; y luego puede vender lo que […]