En este debate los principales actores públicos y privados han tenido que salir al ruedo, ofreciendo distintas explicaciones sobre el precio del dólar y las implicancias competitivas que este tiene.
El Gobierno, asumiendo una mirada de largo plazo, se ha comprometido a no financiar con los ingresos transitorios del cobre los gastos fiscales de carácter más permanente. En este sentido, el Ministerio de Hacienda ha enviado un proyecto de ley al Congreso que crea dos fondos de inversión externos: el Fondo de Estabilización Económica y Social y el Fondo de Reserva de Pensiones. Cabe señalar que este esfuerzo fiscal ha sido particularmente importante para evitar un colapso mayor en el tipo de cambio, teniendo en cuenta que la magnitud del excedente fiscal acumulado alcanzaría los US$ 27.000 millones el año 2007.
El Banco Central, actuando sobre la base de un régimen cambiario de flotación libre, define su política monetaria anclándola a la meta inflacionaria del 3%. En este sentido el Banco Central insiste en señalar que el tipo de cambio actual está en perfecto equilibrio con los demás precios agregados de la economía. Para sustentar este argumento el propio Presidente del Banco Central comparó favorablemente el tipo de cambio actual con el que se tenía el año 1998.
ASEXMA y la Asociación de Exportadores de Chile manifiestan una gran preocupación por la escalada en el tipo de cambio. Para los gremios de exportadores, el dólar debiera situarse sobre los $600 , y, en caso contrario, se estaría poniendo en peligro el desarrollo exportador de las PYMEs, sobre todo en la agricultura y en la industria manufacturera. Estos gremios le piden a la autoridad que intervenga para estabilizar el tipo de cambio y también que permita a las AFP invertir hasta un 80% de su cartera en el extranjero, lo que fue parcialmente acogido por la Presidenta Bachelet en el discurso del 21 de mayo.
Los gremios sectoriales presentan una situación bastante más difusa, siendo la SNA el único gremio que registra un discurso explícito en favor de un tipo de cambio alto. Por su parte, la SOFOFA ha tenido una posición más conciliadora en materia cambiaria, de cara a socios que pertenecen a distintas ramas y que son afectados en forma diferente. Las demás agrupaciones de la CPC, se muestran partidarias de un tipo de cambio flotante, sin ningún tipo de intervenciones.
La CONUPIA y los Gremios de la Pequeña Empresa insisten en que su problema deriva de los altos intereses que están obligados a pagar para financiar sus empresas. De lo anterior, se extrae que la tasa de interés que fija el Banco Central no los afecta mayormente. En efecto, lo que les importa a las PYMEs es tener un tipo de cambio alto y estable que favorezca la competitividad del producto nacional, así como mejore su toma de decisiones.
A continuación, los últimos resultados del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Central, donde se analiza la relación existente en Chile entre tipo de cambio real y crecimiento económico, para el período 1979-2006.
Primero, existe una correlación estadística robusta entre el tipo de cambio real del dólar y el crecimiento del PIB para el período t+1. Los resultados econométricos, para un nivel de confianza del 98%, arrojan en promedio que, cuando aumenta el tipo de cambio en 1%, el PIB crece en 0,1 punto.
Segundo, En el período 1990-2006, el tipo de cambio real marca en promedio $542. Se detecta además un ciclo cambiario cuyo precio máximo fue de $679 el año 2002, para luego declinar en los años siguientes. Esta última fase se encuentra en pleno desarrollo y probablemente llegaremos cerca de los $500, a fines del año 2007.
Tercero, se ha vivido un intenso proceso de apertura económica. Los aranceles efectivos a las importaciones chilenas han caído desde un 20%, a fines de la década de los 80´, a menos de un 2% el 2006, debido a la materialización de distintos programas desgravación arancelaria, unilaterales y bilaterales.
Cuarto, en los últimos 16 años, el PIB crece al ritmo del 5.6% anualmente. Es interesante notar que siempre después de una caída persistente en el tipo de cambio real, adviene al año siguiente una caída brusca en el ritmo de crecimiento del producto. Esto sucedió en 1981 y más recientemente en 1998. Es fácil adivinar que pasará con el producto si el tipo de cambio real continúa cayendo en los próximos años.
Quinto, es sabido que ganar un mercado externo significa el esfuerzo empresarial de muchos años y perderlo rompe abruptamente la red de confianzas establecida con los clientes. Las empresas que más sufren con las fluctuaciones del tipo de cambio son las PYMEs del sector transable. Las Grandes Empresas ciertamente están mejor dotadas para poder esperar un cambio de signo en el ciclo cambiario.
En conclusión, Chile está transitando en una fase crítica de su desarrollo. A pesar de haber contado con un escenario externo muy favorable en los últimos años, el PIB ha crecido menos de lo esperado. Una explicación de este menor crecimiento es la caída del 22% en el tipo de cambio real, en cuatro años. Con este escenario, las PYMEs son las más afectadas, no pudiendo desplegar todo su potencial productivo. Sumando y restando, todo indicaría que el país está pagando un alto costo por mantener un régimen cambiario de flotación libre.
Por Juan Carlos Scapini. El autor es Director Ingeniería Comercial Universidad Central.-
Santiago de Chile, 5 de mayo 2007
Crónica Digital
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