Benedicto XVI prepara su sustitución. Le va a suceder monseñor Angelo Amato, el segundo en funciones y hombre de suma confianza del Papa.
El cardenal Levada no es un hombre de despacho ni de dimes y diretes con los teólogos de todo el mundo. Es un hombre eminentemente pastoral. Como señalan en la Curia, «el cardenal es un párroco que se encuentra asfixiado en el palacio del ex Santo Oficio. Es un hombre de calle, de relaciones y de movimiento continuo. Ahora, está como enjaulado». Lo más probable es que Benedicto XVI lo mande a Nueva York, la gran metrópoli americana, donde se generan las grandes tendencias culturales del mundo.
Su puesto en Roma lo ocupará Angelo Amato. Este culto salesiano es, desde diciembre de 2002, secretario de la Congregación para la doctrina de la fe y, por tanto, estrecho colaborador del entonces cardenal Ratzinger. Uno de sus hombres de máxima confianza. Y de todos es sabido, que Benedicto XVI se está rodeando en la Curia de hombres de su absoluta y probada confianza.
Se trata de un arzobispo que, como dicen en Roma, «encaja perfectamente en el cargo. Al contrario de Levada, es un hombre de despacho y acostumbrado a los papeles y a bregar con los teólogos de todo el mundo. Además, es agradable, conversador y suave, pero afeita un pelo en el aire».
Monseñor Amato conoce perfectamente a la Iglesia Latinoamericana y española, tiene buenos contactos personales, tanto en Añastro, sede de la Conferencia episcopal, como entre diversos obispos. Por ejemplo, es amigo de Demetrio Fernández, el actual obispo de Tarazona, al que le dirigió la tesis doctoral. Aunque, como subrayan en Roma, «es mucho más moderado y equilibrado que el prelado aragonés».
El cambio en la dirección de la Doctrina de la Fe podría realizarse a finales de este mes en curso o a principios del que viene. Y es que, en Roma, todo va muy lento.
Acostumbrados al ritmo trepidante del Papa Wojtyla, el gobierno del Papa Ratzinger parece funcionar al ralenti. En cualquier caso, de confirmarse el nombramiento de Amato, otro salesiano accedería a uno de los puestos claves en la Iglesia y se convertiría, en la práctica, en el número tres de la institución, después del también salesiano y número dos, cardenal Bertone, Secretario de Estado. Los salesianos están de moda en la Curia.
Por José Manuel Vidal
Madrid, España, 5 de junio 2007
Crónica Digital
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