La teología de la liberación está viva porque mientras haya pobres es el único camino posible para el cristianismo, resaltó el cura que atiende diariamente la alimentación de unos tres mil niños procedentes de sectores excluidos por el modelo capitalista.
Farinello, quien oficia su ministerio en barriadas de extrema pobreza en la periferia de Buenos Aires, dialogó con Prensa Latina en el transcurso de la Jornada de Reflexión celebrada en Caracas, en ocasión del aniversario 90 del natalicio del salvadoreño monseñor Oscar Arnulfo Romero.
El encuentro reunió a cristianos, católicos y protestantes de España, Argentina, Perú, República Dominicana, Colombia, Puerto Rico y Venezuela, a pesar de presiones externas de la jerarquía de la Iglesia Católica venezolana para tratar de impedir la convocatoria.
El teólogo español Juan José Tamayo, director de la cátedra de Teología y Ciencias de la religión en la Universidad Carlos III, de Madrid, coincide con Farinello en apuntar el renacimiento de la corriente católica de honda raíz popular.
La teología de la liberación está más activa que nunca porque se mueve en el horizonte de la razón práctica y se reconstruye en los procesos históricos, argumentó.
Lejos de apelar a las afirmaciones dogmáticas, el movimiento (surgido en Latinoamérica a finales de los 60 del siglo anterior) reelabora sus presupuestos en el seno de los procesos de emancipación, sostiene Tamayo.
Labrar caminos comunes con los movimientos sociales, las organizaciones feministas y colectivos de derechos humanos es tarea cotidiana de la teología liberadora contemporánea, apuntó.
Tamayo aboga porque el movimiento teólogo progresista trabaje en el empeño de lograr una sociedad antihegemónica, interreligiosa, intercultural, interétnica, interidentitaria e intercontinental.
La contemporaneidad, a su juicio, identifica ya varias tendencias de la teología liberadora: feminista, indígena, económica y afrolatinoamericana.
Para el sacerdote y comunicador social venezolano Vidal Atencio, uno de los organizadores de la Jornada de Reflexión, la también llamada iglesia de los pobres se plantea ahora como teología de la liberación ecológica.
Ya no solo hablamos de comunidades eclesiales de base (forma organizativa por excelencia del movimiento), sino de comunidades ecológicas, un planteamiento más amplio al incluir al pobre y a la tierra, dominada y sometida por el propio hombre, indicó Atencio.
Sobre la relación de la teología de la liberación con el panorama político mundial, el teólogo Tamayo precisó que la crítica más severa del movimiento eclesial no es al capitalismo en abstracto, sino al neoliberalismo en concreto.
Lo más triste de la época actual es que el neoliberalismo no solo se ha apoderado de las riquezas del planeta -con dos tercios de la población en niveles de pobreza-, sino el robo a los pobres de su propia esperanza de transformación, comentó el catedrático madrileño.
Al respecto identificó la competitividad y el interés como otros dos cuestionamientos que debe realizar la teología liberadora al neoliberalismo.
Son principios neoliberales a combatir, frente a los cuales la teología de la liberación propone como alternativa el proyecto del socialismo, acotó el religioso hispano tras apuntar la convergencia irrenunciable entre ambas vías de desarrollo humano.
Su compatriota Benjamín Forcano, al intervenir en el pleno del encuentro en homenaje a monseñor Romero, indicó que llegó el momento de definirse y cada quien lo hará en correspondencia con sus ideas e intereses.
Si Jesucristo no fue, en el sentido estricto de la palabra, un político, tampoco puede considerársele un apolítico, porque su prédica del reino de Dios tenía una fuerte implicación política, apostilló.
El padre Atencio, conocido en Venezuela por su programa televisivo en el canal del estado, consideró también que este país suramericano vive un momento importante para el renacer de la teología de la liberación en Latinoamérica.
Destacó que el subcontinente conoce al propio tiempo de otras propuestas renovadoras de carácter intelectual, político e ideológico, además de cristiano y espiritual en el caso de la iglesia de los pobres.
Atencio señaló que el foro homenaje a monseñor Romero en Caracas contó con el protagonismo de las comunidades de base, iglesias cristianas no católicas, cooperativas de sacerdotes y universidades, «representantes de esa iglesia que muchas veces no se ve».
Por el contrario estuvo ausente la jerarquía de la iglesia católica venezolana, que a juicio de varios delegados al evento, entre ellos Martín Zapata, rector de la Universidad Católica Santa Rosa, hicieron presión para impedir la presencia de sacerdotes en la cita reflexiva.
Encuentros como este sirven para crecer en conciencia, apuntó el padre Farinello, tras comentar que llegó al homenaje a Oscar Arnulfo Romero con el dolor de haber asistido en su comunidad eclesial al velatorio de una niña de siete años, muerta a causa de una enfermedad evitable.
*El autor es corresponsal de Prensa Latina en Venezuela.
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