El presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Arturo Martínez, reiteró la víspera que la protesta, la cual también exige mejoras salariales y condiciones de vida, será la mayor desde la dictadura de Augusto Pinochet.
Martínez acusó, por otra parte, al gobierno y a empresarios privados de crear un estado de pánico en torno a la movilización, a la que se sumaron docentes, subcontratados del cobre, estudiantes y sectores políticos, entre otros.
Durante las últimas horas profesionales del Colegio Médico y cientos de chóferes del sistema de transporte público se adhirieron al paro laboral.
Por su parte, la vicepresidenta de la CUT, María Rozas, insistió en que los trabajadores no persiguen destruir la institucionalidad, sino fortalecerla con su participación activa.
En estos días marcados por las tensiones sociales, el subsecretario del Interior, Felipe Harboe, ratificó su compromiso de castigar penalmente a los manifestantes que incurran en daños a la propiedad.
Harboe señaló que se desplegarán en las calles suficientes agentes policiales, según él, para garantizar el orden social.
Por su parte, el alcalde capitalino de Estación Central, Gustavo Hasbún, ratificó que las movilizaciones de este miércoles pondrán de manifiesto la necesidad de una reforma al actual sistema electoral.
La falta de representatividad -argumentó- provoca que el 50 por ciento de la población del país no vote hoy ni crea en soluciones políticas para los problemas.
Santiago de Chile, 29 de agosto 2007
Crónica Digital/PL , 0, 60, 15