De un tiempo a esta parte, un ya no tan joven político chileno ha vuelto a usar la técnica del cuclillo para revalidarse en la política chilena. En los noventa se sumó a la democracia de los acuerdos, y se proyectó como un demócrata de centroderecha rodeado de viejos políticos derechistas y pinochetistas que no lo dejaban actuar.
Fue candidato a diputado por Las Condes y muchos incautos concertacionistas votaron por él, no fuera ser que se perdiera el único interlocutor razonable que existía en la Derecha. El resultado fue que se perdió la diputada DC Eliana caraball y la Concertación no ha vuelto a tener diputado en ese distrito.
Fue el líder de la patrulla juvenil de RN, con Espina, Piñera y Matthei que fue desarticulada por los que él denominó poderes fácticos, los cuales en venganza lo derrotaron en las senatoriales de 1997 iniciando su travesía por el desierto.
El muchacho volvió cambiado de su pasantía en el BID, y se recicló como abogado lobbysta con su amigo Jorge, otro cuclillo como él. Ambos prosperaron durante el gobierno de Lagos, en donde estuvo a punto de ser Ministro, según confesión de su amigo Jorge.
En la pasada, le quitó el piso a su amigo Sebastián, y fue premiado en las senatoriales del 2005 con una senaturia sin competencia, en el mejor estilo de los senadores designados de la era pinochetista que tanto criticó en los noventa.
Hoy se reestrenó con un libro denominado El desalojo, donde abomina de La Concertación que tanto lo quiso, y calladito, se está ofreciendo a la UDI como candidato alternativo a su amigo Sebastián.
Es un cuclillo que pone hoy sus huevitos en el nido gremialista, como antes los puso en el nido concertacionista.
Por David Herrera Barrientos. Abogado
Secretario Ejecutivo Instituto Jorge Ahumada
Santiago de Chile, 4 de septiembre 2007
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