Graduado de Sociología en Francia y rebelde durante sus 58 años de edad, afirma que los fundamentos de su militancia están en las protestas estudiantiles y populares de marzo y abril de 1962 junto a sus compañeros del Instituto Central de esta capital.
Fue, como los luchadores de su generación, testigo de la creación de las primeras guerrillas en el oriente de Guatemala y del golpe de Estado contra Miguel Idígoras Fuentes, que marcó en 1963 el inicio de la militarización del país.
En la década del 70 del pasado siglo, Sandoval formó parte del grupo fundador del Ejército Guerrillero de los Pobres, que más tarde integró la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca y en la cual militó hasta poco antes de la firma de los acuerdos de Paz.
«El Zurdo», como se le conoce, lamenta, sin embargo, que a casi 11 años del fin de la guerra la falta de voluntad política de los sucesivos gobiernos mantenga engavetados esos documentos, considerados como el rumbo para el desarrollo y la reconciliación.
Nominado a la presidencia por la alianza Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca-Movimiento Amplio de Izquierda (URNG-MAIZ), no vacila en abordar temas que causan urticaria en sectores conservadores, como la necesidad de una reforma agraria profunda.
«El problema que tenemos en Guatemala desde el siglo pasado es exactamente el mismo: una enorme concentración de tierras en muy pocas manos y una cantidad enorme de gente sin tierra», precisa Sandoval.
Si queremos un país moderno -dice- hay que hacer la reforma agraria cuanto antes, independientemente de que a una minoría de propietarios no les guste.
Es, de hecho, el único de los 14 candidatos a la primera magistratura en tratar abiertamente la solución posible al problema agrario en beneficio de los campesinos y en denunciar las múltiples formas de explotación de los trabajadores.
Se distingue además por su propuesta de adherirse inmediatamente a la Alternativa Bolivariana de las Américas y abandonar el Tratado de Libre Comercio (TLC), firmado con Estados Unidos.
«Mientras el TLC y todas sus variantes se basan en la competencia despiadada, el ALBA tiene una agenda de cooperación, por eso contemplamos como primera medida de nuestra política exterior la incorporación a ese mecanismo», afirmó.
Marginado por los grandes medios de comunicación, que lo sitúan casi al fondo de las encuestas encargadas por ellos mismos, ha logrado abrir paso a la mirada de la izquierda sobre la realidad nacional con un discurso realista que no hace concesiones.
Califica como un gran acierto la designación como compañera de fórmula a Walda Barrios, una dirigente feminista que representa a poco más de la mitad de la población, generalmente excluida por una sociedad patriarcal e intolerante.
Miguel Ángel Sandoval es también un optimista del avance de la izquierda en Centroamérica y cita el triunfo de Daniel Ortega en Nicaragua y el desempeño del Frente Farabundo Martí en El Salvador como ejemplos concretos de que se está en un buen momento.
Considera que los vientos soplan a favor de los pueblos latinoamericanos, donde florecen gobiernos opuestos al consenso de Washington y a la agenda neoliberal.
Guatemala, 7 de septiembre 2007
Prensa Latina , 0, 73, 11