SOSTIENEN QUE LOS CHILENOS TIENEN MIEDO A LA EXCLUSIÓN SOCIAL Y ECONÓMICA

Ante los anuncios realizados por los organismos de seguridad pública, motivadas por los hechos del “Once”, que apuestan a disminuir con nuevas medidas los niveles de delincuencia y el temor, en comunas capitalinas, en las cuales, según denuncias, operan grupos armados narcotraficantes, el especialista definió que el fenómeno, tiene sus «raíces en la desigualdad social, el afán de desigualdad (tener éxito) y especialmente en el deterioro de la solidaridad y la fraternidad como valores fundantes de nuestra convivencia y la entronización del individualismo egoísta (racionalidad económica le llaman) a través de la promoción de la competencia sin límites.

Para el secretario de la Corporación Ciudadanía y Justicia, el temor de los chilenos no pasa, tan sólo por los delincuentes, sino por el «miedo a la exclusión socio-económica, o sea por el miedo a enfermarse y no poder sanarse o a perder el trabajo y no encontrar uno digno para alimentar a los suyos, a no tener previsión en la vejez, etc. Ese es el terreno abonado donde se inscribe el temor al delito”

«La gente tiene temor al sinsentido, es decir, a que no existe hoy en Chile un norte o un sur en la sociedad. No existe alguien que diga legítimamente, que está bien o esta mal. Y eso tiene que ver cuando existe un solo pensamiento no una diversidad de ellos o se impide que otros se expresen», apuntó Salinas a Crónica Digital.

Según el jurista, el miedo al delincuente es azuzado por una comunidad mediática hegemonizada por una orientación neoliberal-autoritaria, que sólo busca imponer sus temas, pero deja de lado, temas tan importantes para la comunidad, como son la salud, la educación o la inclusión.

Para Salinas, es aquí donde se produce un efecto político muy interesante.»En la medida que los espacios mediáticos sobredimensionan lo delincuencial que además lo relacionan solo con un sector, los pobres, se impide que se produzca en el seno de la sociedad una discusión real sobre las condiciones en que viven los chilenos y que va más allá de la delincuencia».

«Se usa a la delincuencia para mantener una situación de dominación, control, exclusión, discriminación y explotación. Ahora con los niveles de desarrollo podríamos tener una sociedad menos conflictiva y más incluyente. No es casualidad la discusión sobre el sueldo ético y la proposición del Cardenal respecto de un nuevo “Pacto Social” que cambie el orden económico, político, social y cultural en el que actualmente estamos», indicó el especialista.

El jurista, explicó que en el país había una política criminal que definía que es el delito y como lo iba a enfrentar, «pero con la actual política de seguridad ciudadana no sólo se pretende disminuir los delitos, sino que se termine el temor de la gente, y tal como lo muestran todos los estudios, el temor es independiente de la cifras de delincuencia.
En ese contexto, hizo notar que la política penal es la forma mas intensa y dura que tiene el Estado para intervenir en la vida de las personas y siendo las decisiones legales, al mismo tiempo, decisiones políticas, tomadas por el órgano mas político de la institucionalidad estatal, el Parlamento, este es un tema “POLÍTICO” y no técnico, como se pretende mostrar, para impedir la discusión».

«Hoy se habla de «seguridad ciudadana» en reemplazo del concepto política criminal, que me parece el adecuado en estas materias. Este cambio no es inocente, pues con él se ha agregado a la responsabilidad estatal de prevenir y controlar el delito, el controlar el miedo al delito y al mismo tiempo se oculta que es, el Estado, el que decide que es y que no es delito», señaló.

Sostuvo que una política democrática de seguridad ciudadana se debe fundar en los principios de la libertad, justicia social, solidaridad, igualdad, tolerancia, derechos humanos, equidad, dignidad humana, fraternidad, reflexión crítica. «Es decir en los mismos y exactos principios democráticos».

Para el experto, el concepto de delito contiene una amplia gama de conductas. Los fraudes, la evasión tributaria y los delitos de cuello blanco en general, son tanto o más frecuentes que los delitos cometidos generalmente por pobres y son socialmente más dañinos, «solo que su efecto es indirecto y, sus autores son personas con poder, lo que por lo mismo hace que no sean mostrados por los medios de comunicación como delincuentes, pues no coinciden con la imagen de delincuente que los mismos medios han creado».

Por otra parte, el secretario de la Corporación Ciudadanía y Justicia, señaló que la inseguridad ciudadana es otra injusticia social más, «pues se distribuye desigualmente, de acuerdo a los recursos de cada uno. Cada sociedad tiene las inseguridades, los miedos, los delincuentes, las víctimas y los delitos que produce. Por lo tanto, no es posible enfrentar estas cuestiones sin examinar críticamente las condiciones sociales de nuestra convivencia».

«No concibo a las políticas sociales como un medio para la prevención del delito, sino por el contrario, como la decisión de la sociedad para hacer efectiva la vigencia de los Derechos Humanos. Por ejemplo: Los jóvenes tienen derecho a tener lugares de deportes o esparcimiento, no para que no delincan, sino por el solo hecho de existir, indicó.

«Las medidas para superar estos problemas no pueden fundarse en la desconfianza y el miedo a los otros. Si como es obvio, estamos obligados a convivir en sociedad, con otros, pero los veo como potenciales atacantes, enemigos o competidores, ¿Cómo podré sentirme seguro por más medidas que tome?, se preguntó Salinas.

«Si a la gente se le pregunta a que le tiene miedo, ella responde a la delincuencia, pero si se sigue preguntando a esa gente se llega a un estadio anterior, la gente dice que le tiene miedo a la exclusión socio-económica, al miedo a enfermarse y no poder sanarse o a perder el trabajo. Ese es parte del temor», reiteró el abogado.

«Fíjate. Cuando la gente dice que tiene miedo a no tener salud, educación, trabajo, ese temor se llama Isapre, AFPs, salud pública, se llama mejor educación y no excluyente, se llama mejores pensiones. Es decir, no se da respuesta a los reales problemas de la gente y se esta generando las condiciones para que exista una cierta cohesión negativa. «Nosotros» contra los delincuentes, pero en definitiva son los pobres. No existe la discusión real sobre las condiciones en que vivimos los chilenos y que va más allá de la delincuencia», subrayó.

«Es por ello que el ciudadano durante toda su vida, busca seguridad, o mejor dicho CONFIANZA, en lo laboral, en salud, educación, habitacional, pero también con respecto a lo delincuencial, la que es una mas entre todas las anteriores, pero además, de alguna manera, es también el resultado de las anteriores», apuntó.

Finalmente, Salinas dijo que una política criminal democrática no estigmatiza, especialmente a los sectores mas vulnerados y mas desposeídos. «La gran mayoría de los pobres no delinque y si lo hacen muchos no pobres. Lo que pasa es que cada cual no comete el delito que quiere, sino el que puede».

Por Iván Gutiérrez.

Santiago de Chile, 28 de septiembre 2007
Crónica Digital , 0, 299, 3

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