La sublevación de verdades, desatada en las voces de líderes emergidos en procesos de refundación nacional, hizo perder el control a los representantes de una mentalidad colonial, señala un comunicado de los organizadores de la Cumbre de los Pueblos.
Los organizadores opinaron, asimismo, que éstos estaban «más irritados por un discurso que reivindica la recuperación de los recursos naturales y los servicios básicos, que por las alusiones a un gobernante europeo de triste recuerdo (José María Aznar)».
Señalaron, además, que «lo ocurrido en la recién finalizada Cumbre Iberoamericana en Santiago de Chile testimonia que los tiempos han cambiado en América Latina».
Los dirigentes denunciaron los «siglos de crímenes y saqueo, imponiendo a sangre y fuego un orden favorable a intereses ajenos a la región».
Rechazaron la pretensión de que la pobreza, exclusión y marginalidad de las mayorías del continente «no es responsabilidad de las antiguas metrópolis coloniales ni de la continuidad de esa dominación por las transnacionales europeas y norteamericanas».
Son los intereses mezquinos de los banqueros y accionistas que representan y no el honor de los españoles, dijeron, los que conducen al líder de un partido «socialista y obrero» y a un monarca no electo a compartir la defensa del criminal de guerra José María Aznar.
Las voces de los indios, de los oprimidos, de los olvidados han entrado definitiva y crecientemente en el escenario político iberoamericano, y ni monarcas ni neoliberales disfrazados de izquierdistas las harán callar, subrayaron los directivos.
Santiago de Chile, 21 de noviembre 2007
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