Al restar importancia a ese acontecimiento, el vocero del Ejecutivo, Francisco Vidal, dijo que no habrá recordatorios especiales de Pinochet y «los que habrá, son naturales, pero en ningún caso este es un tema de gobierno».
Luego que la familia Pinochet y la fundación del mismo nombre manifestaran sus intenciones de realizar actividades en homenaje al ex dictador (1973-1990), el presidente del Partido Comunista, Guillermo Teillier, afirmó que no corresponde hacer ningún acto.
Por su parte, Mireya García, vicepresidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, expresó que mientras menos se hable del «nefasto personaje, es mejor para el alma», en alusión a las heridas sociales aún abiertas en la época post Pinochet.
Consideró que lo que en realidad corresponde es el procesamiento por los tribunales de agentes y ex colaboradores del régimen militar implicados en crímenes de lesa humanidad.
En el momento de fallecer, Pinochet tenía en su contra más de 400 querellas judiciales, interpuestas la mayoría por organizaciones de derechos humanos, y una orden de detención.
Pinochet estaba procesado, entre otros delitos, por su participación en la Operación Colombo, mecanismo que puso en marcha su régimen en los años 70 para ocultar la desaparición de 119 adversarios.
También pesaban sobre él asesinatos y desapariciones a través de la denominada Operación Cóndor, en la que actuaron coordinadamente dictaduras militares de países del Cono Sur para hacer desaparecer a opositores políticos.
En opinión de la presidenta Michelle Bachelet, quien permaneció recluida junto a su madre en el centro de detención capitalino Villa Grimaldi durante la dictadura, Pinochet «era un referente de división, odio y violencia».
Santiago de Chile, 10 de diciembre 2007
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