Se trata de un acto que hará apología al terrorismo de Estado que afectó a la sociedad chilena durante 17 años. De hecho, la iniciativa –como lo han reconocido los organizadores- ha contado con las ideas y propuestas del ex jefe metropolitano de la CNI, Álvaro Corbalán, quien está encarcelado por crímenes de lesa humanidad.
Es claro que se trata de un nuevo intento por reivindicar “la obra” de la dictadura, que no sólo dejó a más de tres mil personas ejecutadas o hechas desaparecer, sino además una herencia que afecta a la sociedad chilena hasta hoy y que la democracia restringida de los últimos 20 años tampoco modificó sustancialmente; una constitución autoritaria y antidemocrática, el lucro como motor de la educación y la salud, el despojo de los recursos naturales, la desregulación creciente de las relaciones laborales y una larga lista.
Por ello nos parece que hay que manifestarse contra este acto que violenta la memoria y la conciencia democrática. Te invitamos a acompañar a las agrupaciones de derechos humanos, sitios de memorias y organizaciones sociales a ocupar la calle, a protestar contra la herencia de la dictadura y los pinochetistas de ayer y de hoy.
Domingo 10 de junio a las 11.00 hrs.
Fente al Teatro Caupolicán
Santiago de Chile, 9 de junio 2012
Crónica Digital
Sáb Jun 9 , 2012
Canadá, líder mundial del sector minero y con una fuerte presencia en Latinoamérica, pretende seguir expandiéndose en el continente, pese al amplio rechazo de organizaciones ambientalistas, académicos y comunidades originarias. Al decir del primer ministro de ese norteño país, Stephen Harper, «viendo hacia el futuro, vemos la industria minera canadiense creciendo en las Américas, algo que será beneficioso para la prosperidad mutua y será prioridad de nuestro gobierno». Pese a las denuncias y protestas contra esas empresas en la región, aseguró durante la Cumbre de las Américas en Cartagena de Indias, Colombia, que es una prioridad para su gobierno aumentar y fortalecer la participación de compañías mineras canadienses en el continente. «En el futuro próximo vemos una mayor inversión canadiense en recursos naturales en las Américas; esto es algo que será bueno para nuestra prosperidad y es una prioridad de nuestro gobierno», afirmó Harper en la polémica cita continental. «Hemos encontrado la manera de convertir los activos minerales en un cimiento sostenible para el desarrollo equitativo, y estamos dispuestos en cooperar como socios estratégicos con los países de las Américas», aseveró. Lo cierto es que, según diversas fuentes, más del 80 por ciento de las compañías inversoras en el sector de la minería metálica en este continente son de Canadá. Estas empresas, muchas transnacionales, se asentaron en los últimos 20 años, cuando gobiernos neoliberales de la región le dieron entrada libre a la inversión extranjera en medio de procesos privatizadores. El geólogo de la Universidad de Costa Rica y especialista en evaluación ambiental, Allan Astorga, considera que muchas de esas compañías salieron de su país en busca de recursos sin explotar, pero en particular a causa del endurecimiento de las normas que rigen la actividad minera en Canadá. Después de dos décadas de explotación, la supuesta prosperidad económica que traerían las mineras canadienses a los países implicados y, en particular a las comunidades donde se fueron asentando, dista mucho de lo esperado, según denuncias. Contaminación, destrucción de bosques, saqueo de minerales, pocas ganancias y más pobreza forman parte de la herencia que dejan estas compañías. El historiador y ecologista canadiense Daviken Studnicki-Gizbert, profesor de la Universidad McGill, en Montreal, asegura que «las crecientes actividades mineras de Canadá se han convertido en una amenaza ambiental en Latinoamérica». «Existen más de mil 500 empresas mineras canadienses, que operan en todo el continente, a tal punto que la minería ha pasado a ser el enlace más importante entre Canadá y la región», aseguró. Studnicki-Gizbert ha advertido acerca de los conflictos generados por la extracción de mineral a cielo abierto y el uso de territorios por las multinacionales, en particular, por los mil 246 proyectos mineros canadienses activos en Latinoamérica. En las últimas dos décadas, estas compañías mineras experimentaron un crecimiento sostenido, particularmente a través de las empresas que se dedican exclusivamente a la exploración. Las explotadoras también mantienen un ritmo gradual ascendente. Los impactos socioeconómicos, sanitarios y ambientales de gran envergadura que provoca esta industria, a lo que se añade la salida de […]