El Cairo. Tras una noche tormentosa, durante la cual la violencia fue omnipresente, los alrededores de la Embajada estadounidense aquí continúan hoy bajo una draconiana custodia policial.
Los manifestantes que protagonizaron choques con los agentes antimotines también, se mantienen en las proximidades de la sede y demandan la expulsión del embajador de Estados Unidos y una excusa oficial por la difusión de una película que consideran insultante para el Islam, la religión de la mayoría de los egipcios.
Las fuentes oficiales se han abstenido de proporcionar cifras, pero se estima que decenas de personas han sido detenidas y varias resultaron heridas en los choques.
Para mañana, partidos salafistas y otras organizaciones convocaron una marcha del millón de hombres en la Plaza Tahrir, el mismo escenario de las manifestaciones multitudinarias que el año pasado obligaron a renunciar al
expresidente Hosni Mubarak, un aliado a ultranza de Estados Unidos y ahora sentenciado a cadena perpetua por delitos de lesa humanidad y corrupción.
Una convocatoria similar hicieron los Ajuan Musulmín (Hermanos Musulmanes), la entidad que llevó al poder al actual presidente egipcio, Mohamed Morsi, como candidato de su brazo político, el Partido Libertad y Justicia.
Eruditos de la Universidad de Al Azhar en esta capital, uno de las más famosos centros de estudios y jurisprudencia del mundo islámico, censuraron la cinta debido a su carácter ofensivo «con la clara intención de agraviar».
Desde tarde en la noche, asimismo, los manifestantes comenzaron a exigir la expulsión del embajador estadounidense y que Washington prohíba la difusión del filme, costeada por judíos de esa potencia y realizada por un israelí-norteamericano, un cristiano copto y el pastor fundamentalista cristiano Terry Jones, según versiones.
Jones es notorio desde enero pasado cuando quemó en público ejemplares de El Corán, el libro sagrado de los musulmanes, y exhortó a su congregación a sumarse a la profanación.
La cinta objeto de las protestas es de factura aficionada y menos que mediocre y resulta evidente que su objetivo es insultar de manera gratuita la memoria de Mahoma, el profeta del Islam.
En las actuales circunstancias en el mundo islámico, donde los partidos y organizaciones musulmanas cada día ganan en influencia, era de esperar que la difusión del filme detonara estallidos de violencia, como los registrados en Libia este martes, en los cuales murieron el embajador y tres diplomáticos estadounidenses.
En Túnez se han registrado protestas por la misma causa y existe expectativa por conocer lo que traerán las próximas horas en otros países del norte de Africa, el Medio Oriente, Asia central y África, donde la mayoría de la población profesa el islamismo o existen importantes comunidades musulmanas.
Santiago de Chile 14 de septiembre 2012
Fuente Prensa Latina
Crónica Digital