La abstención activa en estas elecciones municipales, representa una determinación correcta para quienes pretendemos la transformación revolucionaria de la institucionalidad imperante. El entramado institucional heredado de la dictadura es el modo legalizado que consagra al mercado como ente rector de la existencia social y de la vida humana, tanto en comunidad, como de cada persona; impuesto a sangre y fuego por la tiranía, que quebrantó la Constitución y derrocó al último presidente electo democráticamente.
En tal contexto, el sistema electoral vigente fue concebido para confirmar esta institucionalidad ilegítima en cada elección, pues por una parte impone el sistema binominal como mecanismo que neutraliza las corrientes emergentes diversas oantagónicas al sistema y modelo de dominación, sin permitirles jamás alcanzar una representación trascendente, una mayoría parlamentaria que permita efectuar cambios profundos al actual ordenamiento seudo democrático. Por otra parte, quien resulte electo en cualquier cargo municipal o parlamentario, deberá conducirse por la Carta Fundamental, so pena de ser desaforado y destituido si la quebranta, lo que incluye hasta los intentos serios por cambiarla. Todo representante en los municipios o el Parlamento está obligado a desenvolverse y proceder estrictamente dentro de la camisa de fuerza constitucional, suscrita por Augusto Pinochet y Ricardo Lagos.
Si bien es cierto que en las elecciones municipales no aplica el sistema electoral binominal, pesa el binominalismo mediático que favorece de modo incontrarrestable al duopolio Alianza-concertación, a través del intervencionismo, el control de los medios de comunicación de masas y del inmenso poder económico dispuesto por quienes ostentan el poder real, para garantizar administraciones que mantendrán la vigencia del actual ordenamiento económico, político y social.
Ningún programa o proyecto de gobierno municipal rupturista podrá ser realizado dentro del ordenamiento actual por aquellos nobles luchadores sociales que honradamente levantan propuestas alternativas.
Quienes participan o apoyan la movilización social para conquistar una sociedad libre y justa, deben comprender que no es posible desarrollar las transformaciones urgentes que requiere el país mediante la aplicación de programas alternativos desde los municipios e incluso, desde el Parlamento; y mucho menos creer que la participación electoral dentro del actual sistema institucional y de votación, puede abrir un camino de cambios.
El régimen actual, sobre el que se insiste es una democracia, es más opresor y excluyente de lo que era la democracia burguesa durante los gobiernos de Jorge Alessandri y Eduardo Frei, padre, -aún con las matanzas de la población José María Caro en 1962, bajo el gobierno del primero. El Salvador en 1966; y Puerto Montt en 1969, en el gobierno del segundo- período en que la izquierda tradicional alcanzó elevada representación parlamentaria y conquistó en 1970 el gobierno popular con el presidente Salvador Allende.
Por su parte, las dos derechas que conforman el duopolio “CONCERTALIANZA” – incluidos sus nuevos afiliados- están en su salsa. Se disputan las cuotas de poder como lo han venido haciendo los últimos 22 años. De ellos nada debe esperar el pueblo y mucho menos la izquierda. Elegirán alcaldes y concejales para administrar los municipios en formas y estilos que podrán ser diversos, más o menos amables, más cercanos o lejanos a la población, pero sin cambiar nada importante en materia de educación, salud, vivienda o trabajo.
Nuestro deber es seguir fortaleciendo el movimiento social, dotarlo de mayores grados de organización y combatividad, para conquistar una Asamblea Constituyente, que debería ser una elección prioritaria, mediante votación universal y proporcional, proceso en el que deben tener un papel fundamental los trabajadores que dan origen a toda la riqueza. Un debate y movilización que debe sumar a la mayoría activa a partir de las más variadas formas de expresión colectivas, incluyendo por cierto, la abstención en estos comicios.
Queremos sufragar en un Chile democrático y no en esta falsa democracia, sustentada en una institucionalidad ilegítima en su génesis y en el presente, que hace un negocio de los derechos fundamentales como la salud y la educación; que permite el saqueo del país a manos de los grandes grupos económicos internos y extranjeros. Un sistema que no solo se esmera por profundizar y consolidar la impunidad respecto a las violaciones a los Derechos Humanos cometidas por la dictadura, sino que las prolonga al haber asesinado a 53 chilenos por razones políticas en los últimos 22 años, militariza la zona del conflicto mapuche, mantiene decenas de prisioneros políticos de ese pueblo nación y registra la detención y desaparición del joven José Huenante.
Por todo lo señalado, apoyamos la campaña “Yo no presto el voto” impulsada por la ACES y llamamos a desplegar una activa movilización a partir de ella; a construir el tejido organizativo necesario para avanzar en la lucha por educación de excelencia, salud de excelencia, vivienda y barrios dignos; fin del sistema de AFP; renacionalización del cobre, del subsuelo, del agua, las semillas, la energía eléctrica, la banca, las comunicaciones telefónicas y los recursos pesqueros; fin del régimen de subcontratación, tarifados nacionales por rama para los trabajadores, sueldos justos y una Asamblea Popular Constituyente.
En definitiva, deben irse todos los que han usado y abusado del poder durante los últimos 39 años, para beneficio personal o grupal, e impiden la instauración de una auténtica democracia en la cual el pueblo soberano mande.
¡¡¡Que se vayan todos!!!
Coordinador de Comités Comunistas
Santiago de Chile 27 de octubre de 2012
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