Quito. El siglo XXI se inicia con experiencias trascendentales para Suramérica, con los procesos progresistas que tienen lugar en varios países, afirmó aquí el intelectual argentino Oscar Madoery.
«Los movimientos populares están dando de qué hablar y marcando aspectos y ribetes interesantes para analizar», aseveró el doctor en Ciencias Políticas en entrevista con Prensa Latina en esta capital.
El experto expuso que se ha vuelto a replantear el valor de la política y la centralidad del Estado en la toma de decisiones y sobre todo existe una movilización y participación ciudadana y popular ampliada en los procesos en marcha en la región.
Opinó que desde ese marco se redistribuye la riqueza en varios países a través del aumento del empleo, como el caso de Argentina, se impulsan programas sociales de inclusión, la garantía de una educación igualitaria y el acceso a las nuevas tecnologías.
Sin embargo, dijo, esta evolución no está exenta de tensiones, debido a que existen sectores que se resisten al pago de impuestos, y mientras unos se oponen a la reasignación de una parte de los privilegios, otros lo hacen frente a las leyes antimonopólicas, y la lucha se torna compleja.
En ese orden, ejemplificó, los emporios de la información abogan por la libertad de prensa cuando en realidad lo que existe es el monopolio de la palabra, al expresar estos los intereses de lo sectores más concentrados de la sociedad.
Por eso, acotó, cuando se discuten proyectos alternativos es preciso tomar posición y dejar de ser actores pasivos y participar en defensa de aquellos que son consecuentes con sus pueblos con la movilización ciudadana.
Respecto a qué hacer para impedir el retroceso de las políticas a favor de las mayorías en este subcontinente, Madoery señaló que se debe fortalecer la lucha democrática en las sociedades y ampliar los canales de participación.
Señaló que democracia es el litigio por la igualdad, ya que conceptualmente todos los individuos son libres, iguales y con los mismos derechos, pero material y simbólicamente son desiguales por lo cual para consolidarla es precisa la lucha para que la igualdad formal sea real.
A la pregunta de qué hacer para enfrentar la lucha desde el imperio del norte que desembolsa millones contra los movimientos progresistas, señaló que existen «pequeñas grandes epopeyas» que animan a continuar, como el No al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) planteada a Estados Unidos en el 2005.
Recordó cómo varios presidentes de la región en esa fecha, como Fidel Castro (Cuba), Hugo Chávez (Venezuela), Luis Inacio Lula Da Silva (Brasil), Tabaré Vázquez (Uruguay) y Néstor Kirchner (Argentina) se pusieron de acuerdo para decirle No al ALCA, impulsado por el entonces presidente de Estados Unidos entonces, George W. Bush.
«Y eso fue el punto de partida para la creación de la Unasur (Unión de Naciones Suramericanas)», acotó el también catedrático de la Universidad de Rosario, en Argentina.
Manifestó que la integración a través de la solidaridad y la complementación ha sido fundamental, más allá de alguna diferencia y de la necesaria competitividad coyuntural en determinados sectores, así como la creación de instancias a nivel regional como el Banco del Sur.
Opinó que la garantía de continuidad de estos cambios a mediano y largo plazo es abrir canales de participación para que cada vez se formen ciudadanos más conscientes con más conocimientos de sus derechos y de la posibilidad del cambio.
El desafío común para el desarrollo de América Latina es seguir abonando estas ideas, ganar elecciones, sumar esfuerzos y defenderse juntos, agregó.
«Ese es el camino: convencernos de seguir por esa vía y aumentar nuestros compromisos. Es un proceso de construcción y para eso necesitamos que quienes representan esa idea y voluntad sigan ganando las elecciones», concluyó.
Santiago De Chile 26 de noviembre 2012
Por Yurién Portelles Prensa Latina
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