En política dos más dos no son cuatro, la mejor prueba de esta paradoja matemática es la actual oposición chilena. Un país donde la sensibilidad democrática y progresista ha sido mayoritaria desde hace un par de décadas, está hoy gobernado por una alianza de derechas, heredera directa de una dictadura militar. Hay muchas maneras de explicar esta situación, desde la falta de temeridad democrática para enfrentar los cambios profundos que Chile reclama hasta la falta de ideas nuevas capaces de movilizar a los votantes. Sin embargo, la más evidente es el lamentable espectáculo de dispersión de las fuerzas opositoras.
Los líderes de los diversos partidos se encuentran atrapados en una maraña de prejuicios, intereses y mediocridad que los condena, para alegría de la derecha, a una suerte de balcanización política. Sumidos en una guerrilla de declaraciones, lo único que acrecientan es su propio desprestigio. Los diversos “caciques” del juego político no han sido capaces de ponerse de acuerdo en cuestiones mínimas para un eventual programa que convoque a una mayoría democrática de chilenos. Por el contrario, los medios oficialistas facilitan gustosos sus páginas para darle protagonismo a toda idea corrosiva que debilite la unidad imprescindible de la oposición.
Toda la evidencia histórica nos muestra que los grandes cambios que se han dado en nuestro país han sido fruto de triunfos electorales capaces de conformar mayorías a todo nivel y que tales logros se han dado constituyendo conglomerados democráticos amplios e inclusivos. Durante el siglo XX, un buen ejemplo fue el gobierno de don Pedro Aguirre Cerda que inaugura un largo periodo modernizador. Los movimientos sociales no solo constituyen un síntoma de los graves problemas que nos aquejan sino que también están dando un ejemplo de unidad y amplitud en su despliegue. Mientras los partidos políticos se debaten en bizantinas discusiones, los estudiantes y otros movimientos en el seno de la sociedad chilena adquieren inusitado protagonismo.
Más interesante, e importante, que los rostros que encarnen a las fuerzas democráticas es la convergencia de una mayoría capaz de cambiar el rumbo histórico del país. Para ello es indispensable plantearse un programa de cambios serios y profundos, incluido el cambio constitucional. La sucesión de escándalos que afectan tanto a los ámbitos financieros como a la acreditación educacional, entre otros, están mostrando que el “legado” pinochetista huele a podrido desde hace mucho. Chile se ha convertido en un país de negociados y corruptelas, un lugar donde las grandes empresas multiplican su fortuna y la gran mayoría de ciudadanos chapotea en la pobreza.
Por Alvaro Cuadra. Investigador y docente de la Escuela Latinoamericana de Postgrados. ELAP. Universidad ARCIS
Santiago de Chile, 3 de noviembre 2012
Crónica Digital
Lun Dic 3 , 2012
Así lo plantea César Ross, analista internacional y académico del Instituto de Estudios Avanzados (IDEA) de la U. de Santiago, quien remarca que “si nuestro país pierde, aunque sea un poco, habrá una sensación de resentimiento importante contra los peruanos porque el país no está disponible para cederle nada a Perú ni Bolivia, debido a que se ha apostado a ese fallo de una manera desproporcionada” Hoy se inicia la fase oral del diferendo marítimo que reclama Perú, y Chile ya está preparado con su equipo jurídico para hacer los correspondientes alegatos en la Corte Internacional de Justicia de La Haya. Según el gobierno peruano el límite marítimo entre ambos países está aún sin determinar, mientras que nuestro país sostiene que no hay temas limítrofes pendientes entre ambos, afirmando que existen tratados internacionales como los de 1952 y 1954 donde se establecieron los paralelos 18º 21‘ 03‘‘y que continúan vigentes. Para César Ross, analista internacional y académico del Instituto de Estudios Avanzados (IDEA) de la U. de Santiago, si bien los presidentes de Chile y Perú han hablado respecto al tema y dicen que respetarán el fallo de La Haya, “en realidad sólo esperan que el tribunal les dé la razón, y ambos están invocando razones jurídicas” “Pero en el caso de Chile y Perú, independiente de lo que resuelva la corte, va a dejar heridos, ya que si le da la razón a Chile, Perú quedara resentido. Si es al revés, sucederá lo mismo. Ahora, si existe un fallo salomónico, ambos países se sentirán perdedores, pero ambos países aprovecharán el fallo para utilizarlo políticamente”, apuntó Ross. Durante la semana pasada los ex presidentes Frei, Aylwin y Lagos sostuvieron una reunión con el Presidente Sebastián Piñera, con el fin de conversar respecto al juicio, “pero al término de la sesión, las declaraciones hechas por los ex presidentes no fueron las más adecuadas”, advirtió el académico de la U. de Santiago. César Ross sostiene que “Chile debe estar preparado para todos los escenarios, aunque los títulos que invoca el país son formales y están suscritos internacionalmente, ratificados por Ecuador y respetados por Perú y Bolivia, durante 50 años”. “Bolivia hoy no tiene un caso, pero se lo puede fabricar a raíz de esto. En los años 70 Perú tampoco lo tenía, pero se lo fabricó diciendo que los documentos que existen no son un tratado, por ello demandó a que se le permita un acceso al mar correspondiente a la línea de base de la frontera. Ahora, si la posición de uno u otro fuera clara, no habría conflicto, por lo tanto hay que aprender de la política exterior”, explicó Ross. Los alegatos orales de ambos países en la Corte Internacional de Justicia, se van a extender durante dos semanas, instancia donde cada uno de los equipos jurídicos representantes, tendrán un día y medio para realizar las réplicas respectivas. En tanto los presidentes de ambos países, Ollanta Humala de Perú y Sebastián Piñera de Chile, han manifestado que cualquiera sea la naturaleza del fallo de La Haya, ambos lo acatarán. Por Isabel Chandía Santiago de Chile, 3 […]