Por definición, política y comunicación van de la mano. Lo político supone y exige asumir una posición en la trama de fuerzas e intereses en el seno de una sociedad en un momento histórico determinado. Esta toma de posición se traduce en elocuentes discursos, imágenes y acciones. El lenguaje cristaliza lo político y define figuras y actores de una dramaturgia cuyo horizonte es el poder. Sin embargo, hay veces en que el “silencio”, lo “no-dicho” es de suyo un gesto político, una manera de administrar un itinerario e imprimir un cierto ritmo al “tiempo político”
Los silencios de la ex mandataria Michelle Bachelet señalan, precisamente, un gesto político que está determinando el itinerario de su eventual candidatura y con ello de la política chilena toda. Lejos de ser una “ausencia” como reclaman sus detractores, asistimos más bien a una estrategia que, para bien o para mal, representa una opción para el año venidero. De hecho, lo sabemos, los primeros meses del año marcan una pausa de vacaciones y festividades en nuestro país.
El postergar la decisión en torno a la posible candidatura de la señora Bachelet, obliga a todos los candidatos en liza a esperar hasta el próximo año para enfrentar a la ex presidenta. Esta postergación otorga, además, un plazo más largo a las negociaciones de los partidos y movimientos que apoyarían su candidatura. Como en todos los procesos, hay un tiempo óptimo para que irrumpa la protagonista, y su “entourage”, quienes han estimado ese momento como marzo 2013. Notemos que, como enseñan los manuales de comunicación política, la dilación en el arribo de un líder o figura acrecienta la tensión y el suspenso en el público. De manera que al momento de su irrupción se desata con más fuerza la pasión de la multitud.
Por último, debemos considerar que la próxima elección presidencial será más que compleja para la señora Bachelet, pues si bien se enfrenta a una derecha exangüe y no exenta de serios problemas internos, su propio conglomerado no ha alcanzado todavía los consensos indispensables para administrar un futuro gobierno. Si a esto se agrega la alta tasa de abstención verificada en la última elección municipal y la escasa confiabilidad de las encuestas, así como la presencia de otras candidaturas alternativas, lo que parecía un día luminoso muestra oscuros nubarrones en el horizonte.
Por Alvaro Cuadra. Investigador y docente de la Escuela Latinoamericana de Postgrados. ELAP. Universidad ARCIS.
Santiago de Chile, 26 de diciembre 2012
Crónica Digital
Se dice que «El silencio otorga»,algo que debe quedar muy en claro,es que los chilenos no podemos seguir jugando, a las escondidas.
Llegò la hora de hablar muy claro y el pueblo chileno cansado de tanta corrupciòn polìtica,que trasciende cordillera afuera.
Cada voto en las urnas para elegir parlamentarios y presidente,en las pròximas elecciones, debe quedar bien claro en la conciencia de cada votante,que su voto serà por Chile o por EE.UU. Aqui no hay termino medio,la cosa esta bien clara,seguir con la derecha en el poder o la Concertacion ,el chileno estaria votando por EE.UU.
Si la izquierda opositora se une en torno a un programa que logre capitalizar todas las fuerzas electoral con el voto de cada chileno en sus manos, entonces estariamos votando por Chile.
Aqui no hay brujeria ni engaños,el programa debe contemplar una Asambles Constituyente,para hacer realidad una nueva Constituciòn.Renacionalizacion del cobre,para que que Chile tenga una mejor educaciòn y gratuita, como una mejor atenciòn para la salud de cada chileno.Y la devoluciòn de sus tierras al Pueblo Mapuche.
Votar por quienes no estan de acuerdo con un programa de interes general para el pueblo chileno,es votar por seguir sometido a la politica y mandato de lo que ordene de Departamento de Estado Norteamericano.