Por ejemplo las manifestaciones en la embajada cubana por parte de la derecha y la democracia cristiana nacional hasta el procesamiento de los uniformados bolivianos, demuestran que las plataformas políticas tradicionales pueden provocar presencia mediática y un interesante debate. Es de ese latente interés público que toma direcciones divergentes donde existe una cojera, hay una falta de representación que nadie ha reclamado del cuál los sectores juveniles y progresistas dominantes en las redes sociales pueden sobrepasar las posiciones menos reflexivas, nacionalistas recalcitrantes y conservadoras del país.
Respecto a los fenómenos internacionales existe consciencia de las implicancias que tiene un hecho sin que exista frontera alguna para frenarlo a él y sus consecuencias. Y lo que es más importante aún, de lo que es capaz un acto subjetivo o colectivo radical que aspire a la consolidación de redes multiculturales fraternas. Las movilizaciones estudiantiles permitieron que por primera vez desde la vuelta a la democracia (protegida) se sintiera protagonista un sector que no fuera la clase política o la económica, toda la atención internacional se posó en lo que se hiciera o no desde los liceos, colegios o universidades.Era novedad que en las pautas de noticiarios internacionales las noticias volvieran a centrarse en la Sociedad Civil chilena, ya no en los círculos empresariales y en quienes administraban nuestro Estado. Ello permitió que se instalaran redes con otras organizaciones de países sudamericanos con preponderancia política con canales de acción común nunca antes vistos. Por fin se explicitaban ideas comunes y nuevas, se explicitaba la desigualdad material de nuestro continente y una concepción de la cultura política distinta que ya tenía tiempo avanzando en contra de los designios del BM o FMI.
Desde allí hubo mucho potencial para enriquecer los discursos, por ejemplo la demanda de educación gratuita con el Estado de garante concito un interesante debate que enfrentaba políticamente a nuevos bloques internacionales, ya no solo eran socialistas v/s libremercadistas, se agrega el factor medioambiental, el factor latinoamericanista, el factor de género y otros. Pero como los grandes temas no son unidimensionales, de educación a otras políticas macro hay un sólo paso y las conclusiones de esos debates eran tan contundentes que convidan a tomar parte. O se es conservador o transformador del status quo, en dirección pro o contra elite.
Por lo mismo que destaco la constante relación fraternal que tuvieron los estudiantes y sus ideas políticas en el continente. Para situarnos en la región, ya que mencioné el latinoamericanismo, es que hizo falta una institucionalización ya sea estudiantil o social que pudiera tener vigencia en la pauta informativa a largo plazo. No soy ingenuo, los medios de comunicación en un país donde están en manos de pocos es complejo aparecer y más si se trata de asuntos internacionales donde las pautas tienen mayor control, pero confío en ese/a periodista, en ese editor o en las agencias independientes que recuerda que las fronteras son imaginarias.
Quién sabe si existiendo un organismo institucionalizado, un acuerdo colectivo de funcionamiento latamente debatido, se pudiera cuestionar desde un válido sector de la sociedad civil las declaraciones de nuestros gobernantes respecto a la relación con los países de la región.¿Por qué tenemos que tolerar toda la tribuna hacia quienes argumentan la negativa salida al mar para Bolivia, por ejemplo?, ¿Qué sentido tenía mantener a los uniformados Bolivianos bajo nuestra jurisdicción que no reconocen ni reconocerán?
Es que esa técnica totalitaria del enemigo exterior para unificar una sociedad o subir en las encuestas debe tener una contraposición política más allá de los planteamientos tradicionales como la comisión de relaciones exteriores de la cámara que en su seno, en lo medular, no expresa diferencias ni diversidad.
Creo que es amplio el interés por los temas internacionales y por lo mismo es imperiosa una nueva mirada, pero ella debe ser robusta y constante, es decir, debe consolidarse políticamente, debe tener y proponer debate. No nos quedemos en el activismo instantáneo ya que mucho podemos hacer con los medios que tenemos, impidamos que nuevamente la historia se repita y descontrolemos la política del ejecutivo que puede tomar ribetes bélicos, nunca olvidemos que la guerra es una posibilidad y evitarla una oportunidad para unir pueblos.
Por Miguel Echeverría
Estudiante de Ciencia Politica y Relaciones Internacionales UAH
Militante Nueva Izquierda
Santiago de Chile, 6 de marzo 2013
Crónica Digital