Aunque cueste decirlo, Rebeca Godoy ha callado por siempre.
Pero no es verdad porque su voz y sus versos siguen presentes, hoy y siempre.
Su lucha final por permanecer viva, se frustró por una enfermedad cruel. Y es cierto, perdió esa batalla.
Pero gano su guerra, o su porfía, que era por la libertad, por los derechos de los humildes, por la dignidad de los rebeldes, por las esperanzas de quienes siempre soñaron por y con la libertad., la justicia, la dignidad.
Porque Rebeca Godoy, fue antes que nada, una artista del pueblo, una voz que simbolizó y encarnó, los objetivos de un pueblo en .lucha.
No solo acompañó, sino que encanto, enamoró, animó, protagonizó.
Fue pura pasión. De la buena, de la que se entrega y no pide nada a cambio, solo tu compromiso, tu aliento, tu propia pasión, y un vaso de buen vino.
Fue leal. Y como artista del pueblo acompañó y protagonizó las luchas contra la dictadura, contra las fuerzas de la reacción y los enemigos de las libertades, todas las libertades.
Hoy le llegó la hora de la muerte, esa partida inevitable, definitiva, pero como sucede con los buenos, con los grandes, con los nuestros, sigue viviendo y persiste en cantarnos, en combatir en las nuevas trincheras por la democracia, la equidad, por la igualdad, contra el abuso, por sus utopías, sus sueños insurgentes.
Porque era, Rebeca, un espíritu libertario, ajeno a lo farandulero, a los compromisos superficiales, a las conveniencias del momento.
Ella estuvo en las barricadas, de la cultura y de la calle. Vivió y canto las protestas que enfrentaron a la maquinaria criminal de la dictadura de Pinochet. Es posible que haya lanzado no solo versos y notas musicales,, sino que bombas incendiarias contras los agresores uniformados y blindados.
También eso fue, en su momento, poesía revolucionaria, rebeldía inflamada,, metáfora de un sentimiento colectivo, ciudadana.
La vieron transitar poblaciones populares como La Victoria, La Legua, La Bandera y Villa Francia, donde fue parte de talleres, grupos de canto, iniciativas de alfabetización y encuentros de poesía entre otras actividades. Llevaba su voz, sus mensajes poéticos y políticos melodiosos y desagarrados, a actos solidarios, ollas comunes, sindicatos, escuelas y colegios profesionales.
Estuvo en las peñas de entonces, la de Pancho Caucamán y la de René Largo Farías, quién la quiso y a quién ella siguió amando hasta ahora.
Llevo el testimonio de Chile y su pueblo a Bélgica, Alemania, Holanda, Suecia, Suiza, Inglaterra, Francia, Dinamarca y Luxemburgo. En Suecia recorrió desde Gotemburgo hasta Estocolmo y en Alemania actuó en ciudades como Stuttgart, Frankfurt, Weisbaden, Koblenz y Kolh, dponde la recibían los chilenos del exilio y los nacionales solidarios.
También.. canto en Canadá ya entrados los años ’80, con visitas a ese país registradas en 1981, 1985 y 1989 y con paradas en Toronto, Montreal, Edmonton, Calgary y Vancouver, entre otras. Y en Centroamérica actuó en Panamá, El Salvador y Nicaragua, donde asistió en al décimo aniversario del gobierno sandinista.
Hoy ha llegado una hora tremenda, súbita, irreparable, la de la despedida, pero como todos sabemos, no mueren los que luchan, no mueren los que han entregado su vida a las tareas colectivas, que se han sumado, han vivido y perviven en las esperanzas de todos.
Rebeca era de los nuestros. En mayúscula. Y era un torbellino que desafiaba, nuestras certidumbres, siempre poniéndole un horizonte más lejano e iluminado, a nuestros objetivos del presente.
Recomiendo leer sus versos. Hay allí inspiración y compromiso.
Canto al Cono Sur
“Tu amor fundió la piel de los humildes
descansa a la luz de tus principios,
contigo van, Ernesto, los obreros
jugándose el salario en cada grito”.
Décimas carcelarias
«Iban caminando al río
a recordar a sus muertos
que allí botaron los puercos
un día triste y sombrío”.
Décimas por Rebelión-.
.Esta empeñado en quedarse
hasta el año 89,
del sillón el no se mueve,
pero tendrá que largarse
al infierno ira a quemarse,
ojalá dentro de este año,
se rebelarán los rebaños,
y podremos derrocarlo
con rebelión popular
al engendro que hace daño”.
En eso, ella no cedía, imprecaba, “pataleaba” y se apasionaba.
Eso era lo que la hacía distinta, diferente, inquietante, original y díscola, disidente, provocadora.
Y querible.
Y ello inspiraba a su entorno, y no podía dejar indiferente a nadie.
Como olvidar sus versiones de boleros universales y canciones populares como «Dos gardenias», «Piensa en mí», «La llorona» y «Tres veces te engañé» hasta el tango «Qué buena fe», canciones como «Nicaragua, Nicaragüita», grabaciones más recientes como «Nada ganamos», «Canta, compañero», de la compositora argentina Teresa Parodi, y la raíz afro de «Tango negro», además de su versión para el éxito «Resistiré»,
Podemos decir, como ella lo quiso, que se fue cantando. Dejando con la pena a los que ella nos definía como sus “cronopios”.
Creo que nos hará falta su desafiante altivez de mujer del pueblo, su actitud de interpelación permanente. Y su voz cálida y potente
Buen viaje.
Por Marcel Garces.
Santiago de Chile, 22 de agosto 2013
Crónica Digital